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jueves, 5 de julio de 2012

El otro Alí Rodríguez


En los catorce años de la Presidencia de Hugo Chávez, un abogado con buenos conocimientos de finanzas y economía petrolera, Alí Rodríguez Araque, ha sido uno de los protagonistas principales en el diseño y ejecución de estrategias y tácticas políticas oficiales. Con su trato amable, lenguaje decente, larga experiencia en el mundo de la subversión en los años 60, 70 y comienzos de los 80, ese abogado desempeñaba un papel fundamental en las relaciones de los grupos de ultraizquierda con el gobierno cubano.

En el otoño de su vida y con los naturales achaques que inexorablemente lo aproximan al retiro, Rodríguez se ha desempeñado como ministro de Energía y Minas, Presidente de la OPEP, embajador en Cuba, ministro de Relaciones Exteriores, ministro de Finanzas, ministro de Energía Eléctrica y secrtetario General de la Unión de Naciones del Sur (Unasur), posiciones desde las cuales ha fungido como defensor de la “legalidad y la pulcritud ciudadana”. En su época universitaria, él había sentido atracción por los radicalismos de izquierda, y ponía en práctica sus destrezas en la elaboración de artefactos explosivos rudimentarios que eran utilizados para generar zozobra en la población, así como en lo que con eufemismos la guerrilla llamaba “expropiaciones revolucionarias”. Los cuerpos policiales lo sindicaban de haber planificado con los también subversivos Douglas Bravo y Francisco Prada Barazarte, el estruendoso secuestro (junio de 1972) de un acaudalado industrial conocido como el “Rey de la Hojalata”, Carlos Domínguez, por cuya liberación la familia se vio obligada a pagar cinco millones de bolívares de la época15. Para preguntarle sobre ese y otro asunto, mientras escribía el presente libro llamé cuatro veces a Bravo -quien había comandado varios focos guerrilleros en las montañas venezolanas-, pero sus respuestas nunca pasaban de evasivas.

Cuando ocurrió el secuestro de aquel industrial de avanzada edad, Rodríguez Araque, comandante “Fausto” (contra quien llegaron a acumular 17 autos de detención por distintos delitos), era miembro del Partido de la Revolución Venezolana-Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (PRV-FALN), que encabezaba Bravo, en el cual dos grupos de guerrilleros actuaban como unidades tácticas de combate. Uno pequeño denominado Unidad Móvil, comandado por Armando “Chino” Daza, se ocupaba de asesinatos, asaltos y atentados terroristas, y el otro -del cual formaba parte Alí Rodríguez Araque- asumía tareas un poco más especializadas, como traslados de dinero y de secuestrados, propaganda y reclutamiento de jóvenes.

Los organismos de inteligencia consideraban igualmente peligrosos a los dos grupos, que funcionaban separadamente pero coordinaban sus actividades y se intercambiaban participantes, dependiendo de cada caso. Entre Rodríguez Araque y el “Chino” Daza existía una relación tan estrecha que permitía, por ejemplo, la participación del primero en la planificación del secuestro de Domínguez y del segundo en su ejecución del hecho. En el libro Los caminos del guerrero, de Luis Posada Carriles (que trabajaba para cuerpos policiales venezolanos en la lucha antiguerrillera y luego se vio involucrado en la voladura de un avión de Cubana de Aviación, que causó numerosas víctimas), se describen estos hechos en forma detallada y se señala que muchos asaltos a bancos y estruendosos golpes publicitarios se realizaban con ese mismo modus operandi.

A Daza le eran atribuidos más de diez homicidios a sangre fría, de militares, policías y civiles en distintos hechos en varias zonas del país. Entre otros, en marzo de 1967 fue sindicado de haber secuestrado, sometido a torturas y matado de tres balazos por la espalda al doctor Julio Iribarren Borges, un prominente y culto abogado que presidía el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), hermano del canciller de la época, Ignacio Iribarren Borges, en el gobierno del presidente Raúl Leoni (1964-69); de haber acribillado al mayor del Ejército Francisco Astudillo Suárez en diciembre de 1966; y, en mayo de 1967, a Carlos Hernández, un funcionario de la Policía Técnica Judicial.

Douglas Bravo en varias oportunidades atribuyó el homicidio de Iribarren, que generó gran indignación nacional y repudio internacional, a un terrorista de derecha infiltrado en las guerrillas, Adolfo Meinhardt Lares. Con sus habilidades, Meinhardt había logrado mezclarse con la guerrilla venezolana, al ser recomendado por el temible comandante cubano “Barba Roja”, Manuel Piñeiro, fallecido en 1998, que estaba casado con una escritora marxista chilena, Marta Harnecker, que mucho tiempo más tarde sería admiradora, amiga y apologista de Hugo Chávez. “Barba Roja” gozaba de la más estricta confianza de Fidel Castro y no daba un solo paso sin su consentimiento. Como responsable del homicidio del abogado Iribarren también había sido mencionado otro miembro del grupo guerrillero de Douglas Bravo, Eleazar Fabricio Aristiguieta, “el loco Fabricio”, que tenía una larga lista de antecedentes penales por delitos comunes.

Las versiones de que Meinhardt era doble o triple agente siempre habían circulado, pero él sabía moverse en la cuerda floja. En una ocasión, mientras estaba preso por el asalto a una sucursal del Banco Miranda en Caracas, durante la administración del presidente Leoni, Meinhardt delató a los involucrados en una “Operación Geranio” destinada a asesinar a Carlos Andrés Pérez en un apartamento que frecuentaba en Sabana Grande, situado en el segundo piso del edificio Galerías Venecia. Era un complot preparado por elementos de ultraizquierda, con la participación de un teniente cubano que murió durante el allanamiento efectuado a raíz de la delación16.

En lo que fueron unas memorias escritas de manera farragosa, tituladas Yo, el terrorista, 1957-196217, Meinhardt admitía sus relaciones con militares conspiradores de derecha y con ciertos círculos de la oligarquía, así como haber intervenido en variados hechos desestabilizadores y haberse infiltrado en el movimiento comunista. Entre otras cosas, él sostenía que Douglas Bravo planificaba y ordenaba asesinatos desde las montañas y desde el exterior.

Quienes muchos años más tarde militaron con Alí Rodríguez en la Causa R -partido de izquierda que en las elecciones presidenciales de 1983 postuló al elitista de derecha Jorge Olavarría-, lo describían como metódico, callado, sigiloso, estudioso, calculador, discreto, de decisiones firmes. Claro en sus objetivos, que siempre sabía retroceder para luego avanzar. A pesar de las contradicciones impuestas  en 1983 por el fundador de la Causa R (Alfredo Maneiro), “Fausto” nunca se distanció completamente de la dirigencia comunista cubana y, más adelante, en la culminación de un proceso de luchas internas que se desarrolló en la Causa R, se alió con Pablo Medina y otros para formar en septiembre de 1997 una nueva organización, Patria Para Todos (PPT), que apoyaría la candidatura presidencial de Chávez en 1998.

Sus comienzos políticos habían estado en el Partido Comunista, a cuyas guerrillas se incorporó en los años sesenta y encontró una gran afinidad con Douglas Bravo, jefe del Frente “José Leonardo Chirino” en la intrincada Sierra de Falcón, en la parte occidental venezolana, donde muchos guerrilleros murieron por mordeduras de serpientes y por enfermedades transmitidas por insectos. Cuando Bravo fue expulsado del PCV en 1966, fundó con Rodríguez el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) y, posteriormente, ambos crearon otro movimiento subversivo de escaso aliento, Tendencia Revolucionaria. Sus actividades guerrilleras también cubrieron ciertas zonas del oriente del país durante los años setenta, donde coordinaba actividades terroristas.

Mientras formaba parte de la Causa R, Alí Rodríguez fue atropellado por un vehículo en las inmediaciones de su casa en Caracas, lo que requirió una operación y posterior tratamiento médico en Cuba. El accidente, sobre el cual corría la especie de que podía haberse tratado de una venganza política, le dejó secuelas en una pierna que por años lo obligarían a usar bastón.


15 Sangre, locura y fantasía, La guerrilla de los 60.  Antonio García Ponce. Pág. 105.  Editorial Libros Marcados, Caracas, 2009.  Cita de Los caminos del guerrero, de Luis Posada Carriles.
16 Memorias proscritas, Carlos Andrés Pérez. Págs. 182-183.  Libros El Nacional, colección Fuera de Serie, Caracas 2006.
17 Adolfo Medinhardt Lares, Yo, el terrorista, 1957-1962, Editorial Cunillera, Madrid, 1974.


Extracto del libro Un país de culpas.  Páginas 53 y 54.

martes, 3 de julio de 2012

Chávez se golpea el abdómen

Ricardo Escalante, Texas
Al revisar los videos sobre el comienzo oficial de la campaña electoral en Venezuela, encuentro uno titulado "Diosdado Cabello se cae de la carroza de Chávez", grabado hace dos días, cuando el Presidente venezolano se desplazaba entre los estados Carabobo y Aragua. Sugiero a mis seguidores que lo vean detenidamente, concentrando la mirada en Chávez: En el momento del frenazo del vehículo, el Presidente se va bruscamente hacia adelante y aparentemente se golpea en la zona abdominal, supuestamente afectada por la lesión cancerosa dos veces operada en La Habana y sometida a radiaciones.
Si estuviera tan enfermo como se ha dicho y si esa parte estuviera tan delicada, él tal vez hubiera tenido que interrumpir el acto. Véanlo en el siguiente link: 
 http://www.lapatilla.com/site/2012/07/01/diosdado-cabello-se-cayo-de-la-carroza-de-chavez-video /

Agregado: Después de esa escena he visto a Chávez en otros actos públicos.  Así, por ejemplo, encabezó la larga y fastidiosa ceremonia de los ascensos militares,hoy martes 3 de julio.

PD. En caso de dificultades para abrirlo, pueden copíarlo y pegarlo en la barra del buscador

domingo, 1 de julio de 2012

¿Malas pulgas yo?

Ricardo Escalante, Texas
Son las seis de la tarde. El calor es intenso y húmedo. Me siento en el patio, miro los árboles y noto que ni siquiera una hoja se mueve. El tiempo transcurre lenta, pesada y pegajosamente y, no sé por qué, en el aire flota el presagio de algo malo. Trato de concentrarme en Los años con Laura Díaz, mientras un noticiero radial avanza con poco volumen.

Apenas he estado diez o quince minutos en eso, pero la sensación de que algo malo va a ocurrir no me abandona. Miro a un lado, veo un pájaro negro que con aire desafiante camina hacia mí, no vuela, como para infundirme pavor. Ya no puedo más y me levanto contrariado: El pájaro negro, el calor y todo eso de mal augurio, me impide fijar la atención en Carlos Fuentes y en aquello que podía haberme ilustrado sobre los avatares de la vida mexicana. Pero bueno, toda la vida he sido incapaz de hacer dos cosas a la vez y admito que con frecuencia una ha sido demasiado.

En esas estoy cuando repica el teléfono celular y presiento una mala noticia porque, además, no esperaba ninguna llamada. Al fin y al cabo nadie o casi nadie me llama, cosa que me place. ¿Aló? ¿Aló?, del otro lado viene la voz de mi viejo y hasta fastidioso amigo inglés.  “¡Hey!, ¿dónde andabas, que has hecho?”  “Bien, bien, viajando, en reuniones aquí en Minsk, viendo lo que pasa, pero no te había llamado porque eres malas pulgas… Aquí hay algo que te interesa y…”  Para cortar por lo sano, creo yo, interrumpo a mi irónico amigo inglés diciéndole que nada de la lejana Bielorrusia me interesa.

“Pues sí, y mucho. Vine a explorar negocios porque, como sabes, ustedes acaban de firmar un montón de acuerdos económicos con Bielorrusia y uno rojo rojito me sugirió algo pero, tu sabes, siempre es lo mismo: ¿Cuánto hay pa´ eso?, y hasta me proponen inflar precios en 1.700 por ciento”.  No sé por qué, pero esas frases de mi arrogante amigo suenan exageradas, y no sé quién se atrevería a hacer eso en el gobierno venezolano de Chávez, pero el británico continúa: “Ya te daré detalles. El alto, blanco, pelo canoso, ojos azules y voz aterciopelada, ya anda moviendo sus hilos.  Una vez te expliqué cómo hacían el negocio con leche china podrida y otra vez van por ahí”…

Sé, me consta que este amigo, conocedor de los buenos pubs de Londres, sabe colarse en lugares importantes y entablar pronto amistades de alto vuelo y, por lo mismo, le creo cuando me dice que hay razones suficientes para seguirle la pista a Kolia, ese personaje sui géneris que a sus 7 años anda de paltó y corbata, una pistola verdadera al cinto y repartiendo órdenes que inmediatamente son acatadas por agentes de seguridad. Bajando un poco el tono de voz, agrega algo que parecen preguntas pero que en realidad esconden afirmaciones: “Entre ustedes no existe un “Kolia”, ¿verdad?  A Huguito, jr, no se le ve cerca del poder y existe una manifiesta predilección por las hijas, particularmente por Rosa Virginia, a quien le atribuyen ambición política”.

Ya cansado por la perorata, exclamo: “¡Coooño, chico! Termina de decir lo que vas a decir”.  “Bueno, tu no cambias. Eres malas pulgas. Lukashenko ha estado 19 años en el poder y ya está preparando a Kolia, Hugo ya tiene 14 en el palacio presidencial y está preparando a Rosa Virginia, pero si el cáncer no lo derrota mandará 50.  ¡Reacciona, coño!”
ricardoescalante@yahoo.com



viernes, 29 de junio de 2012

Reacción de Jóvito A. Villalba V., ante mi artículo El Jóvito Villalba que conocí

Amigo Escalante:
Gracias por su envío en nombre mío y de mis hermanos. Su perfil de mi padre es muy próximo a lo que él era. Lamento disentir de Ud en cuanto su supuesta naturaleza perdedora. Creo que, más bien, fue un triunfador y por todo lo alto; sucede sí, que quienes no estuvieron compenetrados con su valorativa y asimilan el éxito con la llegada a ciertas posiciones, no están en condiciones de evaluar la profunda satisfacción que dejó en nosotros eso que algunos califican como derrotas.
 Entre sus muchas reacciones incomprensibles señala Ud., el episodio de la Nueva Fuerza en 1973. Al respecto déjeme aclararle, con la autoridad que me confiere el haber sido yo, en esa época, militante comunista, que efectivamente el Dr Villalba fue víctima de un fraude adelantado por Guillermo García Ponce, quien en connivencia con Eduardo Machado alteraron lo que era la línea imparcial del Buró Político del PCV y ordenaron a la militancia y simpatizantes comunistas que participaban en el congreso de la Nueva Fuerza, votar por Paz Galarraga porque sabían que de esa forma se saboteaba la unidad y obligarían al PCV a votar por Lorenzo Fernández , que era la solución que en ese momento ellos apoyaban. Cuando el PCV detectó esa traición de Eduardo  y de Guillermo inmediatamente los expulso y ellos se fueron a formar tienda aparte llamada Vanguardia Comunista, que al final terminó votando por Lorenzo. Esa es historia patria que, lamentablemente no es muy conocida ni se imparte en los manuales de historia del país.
Gracias nuevamente por su articulo y espero haber contribuido algo en su mejor conocimiento de los hechos.
Atentamente, JAVV.
 

jueves, 28 de junio de 2012

México, elecciones y desconcierto


Ricardo Escalante, Texas
Las elecciones mexicanas de este domingo primero de julio marcarán el retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno y con él se abrirán grandes incógnitas sobre la estabilidad de las instituciones de un país grande en términos territoriales y de población, inseguro y con una cada vez más debilitada influencia internacional.

Cuando escribo esto faltan apenas unas horas para el inminente triunfo del candidato priísta Enrique Peña Nieto, después de dos períodos consecutivos del Partido de Acción Nacional (PAN) en la Presidencia de la República. Hace doce años nadie podía pensar que el PRI, luego 70 años de poder hegemónico y vicios, tendría capacidad para reorganizarse y agarrar otra vez las riendas del país azteca. Nadie apostaba un centavo a que eso ocurriera y, sin embargo, ahí está.

Ese regreso no es fruto de especiales cualidades de liderazgo de Peña Nieto, sino la consecuencia de promesas incumplidas de los gobiernos de centro derecha de Vicente Fox y Felipe Calderón, de una inseguridad galopante que recuerda la peor era colombiana del narcotráfico y, además, el resultado de la ausencia de opciones sólidas: Andrés López Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), es un demagogo con arranques de intemperancia, con un pasado de simpatías chavistas y hasta de desconocimiento del triunfo del presidente Calderón, mientras la señora Josefina Vásquez Mota, del PAN, ha tenido que cargar con el desprestigio de la administración de Calderón y con el rechazo de Fox, que ahora apoyaba lo que en sus mejores tiempos combatía: el PRI.

Atado a poderosos intereses económicos y con acusaciones de falta de probidad, Peña Nieto llega a la Presidencia mexicana cuando el régimen venezolano todavía despierta simpatías importantes e inocultables en la región y ha desatado una preocupante carrera armamentista. La solidaridad desarrollada a través de Petrocaribe y la promoción de gobiernos autoritarios financiados directamente desde Caracas, han alimentado silencios y complicidades a pesar del riesgo de un conflicto militar. Brasil, entretanto, ha cosechado un impactante crecimiento económico y algunos resultados positivos en sus políticas internas, pero en su política internacional ha coqueteado con Chávez para lograr negocios para sus empresas.

En este momento no hay elementos suficientes para pensar que a corto plazo México podrá servir de punto de equilibrio, de moderación o contrapeso frente a Hugo Chávez. En estos últimos años los mexicanos se han sumido en violencia y en problemas sociales tan agudos, que por el bien de México y de América Latina, no queda otra posibilidad que desearle el mejor de los éxitos al enigmático Peña Nieto. ¿Lo hará bien?

viernes, 22 de junio de 2012

Hipocresía ante el caso Lugo

Ricardo Escalante, Texas
La destitución del presidente Fernando Lugo, de Paraguay, preocupante por muchas razones, pero no es la primera vez que algo de ese tenor ocurre en el Continente y, por lo mismo, debe ser analizado con especial detenimiento.

Todo indica que Lugo no tuvo responsabilidad directa en los asesinatos que se le imputan, a pesar de lo cual fue destituido sin fórmula de juicio. Bastó el salto de talanquera de un grupo político que antes lo apoyaba, para conformar la mayoría inquisidora. No se tomó en cuenta la condición de Primer Magistrado de la República, que en cualquier país con un estado de Derecho respetable habría ameritado un tratamiento especial. Eso, por supuesto, no exculpa a Lugo de los mayúsculos errores cometidos durante su ejercicio presidencial, entre ellos la promoción de invasión de tierras al estilo del régimen venezolano de Hugo Chávez.

En Venezuela ya una vez ocurrió algo parecido que desembocó en la alteración del sistema democrático que había prevalecido durante cuarenta años, aunque había serias fallas y vicios. A Carlos Andrés Pérez lo destituyeron con procedimientos amañados, en medio de una confabulación de sectores de derecha e izquierda, después de dos golpes de Estado, cuando, como en el caso de Lugo, apenas faltaban 9 meses para el final de su mandato.

La destitución de Fernando Lugo es interesante en tanto en cuanto que despertó la inmediata solidaridad del gobierno venezolano, cuyos personeros fueron parte de la desestabilización del presidente Pérez. Hugo Chávez protagonizó el golpe del 4 de febrero de 1992 y fue cómplice del segundo, que tuvo lugar el 27 de noviembre de aquel año. El flamante secretario general de Unasur, Alí Rodríguez Araque, nunca condenó aquellas acciones de Chávez y, por el contrario, siempre las ha celebrado.

Evo Morales, Daniel Ortega y otros reivindicadotes de los golpes de 1992 en Venezuela, ahora se rasgan las vestiduras en defensa de lo que, evidentemente, es una retaliación política para defenestrar a Lugo. En pocas palabras, demuestran doble moral.

Es de suponer que el derrocamiento de Lugo traerá consecuencias institucionales en Paraguay, país con un pasado de dictaduras militares tan brutales como la de Alfredo Stroessner, que sojuzgó a su pueblo entre 1954 y 1989. La confabulación contra Pérez las tuvo en Venezuela, muy graves, y seguimos pagando el alto precio.
 ricardoescalante@yahoo.com


jueves, 21 de junio de 2012

Mensaje del Dr. Fernando Mires

Estimado Ricardo,
He terminado recién de leer su excelente libro. Tuve interrupciones que determinaron su lectura hasta el final. Habiendo cerrado el libro creo que tengo que agradecerle, en primer lugar, por la tan grata lectura que me ha regalado y, en segundo lugar, por la ampliación del horizonte que mantenía en torno a su país.

A veces pienso que los verdaderos historiadores son los periodistas. Por lo menos, cuando se trata de temas políticos. Será quizás porque no están sumidos en teorías farragosas y viven la política al día junto a sus actores quienes no son tesis, sino seres reales, contradictorios e imprevistos como es el ser humano. La misma impresión tuve hace algún tiempo cuando mi estimada amiga Paulina Gamus me dio a conocer el borrador de sus memorias. Pues, la suya, Ricardo, es historia viviente; y lo digo sin ánimo de elogio.

Lo que más me impresionó de su libro fue su excelente manejo de los tiempos. No es una narración vertical sino cíclica, va y viene. Ese talento sólo lo tienen los grandes novelistas, pienso en Proust y Faulkner. Aplicado ese tiempo cíclico a la narrativa histórica, adquiere una nueva dimensión.

Claro, usted y yo sabemos que a ese libro le falta un final; ese tendrá lugar el día 7 de octubre. Yo pienso que si el ritmo de Capriles se mantiene, va a ganar. Es casi una intuición. Si eso no sucediera Venezuela sería realmente un país de culpas. Esa intuición se ha visto reforzada con la lectura de su libro. Me será muy, pero muy útil.
Gracias otra vez y le deseo, a usted como a su país, el mejor de los futuros.
Muy amistosamente
Fernando Mires

*Profesor catedrático de la Universidad de Oldemburg, Alemania.
Privat Hodzent en política internacional (máximo título académico otorgado por las universidades alemanas)

miércoles, 20 de junio de 2012

El Jóvito Villalba que conocí

Ricardo Escalante, Texas
Jóvito Villalba, líder fundamental de Unión Republicana Democrática (URD), es probablemente el venezolano que mejor representa la imagen del perdedor y, al mismo tiempo, de pertinaz luchador por sus convicciones cívicas y antimilitaristas.

Desde temprano en su vida y hasta el final, comprendió que su campo de acción estaba en el combate a los totalitarismos y en la defensa de las libertades, del pluralismo político. En eso era firme, decidido, y nunca, ni por nada ni por nadie, renunció a su propósito. Estuvo varias veces en el exilio, fue perseguido, encarcelado y, por la misma razón, sus estudios de Derecho se hicieron demasiado largos.

URD siempre esperaba conocer el criterio del conductor y su seña para trazar el camino a seguir. La vida de Villalba fue simultánea con las de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, con quienes muchas veces coincidió y también discrepó y compitió. Nunca ganó, pero en ningún instante se sintió empujado a darle una patada a la mesa, a entrar en conspiraciones para derrumbar el sistema democrático que había contribuido a levantar en Venezuela. Con Betancourt y Caldera firmó el famoso Pacto de Punto Fijo -destinado a darle sustento al gobierno que surgiera de las elecciones presidenciales de diciembre de 1958-, cuya duración fue corta pero se convirtió en sinónimo de gobernabilidad y entendimiento nacional.

Con su voz gangosa y su especial inteligencia, Villalba es probablemente el mejor orador venezolano de todos los tiempos y un constitucionalista y profesor de especial brillo. Sus diagnósticos políticos eran precisos, acertados, a partir de los cuales diseñaba estrategias que pronto abandonaba para terminar en fracasos que no lo amilanaban. El carácter explosivo hacía que entre sus allegados se dijera que había que tenerle un cariño especial, para entender sus reacciones a veces desconcertantes, como ocurrió cuando horas después de haber participado en la elección del candidato presidencial de la Nueva Fuerza para las elecciones de 1973 -en una alianza con el Movimiento Electoral del Pueblo y con el Partido Comunista- y haber reconocido a Jesús Angel Paz Galarraga como ganador, denunció fraude y se postuló en representación de su propia tienda política. En esa oportunidad obtuvo sólo 3 por ciento de los votos.

Lo conocí en los años 70 en su oficina de la Torre Polar, en la Plaza Venezuela, cuando yo era reportero de El Carabobeño en Caracas y él jugaba un rol estelar en el país. Después, mientras yo trabajaba para El Universal, nos hicimos amigos y yo lo frecuentaba. Era culto, irónico, conocedor de grandes políticos, entre quienes admiraba de manera especial al francés Léon Blum y su socialismo democrático.

Con el paso de los años, Villalba había llegado al convencimiento de que la reelección presidencial era nefasta para los pueblos, frente a lo cual era recomendable vacunarse con anticipación. Una vez, mientras almorzábamos en el restaurante Urrutia, en la avenida Solano de Caracas, le hice un comentario sobre lo que parecían ser los signos iniciales de la aspiración de nuestro común amigo Carlos Andrés Pérez a presidir la República por segunda vez. Escuchó con atención y luego dijo algo que no olvido: “Si Carlos Andrés se lanza, me va a encontrar de frente”, pero, por supuesto, no pudo cumplir su sentencia porque la salud le jugó una mala pasada y pronto dejó de aparecer en público.

Como ejemplos contundentes de aquella afirmación, citaba los casos de Hipólito Irigoyen en Argentina y de Alfonso López Pumarejo en Colombia, quienes después de haber sido exitosos en sus primeros gobiernos, condujeron a sus países al desastre en segundas oportunidades.
ricardoescalante@yahoo.com

miércoles, 13 de junio de 2012

El Carlos Andrés que conocí

Ricardo Escalante, Texas
Durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), yo cubría ocasionalmente informaciones en el Palacio de Miraflores y, a veces, escuchaba algunos rumores sobre la existencia de una amante del Presidente.  Ella, sin embargo, no era vista por allí y todo indica que sus visitas a ese lugar eran poco frecuentes y ocurrían en horas de poca actividad.

Aquella era la época del boom petrolero y de “La Gran Venezuela”, cuando el Presidente nacionalizó las industrias de los hidrocarburos y del hierro, estimuló el surgimiento de una nueva clase media y creó el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, que permitió la formación de un importante contingente de jóvenes venezolanos en las mejores universidades del mundo. También fueron construidas importantes obras de infraestructura y la política de pleno empleo produjo resultados importantes.

Rómulo Betancourt, cuya influencia en Acción Democrática y en el país era muy grande, había sido el promotor de la expulsión de Cuba de la OEA y del bloqueo económico y, por supuesto, rechazaba toda posibilidad de restablecer relaciones diplomáticas con el régimen de los Castro. Convencido de que la mejor manera de impulsar la democratización de Cuba era evitando su aislamiento, CAP reanudó las relaciones diplomáticas e irritó al fundador del partido. Ahí comenzó la ojeriza.

En aquel momento tuve la oportunidad de conocer al entonces Presidente y entablamos una amistad que con el paso de los años se robusteció. Conversé con él en innumerables oportunidades, muchas veces hasta sobre asuntos intrascendentes y ví en él un político de especiales condiciones políticas y humanas, sin rencores ni sectarismos. 

El estilo frontal de abordar el debate político le generaba adversarios, pero él practicaba la democracia al no buscar la liquidación de sus adversarios y, por el contrario, les daba nuevas oportunidades. Su tesis era que los males de la democracia se curaban con más democracia. Esto era una virtud y, al mismo tiempo, un error que tuvo que pagar caro porque, por ejemplo, a pesar de haberle sido hechas advertencias a tiempo, aceptó que un hombre lleno de odio y enamorado de sí mismo, Ramón Escovar Salom, fuera designado Fiscal General de la República. Lo que vino después es harto conocido.

Carlos Andrés Pérez era valiente. En la medida en que los problemas eran más grandes él se crecía. No se escondía ni lloraba cuando el mundo de le ponía pequeño, como si lo ha demostrado el teniente coronel que intentó derrocarlo y asesinarlo.

Los golpes de Estado de 1992 desestabilizaron su segundo gobierno cuando la economía nacional daba muestras de haber comenzado a enderezarse. Ya estaban en curso las conspiraciones de todo género, en medio de las cuales el país echaba humo por los cuatro costados y fue pavimentado el camino para someter a juicio al Presidente. Me consta que entre sus peores enemigos había adecos que actuaban por mampuesto contra él y trataban de hacerlo aparecer como el único culpable de todos los males.  Ellos se sintieron felices expulsándolo del partido y luego, cuando murió, algunos se rasgaban las vestiduras en medio de loas para tratar de convertirlo en un héroe.

Una vez le escuché decir privadamente a Carlos Andrés Pérez que su pecado había sido el de la carne, y tal vez debió haber impedido ciertas apariciones públicas de Cecilia Matos, como esa de la fastuosa celebración de un cumpleaños con dos mil personas, entre quienes destacaba la embajadora colombiana Noemí Sanin.  Aquella vida políticamente agitada y amplia a la vez, con decisiones y hechos que están en la historia venezolana, ni siquiera encontró descanso al morir: Su cuerpo pasó meses en una nevera como consecuencia de lamentables disputas familiares

sábado, 9 de junio de 2012

Nota de Horacio Medina

 Ayer inicie la lectura del libro, Un Pais de Culpas, escrito por el periodista Ricardo Escalante, al que nos habiamos referido hace un par de semanas con relacion a lo expresado en su capitulo XII: Petroleo Corrupcion, Ineiciencia y que un amigo me envio, via email, "escaneado".  Ahora libro, en mano y despues de haber leido las primeras 103 paginas, puedo recomendar su lectura con la certeza que encontraran en su contenido, muchas razones, muchas respuestas y tambien se formularan muchas preguntas.
Nota: Comentario hecho con el cual Horacio Medina acompañó la columna semanal que publica en el diario El Venezolano de Miami t también en el Noticiero Digital, enviada a sus amigos, el día 7 de junio de 2012.

martes, 5 de junio de 2012

Mensaje del Dr Eduardo Fernández

 Estimado Ricardo,
Acabo de terminar el primer capitulo de tu libro "Un pais de culpas" y lo encuentro muy bueno. Lei tu relacion de mi conversacion con R.C. sobre la candidatura presidencial para 1988. Muy ajustada a la realidad. Saludos. Seguire leyendo.
Tu amigo, Eduardo Fernández
Enviado desde mi BlackBerry de Movistar

El Caldera que conocí

Ricardo Escalante, Texas
Comenzaba mi experiencia reporteril en San Cristóbal, cuando un día de 1970 vi de cerca y saludé al entonces pletórico de vida y sonriente presidente Rafael Caldera. Impecablemente vestido de gris, engominado como siempre, corbata azul, zapatos negros brillantes, sonriendo frente a todos y estrechando manos. No respondía preguntas de los periodistas porque todo lo que tenía que decir lo decía en su acostumbrada rueda de prensa semanal, cuya primera parte era televisada y con preguntas previamente seleccionadas.

A medida que los años avanzaban, mi pasión por el periodismo aumentaba y por distintas razones cambié varias veces de lugar de trabajo. Así fui ampliando poco a poco mi visión de la política venezolana, conociendo de vista y trato a distintos personajes. Unos se mantenían por largo tiempo en la vida pública, otros estaban allí por casualidad y pronto desaparecían. Otros estaban ahí para ocupar segundos lugares. Caldera estaba siempre entre los protagonistas esenciales.

La obra histórica del doctor Caldera era COPEI y no sus dos gobiernos medio insípidos, que no dejaron muchas cosas que recordar, aunque él trataba de proyectarse como autor de la pacificación nacional y gran líder socialcristiano. A medida que los años pasaban yo muchas veces lo entrevistaba en el fragor del debate nacional. Lo visitaba en el Escritorio Liscano, su oficina, situada en la avenida Urdaneta, a pocos pasos de la avenida Fuerzas Armadas y a 120 metros de El Universal, donde trabajé muchos años. Era frío, distante.

Él quería el partido a su manera. Ahí se había formado una generación de dirigentes con especiales cualidades intelectuales y políticas, pero el doctor Caldera los quería para pavimentar sus ambiciones personales y no para abrirle caminos a la organización que era su hechura.

Uno de sus discípulos una vez lo describió así: “Tenaz, perseverante, constante, terco en la búsqueda del poder. Para él no existía otro asunto más importante que el poder. Sentía que había un designio "Providencial" según el cual él tenía que ser Presidente. Se trataba de la voluntad de Dios. Al punto de que con frecuencia argumentaba: "Si Dios me conserva con buena salud, para qué puede ser sino para asumir la Presidencia."

Al escuchar oto día la misma frase, aquel discípulo osó preguntarle: “¿Usted se ha dado cuenta que yo también gozo de buena salud? Será que el compañero Dios tiene otro designio especial para mí?” Las cosas comenzaron a cambiar progresivamente de color y el doctor Caldera, retado por esa generación que solo podía servir para ser calderista, optó por darle la patada terrible a su obra histórica y condenarla a la agonía.

Después vinieron el discurso pronunciado por el doctor Caldera el 4 de febrero de 1992 en el Congreso y el sobreseimiento a la causa a que estaban sometidos Hugo Chávez y otros sublevados, con lo cual se vino a legitimar el golpe de Estado. Ahí comenzaron o, mejor, empeoraron los dolores de cabeza de los venezolanos, y hasta ese señor que llamaban “Presencia” porque era como la sombra del ex Presidente en todas sus apariciones públicas, también desapareció para siempre.
ricardoescalante@yahoo.com

viernes, 1 de junio de 2012

Razones para preocuparse


Ricardo Escalante, Texas
La candidatura presidencial de Henrique Capriles presenta debilidades que no podrían atribuirse ni a un solo factor ni a un solo personaje, que deberían ser vistas como la consecuencia de vicios y errores propios y ajenos con gravedad suficiente como para no formarse falsas ilusiones.

Ponderar el desenvolvimiento del joven candidato significa, en primer lugar, echar un vistazo al país para constatar que no se trata de una lucha sencilla, porque en los últimos trece años ha ocurrido una alteración valores ciudadanos que ha acostumbrado a buena parte de los sectores populares venezolanos a las dádivas del gobierno. Hay quienes han dejado de trabajar y hasta de estudiar para vivir de las “misiones sociales”, al asegurar ingresos para comer y hasta para tomar algunas cervezas los sábados. Para darle sustento al proyecto político oficialista, se ha creado una sociedad de holgazanes dentro de la sociedad venezolana.

No es fácil convencer a esos venezolanos de la necesidad de emprender tareas productivas y de que, al mismo tiempo, ellos han venido siendo utilizados políticamente por un gobierno que dilapida recursos que son propiedad de todos.  Resulta obvio que buena parte de los estratos D y E de la población se siente representada por el presidente Chávez y sus políticas y, en consecuencia, no es fácil luchar contra eso.  Como si fuera poco, con Chávez dejó de existir la separación de poderes y reina el uso gubernamental abusivo de los medios de comunicación.

Partiendo de ese hecho incontrastable, se presume entonces que el candidato opositor y su comando han tenido a mano minuciosos estudios del fenómeno como herramienta básica para diseñar una estrategia electoral eficiente, un mensaje capaz de llegar a los desposeídos y de atraer a quienes estiman bueno al régimen chavista porque dilapida.

Frente a tales consideraciones es necesario preguntarse: ¿La campaña de Capriles se fundamenta en estudios de ese tipo? ¿Tiene él los mejores asesores electorales y los toma en cuenta? ¿Durante la precampaña se hicieron estudios sobre la fragilidad de su discurso y las formas de mejorarlo? ¿Capriles evalúa de manera constante su propio desempeño y hace los ajustes necesarios? ¿Ha aglutinado a la oposición o, por el contrario, ha alejado aliados fundamentales? Las respuestas son, por supuesto, un secreto de Capriles y sus allegados.

Hay, igualmente, elementos de fondo que afectan la conducta de las organizaciones políticas opositoras: Transmiten la sensación de participar con reservas en la campaña electoral, movidas por intereses parciales que, en el supuesto de una victoria electoral de Capriles, desde el primer día colocarían al nuevo gobierno en situación de minusvalía. ¿Podrá sostenerse un gobierno en circunstancias tan difíciles? Alcanzar el máximo nivel de conocimiento de un candidato en la población toma tiempo y grandes sumas de dinero, a pesar de lo cual los partidos se entramparon en un conflicto para demorar la selección del abanderado en la creencia de que sacarían ventajas. Chávez, entretanto, ha utilizado todos los mecanismos posibles a su favor.

Henrique Capriles hace un encomiable esfuerzo y quienes estén en desacuerdo con el curso de los acontecimientos nacionales tendrán que votar por él y, por supuesto, sería imperdonable que hubiera partidos que actuaran como lo hicieron AD y COPEI cuando faltaban menos de dos semanas para las elecciones presidenciales que ganó Hugo Chávez en 1998. Todavía está fresco el arreglo o, mejor, la metedura de pata de su renuncia a las candidaturas de Luis Alfaro Ucero e Irene Sáez, para terminar ayudando a Chávez por vía indirecta.
www.ricardoescalante.com

miércoles, 30 de mayo de 2012

Mensaje del Dr Aníbal Romero

Estimado amigo Ricardo:

Leí con interés y provecho tu reciente libro Un país de culpas. Deseo felicitarte por el logro. Valoro el aporte que realizaste, tanto en lo referido al acopio y ordenada presentación de una gran masa de importante información, así como también la firmeza y claridad de tus juicios sobre el daño que se ha hecho al país, movido por la miopía política y el resentimiento que a su vez la nutre.
No dudo que tu libro se convertirá en documento de relevancia para el estudio de estos tiempos sombríos.
Con un cordial abrazo,

Aníbal Romero
PhD y Master ( M. A) en Estudios Estratégicos, King´s College ,
Universidad de Londres  (1984 y 1976 )

B.Sc. (Ciencias Sociales) en Ciencia Política y Filosofía, Universidad de
Bristol,  Inglaterra (1975)

viernes, 25 de mayo de 2012

¡Makled Presidente!


 Ricardo Escalante, Texas

Esta tarde dominical de mayo es pegajosa aun después del baño. Y, por supuesto, el sudor es todavía consecuencia de una de las exigentes jornadas de fogosidad juguetona de esa morena dominicana que se crió y fue a la escuela en Higuerote, pero que vientos de la vida la lanzaron a Texas para que ejerciera la delicada función de ser mi asistente privada. Ella no cambia y no puede cambiar porque esencialmente es eso, una irresistible morena mirandina mal injertada en tierras gringas.

Ella sigue pensando en los otrora maravillosos canales de Río Chico, ahora malolientes fuentes de malaria, y conoce mejor que nadie lo que llaman cultura popular porque la lleva por dentro. Es una buena expresión de nuestra idiosincrasia, razón suficiente para que yo explore a cada rato su olfato natural sobre lo que ocurre en Venezuela y en el Caribe en general, porque palpa al vuelo el significado de hechos irrelevantes que están ahí pero pocos ven.

El diálogo comienza con algunas referencias a lo que podría proporcionar el gobierno de Danilo Medina a los dominicanos, pero a ella le inquietan más las noticias sobre prominentes militares de varios países involucrados en narcotráfico e insinúa que el Cartel de los Soles tiene socios uniformados más allá de las fronteras venezolanas. “¿Sabes quién es Cliver Alcalá?”, a lo cual respondí que había escuchado ese nombre cada vez que se hablaba de cosas non sanctas en Venezuela. “ ¿Qué sabes de ese ministro Henry Rangel Silva y su sociedad con miembros de la familia “Chá, Chá, Chá?”. ¿Sabías que grandes cargamentos de drogas transitan el territorio venezolano con protección militar?”…

Yo, despistado como siempre, le pregunto el origen de sus afirmaciones. La respuesta es directa: “El narcotraficante preso Walid Makled señaló a 15 generales como socios suyos, a quienes les pagaba nada más y nada menos que un millón de dólares por mes. ¡Eso no lo digo yo! Más del 90 por ciento de los aviones que transportan cocaína colombiana hacia Estados Unidos y Europa, parten de Venezuela con ayuda militar. Sobre eso hay un documento elaborado por un organismo internacional serio”…

Ella hace una pausa de varios segundos pero no le digo nada porque sé que está hilvando algo: “Bueno, dos militares hace poco asesinados a balazos, el ex gobernador de Apure Jesús Aguilarte y Wilmer Moreno, eran conocidos por sus actividades en ese submundo, y el general Cliver Alcalá ha sido sindicado como presunto responsable de esas muertes. En entrevistas de televisión, los ex magistrados Eladio Aponte Aponte y Luis Velásquez Alvaray, personajes poco agradables pero buenos conocedores de la “justicia” chavista, han citado nombres. Velásquez enseñó papeles y habló de denuncias que nunca han sido investigadas”…

Después me comentó ciertos posibles nexos de militares venezolanos con altos funcionarios cubanos, hasta recordar incluso informaciones de fuentes norteamericanas. “Por eso Chávez tenía interés en que Makled fuera extraditado a Venezuela y no a Estados Unidos, cosa que explica los arreglos de ese poderoso narcotraficante con el gobierno a cambio de no revelar todo lo que sabe y sus nexos hasta con la familia “Chá, Chá, Chá”… Por eso, con un país así yo preferiría gritar ¡Makled Presidente!” En ese momento solo atiné a decirle que ella no sabía lo que estaba diciendo.
ricardoescalante@yahoo.com

jueves, 24 de mayo de 2012

Petroleo, corrupcion, ineficiencia

Horacio Medina, Miami
“En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos,
pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”.  Mahatma Ghandi
El título de nuestra nota semanal lo hemos tomado “prestado” del capitulo XII del libro “País de Culpas”, escrito por el periodista Ricardo Escalante. En realidad del libro, solo he leído este capítulo, gracias a que un dilecto amigo me lo envió “escaneado” porque pensó que sería de mi interés, luego de haber compartido una conversación sobre temas conexos. Por supuesto que nuestro amigo acertó, el libro, tanto que ya ordené el libro por internet porque, como ya se hace costumbre, a muchos les parece peligroso y comprometedor, vender libros donde se retratan las conexiones cloacales de un régimen forajido que pretende apoderarse de Venezuela. Tal vez, por esta última observación, me tomaría el atrevimiento de sugerirle al señor Escalante, cambiar el nombre o título del libro y lo renombraría “País de Cómplices y Culpables”, porque también por miedo y omisión muchos se han convertido en cómplices y hasta en culpables.

En este capítulo, el escritor hace referencia a los nombres que por siempre he considerado claves en reparto actoral de la tragicomedia del rentismo petrolero que han protagonizado Hugo Chávez y los primeros actores, Alí Rodríguez Araque, Rafael Ramírez, Bernard Mommer y Bernardo Álvarez, contando con un reparto de segundones que son grandes aprovechadores y, por supuesto, donde además participan convenidos, farsantes y engañados.

Siempre he sostenido que los grandes responsables de esta destrucción en la industria petrolera, son el Comandante en Jefe, Hugo Chávez y el tristemente celebre comandante Fausto, es decir Alí Rodríguez Araque, muy recordado en el país, como ejecutor de la campaña de la guerrilla urbana “cada día un policía” y en la industria petrolera, por los tres atentados terroristas perpetrados al oleoducto que une Ule-Amuay en Falcón-Zulia.

Pero sin duda que tras bastidores hay muchos más, entre ellos está el gran ideólogo que no es otro que el emblemático y resentido hombre de las seis nacionalidades, Bernard Mommer. En el capítulo XII del libro aparece, este personaje que siempre oculto actúa como una suerte de Fouché caribeño, dada su avaricia ilimitada y su desmedida ambición de poder total.

En este sección, también se hace referencia al muy aprovechado alumno de Alí Rodríguez Araque y Bernard Mommer, Rafael Ramírez Carreño que ejerce de manera simultánea, desde el 2004, como Presidente de PDVSA y Ministro de Energía y Petróleo. Sin duda que Ramírez, ha sido el verdugo ejecutor de la destrucción de la empresa estatal, además de corromper la mística y el compromiso de sus funcionarios y los del Ministerio, otrora ejemplos de compromiso de trabajo, moderación y transparencia.

Desde ya, le decimos al periodista Ricardo Escalante que leeremos su libro y haremos nuestros comentarios. Por ahora, compartimos lo leído en el capítulo XII, con excepción del craso y generalizado error que cometen muchísimas personas cuando definen, equivocadamente, el Paro Cívico Nacional, iniciado en Diciembre de 2002, como un Paro Petrolero. Esta referencia más que un error semántico, resulta ser un fallo de fondo que contribuye a dar solidez a la coartada del régimen para justificar la toma de PDVSA.

Aprovechamos la ocasión para extenderle al señor Escalante, la misma invitación que hemos hecho a otros connotados periodistas para que escribamos juntos, la historia del petróleo en Venezuela. Un país como Venezuela que ha vivido del petróleo, pero no con el petróleo, merece conocer su historia y que esto, nos permita, aprender de los errores, potenciar los aciertos, redefinir la visión y comprometernos con una misión de futuro distinta que demanda el país, para su Industria de los Hidrocarburos.

“La gran astucia de unos consiste, a menudo, en la estupidez de otros”. (Henry Maret)

En días recientes, en el marco de una gran reunión donde se ventilaba el tema de la integración energética suramericana, Colombia y Venezuela anunciaron que darán inicio a los estudios de factibilidad para evaluar la posibilidad de construir un oleoducto conjunto que vaya de la Zona Oriental de Venezuela (Estados Anzoátegui y Monagas), hasta el puerto de Tumaco sobre el Océano Pacífico, en el occidental Departamento de Nariño, en Colombia. La información agrega que tanto la estatal venezolana PDVSA, como la estatal colombiana ECOPETROL, conformaran, para tal efecto, una sociedad mixta.

Esta sociedad mixta deberá presentar el resultado de su análisis a los presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez, la segunda semana de noviembre.

Entre tanto, la misión colombiana logró dos importantes y relevantes acuerdos, uno de ellos le permitirá aumentar el suministro de gasolina en Norte de Santander, La Guajira, Arauca y Guainía. Por ejemplo, en el caso de Norte de Santander, el volumen oficial de suministro pasará de 12,5 millones de litros al mes, hasta 16 millones. Mientras que, en el Arauca, donde llegarán 4,7 millones de litros al mes a partir del 15 de noviembre. El otro acuerdo, está relacionado con la continuidad del suministro de gas por el gasoducto que va de Ballenas, en la Guajira de Colombia, hasta Maracaibo, Estado Zulia, en Venezuela. El contrato inicial, cuando se creó el gasoducto, estipulaba que cesaría en el 2012.

De modo que Colombia, materializa dos acuerdos de corto plazo que redundan en su beneficio económico y social, mientras del lado de Venezuela, se firma un acuerdo para hacer un estudio de factibilidad de un oleoducto, sin sentido y sin razón, mas allá del que pueda producir el “pantallerismo” del que gustan, tanto Chávez como Maduro.

¿A quien beneficia, si es que beneficia a alguien, este oleoducto? Venezuela tiene el mercado “premiun” de los Estados Unidos, a cuatro días en barco y puede establecer diversos convenios comerciales de triangulación para llegar al mercado chino que sería lo apropiado. Según Ramírez será un oleoducto de 500.000 barriles por día de petróleo proveniente de la Faja Petrolífera del Orinoco para China. ¿Serán los barriles existentes?, ¿Según el Presidente de Ecopetrol, el proyecto del oleoducto con Venezuela tendría un costo de inversión superior a los 8.000 millones de dólares y una capacidad para producir 600 MBD de crudo (300 MBD de Colombia y 300 MBD de Venezuela)?, ¿Cuánto costará en realidad?, ¿Cuánto costará su mantenimiento, cuanto la logística de seguridad?, ¿Quién lo necesita en realidad, Venezuela o Colombia? Bueno en todo caso, el 7 de octubre está antes de la segunda semana de noviembre.

Mal promedio para Repsol en Cuba. A la tercera, ¿va la vencida?
La semana pasada, la prensa internacional publicó la versión oficial de la empresa Repsol, donde anunciaba que el pozo perforado por la plataforma Scarabeo 09, en la Zona Exclusiva Económica de Cuba (ZEEC), a 60 millas de los Cayos de Florida, resultó ser un pozo seco.

La perforación de este pozo que alcanzó una profundidad de 15 mil pies (+/- 4.500 metros) en el subsuelo, luego de haber sorteado una profundidad de aguas de 5 mil 600 pies (+/- 1.700 metros) fue asumida por un Consorcio conformado por la mencionada Repsol con 40%, la Noruega Statoil con 30% y la empresa privada de la India ONGC Videsh, también con 30%. Extraoficialmente, se ha conocido y estimado el costo del pozo en unos 70 millones de dólares, pero esta cifra no ha sido confirmada por ningún vocero oficial del Consorcio.

La empresa Repsol, ha anunciado que esta procediendo a asegurar y abandonar el pozo de acuerdo con los protocolos internacionales de seguridad. Luego de ello, se tomará un tiempo para analizar los resultados y los datos obtenidos, antes de tomar una decisión sobre la continuación de la campaña exploratoria planteada. Luce lógico para Repsol que ya perforó un pozo costa afuera en Cuba el año 2004, el cual descubrió petróleo, pero fue declarado no comercial, tomar la decisión de perforar al menos un pozo mas en la ZEEC.

Entre tanto, la plataforma Scarabeo 09, perforará un nuevo pozo en la zona bajo la gerencia de la empresa de Malasia, Petronas que actúa consorciada con la empresa de Rusia, Gazprom. Nos luce importante mencionar que en el programa de la referida plataforma de perforación, aparece en tercer turno, una localización exploratoria propuesta por PDVSA. Sí, leyó bien, Petróleos de Venezuela, S.A.
Horacio Medina, Miami
Publicado en  Noticiero Digital 24-05-2012


miércoles, 16 de mayo de 2012

¡Asaltar es trabajo!


 Hace dos días yo volaba una cometa en ese inmenso Parque Bush que adorna a Houston con sus lagos, animales silvestres y su tupida y hermosa vegetación, y lo hacía para sentirme otra vez niño e inocente.  ¡Tantos años sin volar cometas! Repentinamente suena el celular y yo con mi descomunal torpeza me debatía entre atender la llamada y cuidar mi cometa de 12 dólares.  En medio del enredo respondí como pude para, ¡otra vez!, escuchar la voz de ese fastidioso amigo inglés que me incomoda cada vez que estoy en algo.

“¿Por qué jodes ahora?”, le dije ya harto. “Yo no jodo, más bien te ayudo. Lo que pasa es que andas nervioso”, replica él y suelta una carcajada.  Le comento que acabo de leer los periódicos y veo que quienes están nerviosos con los asaltos y asesinatos, son los que viven en Caracas, Valencia, Margarita, y pare de contar.  “Te llamé para informarte lo último de prominentes militares venezolanos involucrados en narcotráfico a quienes ya les están pisando los talones.  Tengo mis buenas fuentes de información allá en el Norte. ¿Recuerdas a mi viejo amigo el duro Leon Panetta? Como podrás imaginar, él anda todo el día con una lupa en el bolsillo y nada se le escapa. Pero bueno, ahora tengo entonces que comenzar por aclararte ciertas noticias intencionalmente distorsionadas por periodistas insidiosos”…

Yo, periodista al fin y al cabo, pienso que esta última afirmación es una ofensa al gremio y así se lo digo. Es mi amigo y lo tolero solo porque está al tanto de todo. “Violencia hay en Colombia y en México. El mejor amigo de Hugo no la ha podido controlar. Bombas por aquí, secuestros por allá, fusilamientos de las FARC, etc. En Venezuela no. En Venezuela apenas han asaltado a ese tal Petkoff y a su mujer por andar de noche en restaurantes, a la bella actriz Elaiza Gil por meterse en una cola de la avenida Libertador, a diez familias en una posada en Morrocoy, al embajador de México y a otros diplomáticos por haraganes y, claro, todos los días hay unos pocos asaltos a bancos y secuestros express.  Yo estoy bien informado porque todos los meses voy a Caracas y hablo con Hugo cuando regresa de La Habana”…

Sorprendido por esas afirmaciones, sólo atino a decirle al británico que los venezolanos viven entonces en un verdadero paraíso, pero él, que siempre tiene una explicación para todo y casi no me deja hablar, inmediatamente dice:  “¿Alo?, ¿me escuchas?  Eso de la inseguridad son pendejadas.  Hugo me dijo que él ha vivido cerca de cuarenta años en Caracas y nunca lo han asaltado, ni violado, ni extorsionado.  También me dio una clase de profundo contenido sociológico, al señalarme que si sus hijos  tuvieran hambre, él robaría o mataría. ¡Chávez es grande! Por eso, tienes que ser comprensivo con esos pobres asaltantes y con sus familias hambrientas, desnudas.  Ellos hacen su trabajo y lo hacen bien”.

Esos razonamientos con sabor a apología del delito me resultan difíciles de digerir, pero este amigo medio loco a veces tiene buenas informaciones y consejos: “No le pares bolas a esas cosas del imperialismo. Ustedes tienen en Venezuela un país seguro.  Yo siempre voy a Miraflores y hasta ahora no me han sacado la cartera, aunque debo confesarte que por precaución casi no llevo nada”.  Eso ya me sonó insoportable y creo que… ¡Coño!, por su culpa la cometa se enredó en un árbol y el teléfono cayó al agua.
ricardoescalante@yahoo.com


sábado, 12 de mayo de 2012

Ohh, mon petit cheri


Después de una dura jornada de trabajo me arrellano frente al televisor. La transmisión del programa regular era interrumpida por avances sobre las elecciones francesas, hasta que ¡pum!, llegó la noticia del triundo del socialista Francois Hollande” y con ella mi dolor de cabeza.  Eso fue suficiente para impedir que esa noche durmiera.

Pasé horas preguntándome cómo los franceses podían encontrar encantos en ese Presidente Electo, en quien muchos ven a un medio loco y demagogo capaz de desestabilizar a Francia; cómo a pesar de los quebrantos Chávez tenía la dicha de ver el florecimiento de la izquierda en un país civilizado. ¿Sería esta la expansión europea del contagioso virus que se inició en Caracas para luego invadir a Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algo más?  Agotado por el trasnocho, a las seis de la mañana busqué la vieja libreta telefónica que siempre me saca de apuros, para llamar a una de mis primeras novias, Segolene, que ya no hace sumas y restas políticas con la misma habilidad del pasado pero sigue atenta a todo. Ella, además, tiene la virtud de haber pasado largas temporadas en Venezuela y pienso que me comprende.

Por un instante  revivo las caminatas por Les Champs-Elysées, después de las cuales la sabia y adorable compañía de la Veuve Clicquot nos deleitaba en un pequeño restaurant y más tarde nos empujaba al desenfreno pasional. ¡Qué tiempos aquellos! Le pregunto a mi ex si los franceses se han vuelto locos, si están pensando en presidencias vitalicias que solo la vejez, un infarto o una enfermedad maligna podrían vencer.  Como antes lo hacía, ella habla buen español aunque de manera comprensible, por supuesto, a veces intercala galicismos. “Ohh, mon petit cheri, la política venezolana me interesa desde aquellas escapadas nuestras a Margarita y sé que a ustedes les gusta lo primitivo. Socialismo del siglo XXI es revolver a Carlos Marx con babalaos, y el único que lo hace bien es Chávez en La Habana”.

Le pregunto qué tiene que ver eso con el tema que le he planteado y ella me responde: “Te hablaré de Hollande, pero déjame llegar a donde voy: Mientras se va poniendo plumas en la cabeza, Hugo observa las imágenes del Che y de Marx colgadas en las paredes del Cimeq o, mejor, de su despacho. Se ajusta las alpargatas de suela que Nicolás Maduro le mandó a hacer en Higuerote, va danzando poco a poco a ritmo de tambor a medida que invoca el espíritu de Idi Amin. Hace circulitos con el humo de un aromático Partagás hasta que ¡zas!, entra en trance, al tiempo que Raúl  lo mira, aparenta divertirse, ríe y multiplica las facturas que cada tarde le hace pasar”…

Aunque no puedo verla, Segolene avanza de manera calculada con su acento gutural. Todavía la imagino con sus otrora atributos, con la cadencia de su cadera al caminar… Me informa que se divorció hace mucho y tengo el pálpito de que lo hace con calculadas intenciones, pero luego me amenaza con el asunto de fondo: “Aquí podríamos estar más cerca del populismo y la xenofobia del ultraderechista Frente Nacional que encarna Marine Le Pen.  ¿Te acuerdas de Jean Marie Le Pen? Bueno, la hija suya, pero nunca nos atraerán los absurdos militarismos tropicales que te hacen llamarme.  A Hollande le falta mucho para alcanzar la capacidad intelectual y política de Mitterrand, pero es delicado si lo comparas con ese militar que a ustedes les gusta”.

Segolene hace una pausa para preguntarme cómo estoy, cómo me va, pero no caigo en la maniobra distraccionista y, entonces, sigue en sus andadas: “¿Y Chávez todavía le hace declaraciones públicas al hombrecillo de “ojos bellos”? ¿Lo preferirá antes que al corpulento Maduro y a su hija Rosa Virginia? Más allá de Chávez, a ustedes lo que les gusta es el desquisiado espíritu de Idi Amin y de otro que ya te mencionaré”…

Yo quiero desmontar las frases hirientes de Segolene pero me resulta imposible. No se por qué mete en esto a ese tal Amin y hasta me temo que lo confunde con Robert Mugabe. Le digo entonces que el dinero de mi tarjeta telefónica pronto se va a acabar, cosa que me reprocha y lanza una insinuación adicional:Alors... il est temps que l'on parle de nous”…  La llamada se corta y la nostalgia me abate, hurgo entre las fotos viejas y encuentro una suya en comprometedora posición.
ricardoescalante@yahoo.com

jueves, 3 de mayo de 2012

I´ll call you back


Dormía plácidamente a las dos de la madrugada cuando esa bella dominicana que es tanto ama de llaves como mi siempre amorosa secretaria privada, con su voz sensual repetía “levántate, levántate. Te llaman desde La Habana”.  Confundido y todavía medio dormido le pregunto qué pasa, quién puede ser a esa hora, y ella con su voz sensual responde: “No sé. No sé, pero creo que es urgente”.

Mientras caminaba hacia el teléfono, yo pensaba: “Hugo no puede ser, porque ya él leyó mi libro Un país de culpas y no le gustó. Lo encontró aborrecible.  ¿Tal vez sea Raúl, pero quién pudo darle mi número privado?”. Ansioso agarro el auricular y escucho la inconfundible voz del amigo con quien yo solía tomar unas cervezas en el pub de Londres donde Humphrey Littleton tocaba blues y jazz.  “¡No joda, chico! ¡A quién se le ocurre llamar a esta hora por pendejadas!”.

“Ningunas pendejadas. Te llamo porque esto es grave y va más allá del asunto existencial de Hugo”, me ataja el invariable inglés con su dosis de arrogancia. Eso que algunos llaman flema pero que en su caso es aun peor. Luego me dice que había viajado a Cuba al tener noticias de que en el hospital que conocen como Cimeq, ahora existe una réplica del despacho presidencial de Miraflores. Es igualito, con frescos en las paredes, jarrones en los rincones y todo lo demás, y ahí se habla de política y de mucho petróleo, de cuotas en el mercado spot, precios internacionales, etc.

“Vine porque quiero colocar una cuota  de crudo Bachaquero en los mercados de Rotterdam y Londres.  Tú sabes, con cierta discreción”. Lo interrumpí para aclararle que no, que nunca he tenido nada que ver con cosas turbias.  “Si. Si. Tú sabes, porque en Venezuela eso se habla en las calles, en los bares, en lujosos prostíbulos. Pero bueno, te desperté para contarte que escondido en los jardines del Cimeq, pude contactar a alguien cercano al rojo rojito alto, pelo blanco, de sospechosa voz aterciopelada.  Estoy alarmado. Yo quería discutir la cantidad de barriles, eso que llaman grados API, puertos de embarque, pero no pude avanzar.  La cosa se atascó pronto porque solo buscaban saber cuánto había pa´ eso.  “Lo mío es cash en maletas, en Singapur, en Taiwan, en Moscú”.

Le advertí al británico que tratar esos temas por teléfono era riesgoso para su vida y le recordé la suerte de quienes se habían atrevido a denunciar la corrupción en La Habana, pero él ripostó que llamaba desde un minúsculo aparato que funciona con un número local de Indonesia. Le comenté la inconveniencia de lanzar al voleo denuncias sin fundamento, pero me paró en seco con algunos “detallitos”:

“¿No sabes que entre 2005 y 2008 Venezuela compró 6.340 millones de dólares en bonos de la deuda argentina? Esos bonos dejaron una cifra astronómica de dólares que llenaron bolsillos venezolanos y argentinos. ¿Sabías que eso se hacía desde Pdvsa y en el mercado paralelo? Investiga quién es el cuñado rojo rojito que estaba detrás de eso…  Investiga quién es el petrolero que multiplicó su fortuna durante los dos meses de la huelga petrolera de 2002 haciendo despachos para cubrir ciertos contratos.  ¿Ahh, y qué me dices del superbanquero que cayó preso al entrar en conflicto con un miembro de la familia “chá, chá, chá” y con otro rojito que ahora aspira la sucesión?. Tengo, por cierto, gravísimos datos sobre narcotraficantes incrustados en el poder, pero ahora no te los doy porque veo que tienes sueño”...

Otra vez le recomendé a mi amigo que bajara la voz porque esas cosas podían ser riesgosas, aunque en honor a la verdad en ese momento me interesaba conocer más.  Yo quería saber quién le suministra tanta y tan buena información, pero se negó a revelar sus fuentes. “ Shhh. Shhh. Alguien se acerca, alguien se acerca. I´ll call you back”.

Ya iban a ser las tres de la madrugada y todo estaba en penumbras. Suelto el auricular dispuesto a reemprender el sueño, doy media vuelta y alcanzo a ver esa irresistible silueta de mi amorosa secretaria privada siempre lista para todo. Ella me mira, bosteza y me hace señas…

viernes, 27 de abril de 2012

¡Cómprate un iPad!


En las pocas horas de una escala en Houston del vuelo que lo llevaba de regreso a Londres, me hace una llamada telefónica el viejo amigo británico sobre quien hacía unas semanas yo había escrito un artículo aunque sin citar su nombre, y lo hace para decirme que había leído “ciertos irónicos comentarios” en los cuales él se sentía retratado de cuerpo entero. De entrada me dijo: “Tu sabes que con mi iPad todo está bajo control”…

Después de un par de frases que parecían admonitorias sobre aquello que entonces publiqué, el inglés con esos aires de suficiencia que nunca puede disimular, le imprimió un rápido y posiblemente premeditado giro a sus palabras para hablarme sobre la inconveniencia de algunas monarquías a estas alturas del siglo XXI.  Y digo algunas porque después sus ácidas críticas, de todas maneras parecía justificar la bien rancia de su país.

Tuve la sensación de que sus baterías se enfilaban contra ese Rey mata-elefantes que hacía poco había armado un escándalo con su acariciado rifle, para después salir con cara de yo no fui a prometer que no seguiría en su atrocidad.  El mismo Rey que ha dejado un halo de dudas permisivas frente al yerno a quien le gusta aprovecharse de las arcas del Estado.  Por eso, antes de que la perorata de mi amigo agarrara vuelo, lo detuve para preguntarle cuánto le cuesta a los británicos sostener la felicidad de una familia real que, como si fuera poco, es la más adinerada del Reino.

“Tengo que actualizar las cifras con mi iPad, pero sé que ya en el 2005 ellos nos costaban 55.2 millones de euros y la relación costo-beneficio era alta, pero”…  Con su pero trataba de insinuar que la Reina es un símbolo de los valores tradicionales y morales, aunque al mismo tiempo bajaba el tono de voz para recordar que el Príncipe Carlos hizo el inolvidable gasto de más 127 mil euros solo para asistir a las exequias de Ronald Reagan en 2004.  “Bueno, hay también muchos otros detalles de reciente data que mejor no te cuento”…

Yo me sentía en ventaja esta vez para decirle al inglés que afortunadamente los venezolanos no teníamos ese problema de la añeja familia real, pero ahí la cosa cambió: “¡Ahora no me vengas a hablar bien de “Hugo I”! La “familia real” de ustedes va más allá.  ¿Quién controla sus abusos? ¿Y qué me dices de la doble moral de esa corte de ministros ladrones?  “Hugo I” gobierna con los 140 caracteres de Twitter, que maneja muy bien con su iPad desde La Habana y en sus cortos viajes de reposo en Caracas”…

Luego de un breve silencio y desarmado por esas frases apabullantes, apenas pude balbucear algo casi como para despedirme, mientras mi amigo ahora trataba de suavizar sus conceptos hablándome de las virtudes de la última versión del iPad. “Ya escucho las turbinas de mi avión, pero te recuerdo que así como la heredera de la corona noruega, la princesa Märtha Louise, se comunica mentalmente con los caballos y sostiene sublimes diálogos con los ángeles, “Hugo I” lo hace todas las noches con los espíritus de Simón Bolívar e Idi Amin Dadá,  En sus viajes nocturnos al más allá, él sienta a Bolívar, a Idi Amin y a Gadaffi en una misma mesa. ¡Cómprate un IPad y escribe sobre eso!”…  Completamente desconcertado, ahora yo quería que me explicara eso de Idi Amin, pero el ruido de las turbinas me dejó repitiendo ¿alo?, ¿aló?, ¿aló?

sábado, 21 de abril de 2012

Vuelta a la infancia

Con un enorme retardo en mi vida he comenzado a leer a ese delicioso escritor hebreo Amos Oz, y lo he hecho con Una historia de amor y oscuridad, un voluminoso libro autobiográfico cuyos relatos inevitablemente me han llevado a reflexionar sobre mi vida, lo que he sido y lo que he dejado de hacer.  Y lo confieso con la tristeza de saber que ya no puedo dar marcha atrás.

A través de su obra, Amos Oz narra cómo en medio de las privaciones, sufrimientos y felicidades del seno familiar, desde temprano se apegó a los libros y trataba a veces de encontrar soluciones a situaciones irremediables pero que, al mismo tiempo, ya mostraban disciplina para encausar el razonamiento. Explica los mecanismos de su ingenuidad infantil en la búsqueda de lo sublime.

Y aunque nada hay en que pueda parecerme al erudito señor Oz y tampoco lo pretendo, con Una historia de amor y oscuridad repentinamente me descubro repasando algunos momentos de la infancia que me marcaron de manera definitiva. Uno ocurrió cuando a mis once años, al salir de la escuela en las tardes yo iba a trabajar al taller de carpintería que mi padre tenía en la Carrera 8 de San Cristóbal, a pocos pasos de la Plaza Bolívar, donde en las tardes ocurrían las tertulias de un pequeño grupo de paisanos.

Uno de los asistentes regulares era un amigo de mi padre que el 23 de enero de 1958 había salido de los calabozos de la Seguridad Nacional en Caracas y con gran alborozo había celebrado la caída del brutal dictador Marcos Pérez Jiménez, para luego ir a vivir al Táchira. Ese señor recordaba incluso los nombres de sus verdugos, que le arrancaban las uñas, le aplicaban descargas eléctricas en los testículos hasta dejarlo inconsciente, lo paraban descalzo sobre rines de autos, le quemaban el rostro y los brazos con cigarrillos. Caminaba con grave dificultad porque le habían roto los huesos de la cadera y de las piernas a golpes, sin que médico alguno lo hubiese atendido porque la crueldad lo impedía.

Esas descripciones y los relatos de la persecución policial a causa de sus luchas políticas, me mantenían en vilo y me hicieron rechazar desde temprano el significado de la bota militar.  Un buen día mi padre recibió la llamada en la cual le informaron el suicidio de aquel señor que había pagado un alto precio por razones de conciencia. El aparato represivo de la dictadura militar de derecha le había despedazado todo aliciente de vivir. Ya nada tenía sentido.

Desde entonces he experimentado un cada vez mayor desprecio por los regímenes militares y militaristas, porque siempre conducen a procedimientos de represión y otros abusos que invariablemente tratan de disfrazar con caretas electorales. Y aunque conceptualmente hay grandes diferencias entre las dictaduras de derecha y las de izquierda, para mí siempre representan lo mismo y de manera natural digo ¡No!  Por eso ahora, a medida que avanzo en la obra de Amos Oz, me resulta imposible no recordar a aquel amigo de mi padre.

domingo, 8 de abril de 2012

Un país de culpas

Hay pueblos acostumbrados a sobrellevar su “mala suerte” con explicaciones inverosímiles y actúan casi como el niño que cada la mañana le atribuye al osito de peluche la humedad de su colchón. Sienten que no tienen ni arte ni parte en cuanto ha ocurrido y ocurre o, dicho a la manera venezolana, “se hacen los policías de Valera”. Es una manera de ser y de evitar responsabilidades, tratando de esconder incluso la fatal e histórica atracción por el hombre fuerte, autoritario. Ni siquiera admiten que directa o indirectamente estuvieron en conspiraciones, las dejaron pasar o, en el menos maligno de los casos, votaron o siguen haciéndolo con el voto cómplice para que todo siga igual. 

Y como parte de ese mismo juego del osito que orina la cuna, también existen los autócratas que ni siquiera tienen valor para admitir su condición, como sí lo hacía con orgullo Benito Mussolini en sus buenos tiempos. Es inolvidable una entrevista hecha en 1933 por un gran periodista y biógrafo, en la cual el dictador italiano, con su particular sonrisa de “hombre bueno”, dijo sin evasivas algo que muchas noches me quita el sueño: “A las mujeres y a las masas les gustan los hombres fuertes. ¡Y eso soy yo!”… Aquella célebre entrevista fue hecha en el Pallazo di Venecia en Roma, en los tiempos oscuros de muchas democracias y de expansión de gobiernos de terror que sacudían a buena parte del mundo. 

Hoy no podría decirse que se está repitiendo la magnitud del oprobio de aquel entonces, pero tampoco podría negarse la existencia de dictaduras cobijadas por supuestas democracias electorales y es innecesario, por supuesto, ir a buscar ejemplos en países africanos. Menos se podría negar el irresistible atractivo de las prebendas que doblegan a banqueros, académicos, políticos e ingenuas gentes de barrio. 

Por todo lo anterior, no es descabellado preguntarse entonces por qué en Venezuela hay rabiosos opositores de tiempos pasados que a conciencia hacían todo lo posible para dar solidez a fórmulas antidemocráticas con la intención de cosechar beneficios personales, que poco a poco han ido apareciendo después con aureolas virginales para confundirse entre quienes ayer querían volver picadillo. ¿Tendrán ellos derecho a declararse inocentes con posibilidades de liderazgo? Eso puede ser comprensible únicamente en naciones de memoria colectiva corta. Todas esas cosas pueden suceder solo en un país de culpas democráticamente distribuidas, donde sólo unos pocos podrían gritar al voleo “¡a mí que me revisen!”. Por eso, muchas veces me despierto con la sensación de que mi colchón está mojado, pero al mismo tiempo me pregunto qué hice yo, si siempre he sido antimilitarista y jamás he votado por golpistas. 
ricardoescalante@yahoo.com

viernes, 6 de abril de 2012

NoticieroDigital: Un País de Culpas” primer lugar en Amazon


El libro del periodista venezolano Ricardo Escalante, “Un País de Culpas” fue colocado ayer por Amazon.com en el primer lugar de libros en español en esta famosa página de ventas por Internet.
Este libro está escrito con un lenguaje ágil, directo, analítico y nada complaciente con el gobierno o con la oposición venezolana, explica el escritor.
“Recuerda hechos y actitudes que explican cómo y por qué las culpas de cuanto ha ocurrido en el país están repartidas democráticamente, aunque, por supuesto, algunos han tenido responsabilidades superiores en el proceso que poco a poco fue carcomiendo la democracia siempre inmadura que había comenzado en 1958, sin que se activaran de manera eficiente los mecanismos de rectificación que existían”.

lunes, 2 de abril de 2012

Vainas de Betancourt

Ricardo Escalante, Texas

Hay personajes que logran dimensión especial por su habilidad y firmeza para proyectar sus ideas. En el caso venezolano, Rómulo Betancourt se convirtió en la figura más importante del siglo XX por su decisión para promover una sociedad políticamente plural y democrática.

Más allá de sus dos gobiernos y de su combate a los extremismos de derecha y de izquierda, su gran obra consistió en la creación del partido más importante de la historia nacional, y en su lucha por un régimen de partidos políticos que con el paso del tiempo se resquebrajaron y vinieron abajo por razones que no vienen al caso en este artículo.

Escribo esto porque al caminar una de estas mañanas primaverales en un parque del pueblo texano en que vivo, me encontré con un amigo de Costa Rica siempre interesado en política latinoamericana, que me habló del gran civilista Pepe Figueres y su relación amistosa y política con RB.  El gran éxito de Figueres fue haber eliminado el ejército de su país, decisión sabia que se ha mantenido a pesar incluso de ciertos atropellos de un vecino supuestamente nacionalista y revolucionario.

Días después de aquella conversación, el amigo me envió por correo un libro publicado por Seix Barral en 1979, titulado Rómulo Betancourt, El 18 de octubre de 1945, acompañado de una tarjeta personal que decía “para que veas las vainas de Betancourt”. En ese libro encontré un artículo de prensa fechado en enero de 1944, en el cual RB sostenía que aunque un Presidente tuviera rango de general, automáticamente dejaba de ser militar en estricto sentido del concepto, por el hecho de desempeñar la jefatura del Estado. Y con vehemencia condenaba el “hervidero de ambiciones militaristas” y defendía la tesis de que “Venezuela, como Nación, no es un cuartel, aun cuando se atribuya ese concepto al Libertador”…

En otro artículo de septiembre de 1941, el político venezolano describía a los gobernantes militares como orgánicamente incapacitados “para entender la política y la administración de un país como diálogo con los gobernados”.  Dado que la cultura del militar necesita estar especializada en la técnica bélica, Betancourt pensaba que casi siempre los hombres de las Fuerzas Armadas carecían de los conocimientos amplios requeridos por el gobernante moderno.

Más contundente no podía ser con su advertencia de que “transigir ante los reclamos de la opinión, admitir expresa o tácitamente que se ha errado, torcer el rumbo cuando el que se trajina desagrada a la mayoría de la colectividad, son principios del arte de gobernar difícilmente compatibles con la mentalidad forjada en el mando de tropas”…

Por esas vainas antimilitaristas de Rómulo Betancourt y por el acierto que había tenido Figueres al transformar a Costa Rica en el primer país del mundo sin ejército, probadamente pacífico y democrático, mi amigo me hablaba aquella mañana sobre hechos y personajes que el tiempo no puede borrar.

domingo, 1 de abril de 2012

¿Mi país existe?


Ricardo Escalante, Texas

Por pura casualidad me reencontré con un amigo con quien hace 25 años tomaba ocasionalmente un par de cervezas en un pub de Londres donde el virtuoso de la trompeta Humphrey Littlelton y su banda solían tocar jazz y blues. Esta vez tomamos capuchino en uno de esos Starbucks de Houston y volvimos a hablar sobre política.

Con sus flemáticos puntos de vista laboristas, el amigo comenzó por criticar al primer ministro británico David Cameron por la pérdida de oportunidades frente al lúgubre panorama económico europeo. Le recordé que a pesar de esos errores la tasa de desempleo británica no es tan dramática como la española, y que algunos sectores industriales mantienen sus aires de excelencia.  “Si, si. Tienes razón, pero”…  Después habló de la vanguardia musical de algunos grupos y también mencionó artistas plásticos, lo que parecía darle la razón a mis planteamientos aunque, por supuesto, el conocedor del asunto era él.

Cuando la conversación había avanzado, el personaje cambió el tercio para entrar en lo que se suponía era de mi incumbencia. Le hablé de abusos de poder, inseguridad personal y jurídica, aguas contaminadas, secuestros express, falta de leche e invasiones a haciendas, edificios y hoteles, de desempleo y cifras maquilladas sobre crecimiento económico.  Me preguntó por los hospitales y por los magníficos planes de cooperación internacional asociados a ideas revolucionarias.

Pero cada vez que mi relato entraba en calor era interrumpido por el flemático amigo con advertencias sobre las nefastas influencias del capitalismo maléfico que, desde avanzados laboratorios de la CIA y de Scotland Yard, ahora hasta teledirige enfermedades malignas y paraliza los efectos maravillosos de ciertos tratamientos médicos. Y exactamente como lo había hecho hacía un rato al hablar sobre el conservador Cameron, con un rápido giro de lenguaje confesó haber tenido versiones diplomáticas sobre enormes barcos repletos de radios, televisores, licuadoras, computadoras y otros adminículos chinos, destinados a facilitar resultados electorales revolucionarios.

!Era increíble!. Su perorata bien razonada me ponía a dudar. Como arma contundente, este británico con aureola de autosuficiencia sacaba a relucir el argumento de los cargamentos gratuitos de combustible para ayudar a los pobres de Londres a sobrellevar las dificultades de crudos inviernos, en la época en que un alcalde a quien llamaban “Red Ken” acogía los principios revolucionarios bolivarianos.  El “Red” Ken Livingston, que no era ni militar ni golpista, se las ingeniaba para que el rostro de “Hugo I” fuera pintado en los autobuses rojos rojitos de dos pisos.  “¡Qué tiempos aquellos!”, suspiró mi irónico amigo.

Ya para despedirse el británico levantó un índice, me apuntó y disparó: “Tu país no existe. Tienes que ser pragmático: arrímate al chavismo y píde un cargo diplomático para que vivas feliz en Londres, aunque el exquisito Humphrey Littelton ya no existe”…

martes, 28 de febrero de 2012

Libros viejos, enfermedades actuales


Hay libros bien documentados y aún mejor escritos que se venden masivamente en un momento dado pero, por razones comerciales, las empresas editoriales dejan de reimprimirlos sin considerar la importancia de los temas y la delicia del lenguaje. Y ese, precisamente, es el caso de uno ya amarillento que acabo de releer, originalmente escrito en francés a cuatro manos por un prestigioso profesor de Medicina en Ginebra y por un periodista especializado en temas de salud, editado en español por Plaza & Janes en 1977.


El asunto que ocupaba al doctor Pierre Rentchnick y a Pierre Accoce resultaba tan controversial que, además, los llevó a escribir artículos y participar en eventos sobre el derecho y la facultad de los médicos para guardar el secreto profesional cuando se trataba de pacientes en cuyas manos estaba el destino de los pueblos. Y una cosa que siempre planteaban era que los jefes de Estado deberían ser sometidos a exámenes periódicos, y los médicos deberían tener la potestad de dictaminar: “No, señor Presidente, usted no está en condiciones de seguir gobernando”...


Pero, claro, eso no se ha visto o cuando menos no se ha conocido, porque lo usual es que los médicos pasen a formar parte de grupos simpatizantes de la tendencia de los líderes o porque rápidamente se convierten en sus amigos y hasta terminan obteniendo beneficios de la aproximación al poder. Ya al final de la obra en referencia, aparece la anécdota de la actitud irresponsable de Lord Moran en momentos cruciales, al sacrificar el interés de Inglaterra en beneficio de su paciente Winston Churchill, al olvidar incluso que había sido designado por el Gabinete de guerra para vigilar la salud del primer ministro.


Los pueblos son sometidos a veces a la voluntad de líderes enfermos que defienden interminablemente su ambición y la de quienes los rodean, sin valorar las consecuencias. Accoce y Rentchnick contaban que el ex primer ministro británico Anthony Eden una vez había asegurado que si al responsable de una tarea capital le diagnosticaban graves trastornos cardíacos o cáncer, podía proseguir en sus labores hasta el límite de sus fuerzas. Pero, por supuesto, todavía hoy tiene lugar la pregunta acerca de si el criterio de Eden era justo y razonable.


Chou En-lai, el hombre que por muchas décadas envolvió en guantes de seda el puño de acero de la revolución china, ya deteriorado por la vejez se resistía a abandonar el cargo de primer ministro a pesar de que el cáncer lo había venido minando durante un buen tiempo. Con formas intelectuales de fina factura y trato amable, Chou era culpable directo de las atrocidades que ordenaba y cometía otro enfermo aun más poderoso: Mao Tse Tung. El libro toca también casos de locos despiadados como Hitler, dictadores como Francisco Franco y Benito Mussolini y del presidente John F. Kennedy, quien a pesar de su juventud tenía que pasar días enteros en cama a consecuencia de dolores ocasionados por una vieja lesión en la columna vertebral. “Aquellos enfermos que nos gobernaron” no pierde vigencia a pesar del tiempo transcurrido.