Tanya Capriles de Brillembourg, una de los herederos de
Miguel Angel Capriles, explica por qué se desprendieron de la principal cadena
de medios impresos venezolanos.
Las presiones del gobierno eran grandes. Todos los días
llamaban para decir “los vamos a cerrar,
no los vamos a cerrar”…
Ricardo
Escalante, Texas
Contrariamente a lo
que cualquiera hubiera podido imaginar, la presencia del chavista Eleazar Díaz
Rangel al frente de Ultimas Noticias, fue insuficiente para que las
relaciones entre el gobierno y los dueños del conglomerado periodístico creado
por Miguel Angel Capriles, fluyeran con normalidad por tiempo indefinido. La
procesión iba por dentro.
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Tanya Capriles de Brillembourg durante la entrevista |
El toque
controversial que le había impuesto Teodoro Petkoff a El Mundo
ya era cosa de un pasado breve y cuasi remoto, que cesó en diciembre de 1999 cuando
las presiones de Hugo Chávez sacaron del cargo al ex guerrillero. Y pudiera
decirse que frente a Nicolás Maduro ni siquiera tuvo la oportunidad de ser
incómoda, pero aun así cayó en otras manos cuando menos se esperaba.
Todo lo que
ocurriera en el conglomerado era noticia porque su alcance era popular. Últimas Noticias ha sido por décadas el periódico venezolano verdaderamente
masivo, con gran alcance e influencia en los barrios. Por eso Chávez -que sabía
de hegemonía y se desvelaba estudiando a Antonio Gramsci-, amenazó con
intervenir de manera abierta en la disputa sucesoral si los Capriles López
mantenían en el vespertino a Petkoff, quien visiblemente molesto optó por
montar tienda aparte con su vespertino TalCual,
que nunca ha logrado tirajes significativos pero sirve de referencia crítica.
Los Capriles López
-seis hembras y un varón-, exploran otras posibilidades con su fortuna,
mientras el tinglado empresarial que durante décadas fue construyendo su padre,
ahora inicia un rumbo diferente. Ellos nacieron entre sábanas de periódico y
con el olor de la tinta fresca, pero en este instante todo pareciera indicar que
ya no volverán a tener intereses en medios de comunicación. Estudian
perspectivas en el exterior, donde las nuevas generaciones de la familia están
enraizadas.
Hace varios días
conversé sobre el asunto con una de las ex accionistas de la Cadena, mientras
se cubría de gloria con la inauguración de la exhibición de buena parte de su formidable
colección de arte latinoamericano en el Museo de Bellas Artes de Houston. Tanya
Capriles, viuda del banquero David Brillembourg, es una venezolana con gran
presencia en el mundo internacional de la plástica.
Su hermano Miguel
Angel Capriles López también se encontraba en la ciudad para presenciar el
evento y para someterse a chequeos médicos regulares. Al igual que sus hermanas, estaba alojado en
el Hotel Za Za, en el Distrito de los Museos, donde traté de entrevistarlo sin
resultados. Como sus hermanas y tantos otros venezolanos, él ya tiene un pie en
el exterior.
La entrevistada no
develó la misteriosa identidad de los compradores, dando así pábulo a la
creencia general de que los agresivos capitales chavistas ahora se apoderan también
de los medios impresos. No obstante lo poco que dijo sobre el particular es
suficiente para dibujar conclusiones. Tampoco reveló el monto de la transacción.
Se ha hablado de 140 millones de dólares y al parecer es así, cifra que luce
pequeña para la importancia de Últimas
Noticias y los demás medios, además
de toda la moderna estructura física y tecnológica. Eso revela cómo Venezuela
pasó a ser un país temeroso y en remate.
-Ustedes se desprendieron de la Cadena…
-Sí. Con mucha
tristeza y dolor nos hemos visto obligados a vender por muchas razones. Los medios televisivos y de radio en
Venezuela se han visto ahorcados, ahogados, y la señal se pierde. Confieso que
lloré cuando ocurrió la venta de Globovisión,
que era un medio combativo y…
-¿Ustedes se sentían afectados?
-Si, muy afectados.
Ya no autorizan, por ejemplo, los dólares para la importación de papel…
-¿Los estaban ahorcando económicamente?
-Si, claro. Los
sindicatos, por ejemplo, eran una lucha constante. Llegué a ver a mi hermano arremangarse
para enfrentar a 50 personas de un sindicato que estaban ahí. La situación se fue haciendo muy difícil. Mi
hermano, como usted debe saber, había modernizado todos los medios de la Cadena
hasta convertirlos en completamente nuevos. Esa es ahora una nueva prensa, con
una redacción espectacular, de acuerdo con las tendencias del mundo
periodístico moderno.
-Cuando mi padre
murió, mi hermano asumió las riendas de la Cadena y lo primero que hizo fue
reunirnos a las seis hermanas para preguntarnos: “¿Ustedes quieren que
repartamos unos dividendos o prefieren que modernicemos los medios?” Las seis, unas con dinero, otras no, le
respondimos: “Lo que tú digas, estamos contigo”. Todos queríamos que los medios
se modernizaran y así se hizo. Durante diez años los herederos no recibimos
nada (dividendos). Se construyó la nueva sede, se instalaron las más modernas
rotativas de Latinoamérica. Mi hermano llegaba con gran orgullo a la nueva
sede.
Después de una
breve pausa, Tanya Capriles levanta la mano derecha, la mueve poco a poco y
continúa hablando de su hermano Miguel Angel, conocido por todos como “Michu”.
En ningún momento hay referencias al otro hermano, al medio hermano, cuyo
nombre es también Miguel Angel. La relación se rompió en medio de un prolongado
conflicto sucesoral, en el cual los grandes ganadores fueron muchos abogados
dentro y fuera del país.
-Usted –prosiguió
TCB- no tiene idea acerca de cómo mi hermano está desmotivado con el país. Él
es un hombre que no llega a 50 años, quería vivir en el país. La gente en la
calle le decía que sacara a sus hijas del país.
Tanya Capriles
comentó luego que la vida en Venezuela no vale nada, a cualquiera lo matan en
la esquina. “Es impresionante como se ha destrozado, como se ha acabado el
país”…
-¿Esas cosas estimularon la decisión de vender?
-Si, toda la
inmensa presión que hay. Todos los días había llamadas telefónicas para decir
“no publicaste tal cosa; vamos a cerrar el periódico, no lo vamos a cerrar”…
Eso ocurría todos los días.
-¿Tienen planes de invertir en medios de comunicación en
el exterior?
-No. No lo creo,
pero no le puedo asegurar.
-¿Las empresas de la Cadena Capriles habían dejado de ser
rentables? ¿La escasa rentabilidad influyó también en la decisión?
-No por dejar de
ser rentables. Como usted sabe, el periódico en sí mismo no es rentable. Se vende
por debajo del costo de producción, pero se tiene la publicidad. Pero ahora no
hay empresas que publiciten. No hay nadie que lo haga. El único que lo hace es
el gobierno. A nosotros nos acababan de
quitar pautas porque no habíamos destacado algo que hizo el presidente Maduro o
porque no se destacó como ellos querían.
-¿El gobierno ejerció presiones para que ustedes
vendieran?
-No. Se presentó la
oportunidad de vender. Un grupo hizo una oferta y mi hermano habló con nosotras.
Mi hermano tiene un desgaste emocional en este momento. Él había logrado algo bellísimo, todo el que
trabajaba con él lo quería y quienes trabajaban con él se sentían orgullosos
porque sentían que era un jefe que estaba con ellos, que incluso jugaba dominó
con ellos. La nueva sede se había inaugurado hacía apenas unos meses. Los trabajadores tenían un buen comedor, en
el cual también mi hermano almorzaba y conversaba con todos. Allí hay parque infantil, salas de juegos,
todo para los fines de semana.
-¿Los nuevos dueños son chavistas?
-No. No le puedo
decir. No fueron chavistas, pero no sé qué hay detrás o delante de eso.
Así finalizó la
entrevista con TCB. La acompañé de regreso a su hotel, donde los hijos la
esperaban para salir a almorzar. Intercambiamos ciertas anécdotas y emprendí el
retorno a Richmond en medio del calor abrasador propio de estos meses.
Manejando por la autopista me preguntaba qué hubiera hecho el viejo Miguel
Angel Capriles en circunstancias como estas, después de haber batido el cobre
contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y de haber asumido posturas
beligerantes incluso contra grandes líderes democráticos. Ahora lo cierto es que la Cadena Capriles
dejó de existir porque nunca fue persona
jurídica. Cada periódico era una empresa.
Ciertas preguntas
quedaron dando vueltas en mi cabeza:
¿Qué pasará con los restantes pocos medios impresos no chavistas?
¿Morirán sus dueños con las botas puestas?