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lunes, 29 de octubre de 2012

La quimera de Gutiérrez Menoyo


Ricardo Escalante, Texas
Desde la muerte del “gallego” Eloy Gutiérrez Menoyo, ocurrida hace varios días en La Habana, a veces me he preguntado cuántos en realidad sabían quién se trataba y por qué bien merece un homenaje en estos tiempos de memoria corta y de alegrías sin sentido en los pueblos latinoamericanos.

Hay hombres que abrazan una causa, la idealizan y la sirven porque la sienten propia aunque en apariencia sea ajena, y todas las noches quieren seguir soñando a pesar de que la terca realidad es una pesadilla. Sufren la pesadilla y tratan de despertar en un mundo distinto, pero eso es imposible porque ellos están condenados para siempre. Así vivió y murió el cubano Gutiérrez Menoyo, a quien no conocí pero sí supe de sus convicciones.

Las desviaciones totalitarias de los hermanos Castro condujeron al “gallego” -que había nacido español y nunca perdió el acento madrileño-, a expresar insatisfacciones frente a las injusticias y a pedir rectificaciones que nunca fueron escuchadas, y cuya única consecuencia fueron los 22 años de prisión que finalizaron en 1986 por la insistente petición de Felipe González. El régimen que había ayudado a iniciar no le concedía derecho a pensar y menos aun a reclamar, pero aun así no odió a Fidel Castro porque sus ideas iban más allá. Por eso, no vaciló en hablarle frente a frente al dictador sobre pluralismo.

Hay otros que, por el contrario, nadan en “mares de felicidad” como la cubana y se nutren de sus procedimientos primitivos a pesar de que, por ejemplo, nada le borrará a ésta sus más de 6 mil fusilados y desaparecidos, ni tampoco el tenebroso Estado policial en que cada quien se cuida del otro y ni siquiera hay el derecho a pensar a escondidas. Pero esos otros, que a distancia aprendieron, copiaron y distorsionaron métodos de hegemonía gramscianos, ayudan la permanencia del vetusto régimen de los Castro para sacar sus propios beneficios.

En sus últimos años de vida y con la salud venida a menos, Gutiérrez Menoyo había dejado de ser activo en las protestas contra la familia Castro. Durante la etapa que pasó fuera de Cuba, de donde huyó poco después de obtener la libertad, no le escaseó la aversión de grupos antifidelistas por su persistente demanda del diálogo para abrir caminos a la convivencia política. Regresó a La Habana porque no podía vivir en otro lugar y ahí murió a los 77 años. Su breve testamento político revela las frustraciones y derrotas de más de cincuenta años de lucha contra la barbarie. Es un documento que habla de “la necesaria apertura política”, al tiempo que denuncia “que aquella empresa, llena de generosidad y de lirismo, que situaría de nuevo a Cuba a la vanguardia del pensamiento progresista, ha agotado su capacidad de concretarse en un proyecto viable”…

Él, que tenía suficientes mecanismos de información, conocía detalles de los planes de “solidaridad petrolera” que en más de catorce años han mantenido a flote a Cuba a cambio de la exportación de las comunas, de agentes del G-2 y de contingentes médicos con funciones policiales, para tratar de trasplantar la revolución al no lejano país benefactor mandado por un militar tropical que en el bolsillo lleva un diccionario de hechicería.

Vidas y enseñanzas como la del “gallego”, tal vez podrían servir de advertencia a quienes abrazan proyectos políticos de un hombre, por un hombre y para un hombre. ¿Para qué embarcarse entonces en una pesadilla?
ricardoescalante@yahoo.com 

domingo, 21 de octubre de 2012

La conjura final


Ricardo Escalante, Texas
La razón esencial de muchos dirigentes políticos importantes para no escribir libros sobre sus experiencias, es el temor a enajenarse amistades, a exponerse como vanidosos o incurrir en exageraciones. Eso, sin embargo, no quiere decir que todos sean cortados con el mismo patrón, porque, aunque son los menos, hay quienes en una actitud pedagógica reflexionan en voz alta para reconocer errores y en  actitud cívica explican por qué no volverían a hacer lo que hicieron.

Conocí a Octavio Lepage hace unas cuatro décadas durante mi ejercicio reporteril en Caracas, mientras él era miembro de la Comisión de Defensa del Senado y también de la dirección nacional de Acción Democrática. Era tacaño y tenía fama de tacaño hasta para pagar sus invitaciones a tomar café. Medio en broma y medio en serio, sus amigos lo llamaban en voz baja “Mister Memoria”, porque siempre andaba en la Luna con aires indescifrables o hacía creerlo. Ahora, después de tantos años, he podido comprobar a plenitud que su “disco duro” lo registraba todo y la desmemoria era una simple veleidad que administraba a su antojo.

Con mucha razón lo consideraban “gonzalista”, porque siempre estuvo en el círculo más cercano a ese viejo erudito que era Gonzalo Barrios, que siempre tenía elegantes motivos para discrepar pública o privadamente de su compañero de partido Carlos Andrés Pérez, de cuyo primer gobierno Lepage fue ministro. También fue ministro en la etapa de Jaime Lusinchi, y fue inocultable la preferencia gubernamental por su aspiración a la candidatura presidencial en 1988, en una agria competencia con CAP. Y, en definitiva, aunque había sido amigo y colaborador de CAP, sus discrepancias con él nunca fueron secretas.

Digo ahora estas cosas, después de haber leído La conjura final, esa larga y magnífica entrevista-libro en la cual Lepage le narró al veterano periodista Javier Conde sus vivencias y autocríticas. Y lo digo porque conocí, traté y a veces hasta tomé un par de wiskies con Lepage, sobre todo en esas dos semanas en las cuales fui asistente suyo Miraflores, luego de la confabulación que defenestró y sometió a un juicio político amañado a Carlos Andrés Pérez en 1993.

La conjura final es un libro importante por las razones que resumo: 1) Admite que AD y él mismo desde la presidencia del Congreso, cometieron un grave error al permitir el juicio contra CAP; 2) Casi no hace referencias al presidente Jaime Lusinchi (¿por qué?) y deja maltrecho el equipo económico del gobierno de esa época; la anécdota sobre una cena en honor del jefe de la Reserva Federal norteamericana, Paul Volcker, en la casa del entonces ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua, es demoledora; y, 3) Las referencias al equipo económico de CAP son el contraste. Lo define como brillante y con buen juicio dice que a esos tecnócratas les faltaba cancha política y, además, agrega que CAP tenía una visión moderna del país.

Lepage hace asombrosa gala de su memoria al citar fechas, nombres y circunstancias específicas que enaltecen el espíritu cívico que condujo a logros importantes para la República. Refresca episodios de las luchas contra las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, de las conspiraciones de derecha e izquierda durante los cuarenta años anteriores a Chávez, y de manera distraída e inesperada hasta desempolva sus escapadas con la soñadora Shirley por gratos recovecos ingleses. No oculta que se cometieron excesos policiales como el de la muerte del secretario general de la Liga Socialista, Jorge Rodríguez, cuando él era ministro del Interior y se investigaba el secuestro del industrial Niehous.

En ese libro, Octavio Lepage se deja ver como lo que siempre fue: Un dirigente honesto, fiel a sus ideas, comprometido con las causas democráticas, tímido, frustrado por el desastre ético, político, económico y social, a que el autócrata ha sometido a los venezolanos en estos interminables tres lustros. Y da una lección, al invitar a los jóvenes a estudiar la historia nacional, a investigar y a dibujar sus propias conclusiones.

A Javier Conde, de inagotable vocación periodística, lo conocí en sus comienzos en la profesión. Miembro de una hornada mucho menor que la mía, firme defensor de la libertad de prensa y de los derechos de los periodistas. La conjura final es solo un peldaño más de esa carrera con buenas demostraciones de olfato para la noticia, la crónica y el reportaje.

viernes, 19 de octubre de 2012

Lula, los negocios… Lula


Ricardo Escalante, Texas 
Son las dos de la tarde cuando manejo por una de esas congestionadas superautopistas de Houston que lo mantienen a uno con los reflejos en guardia, porque cualquier descuido… Replica el teléfono celular y yo, que no puedo abandonar lo que me ocupa para ver quién es el inoportuno, apenas puedo hundir el botón del “manos libres”…

-¿Aló, aló?
-Ahh, estás ahí. Te había llamado antes pero tu… 
-Yo qué, ¿yo qué? Lo que pasa es que apareces en el peor momento, pero te atiendo porque manejas información de primera mano y no quiero perder un dato crucial, sobre todo cuando Hugo Chávez está…

Es la inconfundible voz de mi viejo amigo inglés que siempre está en el lugar indicado y ve y escucha cosas que me interesan, aunque los negocios que él busca casi nunca salen bien… Pero bueno, eso no le importa porque el dinero le permite el placer de mujeres hermosas y acceso al poder y, aunque a veces se queja de mis indiscreciones, es ostensible su disfrute del arte del buen chisme.

-¿Dónde andas?, le pregunto. 
-Aquí en Buenos Aires, escuchando las paradójicas lecciones de democracia que Luiz Inacio Lula dicta con cara de San Nicolás o de yo no fui… Y después de lo dicho por Lula, debes haber comenzado a acostumbrarte a la idea de votar por Nicolás Maduro o por ese hombrecillo de “ojitos bellos” predilectos de Chávez… “¡Alternancia!”, le recomendó el brasilero a Chávez al insinuar también que Dilma Rousseff es fruto de su imposición, y que Chávez debe empezar a preparar a su sucesor porque…

-¿Candidato para dentro de seis años? 
-Lula dijo alternancia porque está enterado de los detalles del enemigo silencioso y… Bueno, mejor no te cuento eso porque lo vas a publicar, con lo cual el secreto mejor guardado de Chávez dejará de ser secreto. Claro, Lula siempre apoyó a Hugo porque Venezuela es un país rico, y Brasil tiene la constructora Odebrecht, la fabrica aviones Embraer, armas, exporta cachibaches… Ahh, y existen unos acuerdos energéticos y otros con EMBRAPA en materia de “soberanía alimentaria”… Tu sabes, Hugo es generoso con… Más de 4 mil millones de dólares ha obtenido Brasil y, claro, hay retribuciones políticas, pero bueno también hay que entender que la vida es finita.

-¿4 mil millones y vida finita? 
-Ya veo. Ya veo, eres ingenuo, pero en política no hay ingenuidad. Brasil juega por adelantado y avizora el futuro. Por eso Lula, que está detrás de mi amiga Dilma, piensa en el sucesor de Chávez… Ni Cuba, ni Argentina, ni Bolivia, tienen dinero para garantizarle a Brasil algo parecido.

-¿Y no crees que las vacas gordas de Venezuela se han acabado? 
-Los que estamos enterados del asunto sabemos que el Fondo Chino ya asciende a cien mil millones de dólares para Venezuela y que la deuda total roza los 300 mil millones de dólares, pero todavía le queda capacidad de endeudamiento que los brasileros tratan de aprovechar. Venezuela todavía está echando la casa por la ventana y está quemando incluso sus reservas internacionales. Eso es una ganga que…

-¿Ganga? 
-Claro, los demás tienen que aprovechar el espejismo del ta´barato de Chávez. Lo de Lula son los negocios. Los negocios Lula…

domingo, 14 de octubre de 2012

En la mitad de la nada


Ricardo Escalante, Texas
Dadas las encontradas reacciones que despertó mi anterior artículo de opinión (Falencias de un candidato), me veo en la obligación de hacer nuevos comentarios y precisiones sobre lo que en mi concepto debe ser el nuevo liderazgo político venezolano.

Algunos estuvieron de acuerdo con los criterios entonces expresados, otros los interpretaron como una apología irracional a los gobiernos y a la clase política de los cuarenta años anteriores a la autocracia de Hugo Chávez. Yo, sin embargo, había advertido que en esa etapa importante de la historia nacional hubo graves errores, desviaciones y corrupción, así como logros relevantes y virtudes de muchos dirigentes. A eso no agrego ni quito nada.

También dije que era imposible repetir gobiernos y calcar decisiones y errores. Pero lo que sí debo explicar ahora es adónde, en mi opinión, debe ir el país y qué clase de liderazgo deberíamos tener, para lo cual son necesarias algunas consideraciones fundamentales sobre las dos venezuelas que a duras penas hoy comparten el mismo territorio.

La primera Venezuela es un poquito más grande que la otra. Es la que gobierna y desgobierna a su antojo y ha convertido el país en dominio del hampa y de atropellos. Esa Venezuela es una realidad. Existe y representa 54 por ciento de la población, y sigue siendo la misma que elección tras elección, desde diciembre de 1998 se ha pronunciado de manera inequívoca por una fórmula autoritaria, y está satisfecha con las pretensiones de perpetuidad del líder.

Para tratar de entender y explicar ese fenómeno es bueno acudir a la historia nacional, que apenas muestra períodos muy breves de democracia efectiva. Esto, que tampoco se puede ignorar, permite ver la histórica sumisión al hombre fuerte y conduce a la pregunta de por qué eso sigue ocurriendo, a pesar de que ya no somos el mismo pueblo rural e iletrado del siglo XIX y el mundo ha sido revolucionado por las comunicaciones electrónicas. Algunos piensan que se trata sólo del apoyo a quien regala cemento, láminas de zinc y dinero efectivo, para que todo siga como está, pero yo creo que hay algo más que debe ser estudiado con seriedad y ponderación, como causa de nuestros quebrantos. Sería, entonces, interesante una investigación sociológica desapasionada sobre la idiosincrasia del venezolano.

La otra Venezuela es una descuartizada, hecha mil pedazos, que se unió detrás de Capriles Radonski por la razón inevitable. Hay en ella un sector importante de ciudadanos sensatos que entienden la política como el arte del pluralismo, el diálogo y la confrontación de ideas, pero también hay extremismos similares al prevaleciente en el chavismo. Hay sectarios e interesados en ventajas personales y de grupo y hay, además, otro sector de escépticos frente a todo.

Una porción mayoritaria de esa Venezuela quiere y busca un cambio detrás de un líder joven por joven, sin entrar en análisis de fondo sobre su formación cultural y política, sobre sus capacidades reales. ¿Eso es bueno? Yo más bien pienso que podría ser joven, estudioso y bien apto para el ejercicio de las funciones del Estado, pero también podría ser otro con un poco más de edad y con iguales o más adornos. Lo importante es que quienes tienen méritos y aspiraciones dejen ver sus cualidades en la lucha contra el gobierno unipersonal, porque nadie sabe si la salud de Chávez aguanta el trote de 20 años abusando del país a su antojo y tampoco nadie sabe qué puede pasar. Y, por otra parte, es bueno recordar que el espadachín justiciero que muchos en sus arrebatos veían en el joven teniente coronel (44 años cuando llegó a Miraflores), ha servido para destrozar el país. De allí que sin caer en exclusiones, me limito a lanzar inquietudes al voleo.

¿Adónde debe ir el país? A un movimiento con efectiva democracia interna que nazca de manera natural, sin fórceps, que ofrezca una esperanza sustentada en un proyecto político con ideas y programas. Con fórceps nacieron el PSUV y antes el MVR y el MBR 200, sin que ninguno de ellos haya ido a la esquina como verdadero partido político, porque han sido creación de un hombre y por un hombre dañino, iluminado y corrupto; pero, de igual manera, es indispensable reconocer que en la oposición de los últimos años ha habido grupos y partidos efímeros, sin valores especiales.

Hay quienes sostienen que las ideologías son apenas enclaves del pasado, arcaicas, casi paleolíticas. Dicen que hoy no tiene sentido hablar de derechas, de centro o de izquierdas. Para mí todo eso sí tiene sentido. Y lo digo con convicciones, porque todavía no veo en la oposición el asomo de un partido o movimiento que se encamine a sustituir los desvencijados partidos políticos que hoy tenemos. Y ahí quería llegar para mencionar la razón de ser de mi anterior artículo, porque en la vieja política no todo era corrupción, hampa, sinrazones, es decir, todo eso que hoy salta a la vista y empuja oleadas al exilio. Y aclaro: No soy abogado de la vieja política.

jueves, 11 de octubre de 2012

Pedro Rosas Bravo: El gallo puede sucumbir...


Estudioso de los problemas macroeconómicos, el doctor Pedro Rosas Bravo sigue con inquietud el día a día de la vida venezolana y examina con lupa los ingresos y gastos del país, entrando en comparaciones y sacando conclusiones. Hace pocas semanas anunció –en una comunicación que tuvimos- las perspectivas de un inevitable infierno en el país, como consecuencia del despilfarro y de las malas políticas.

Rosas, ex ministro de Hacienda e investigador por más de una década en la London School of Economics, me acaba de enviar un email que, dada su trascendencia, no puedo dejar de compartir con mis lectores. Ahí, con solo una cifra, él pone al descubierto lo que todos conocemos aunque, obviamente, el gobierno del presidente Chávez todo lo maquilla y su lenguaje es el de las medias verdades. A continuación el referido texto:

Estimado Ricardo: 
He leído tu análisis sobre las recientes elecciones (Venezuela a fuego lento). Comparto plenamente tus observaciones y sobre todo el negro panorama económico que has podido dibujar sobre los posibles eventos a corto plazo que tendrá que enfrentar la sociedad venezolana, en particular, la propia gente que apoyó al candidato ganador.

He podido "estimar" con algunos parámetros que me aportaron algunos viejos amigos, que hoy están en en el chavismo, por razones crematísticas, que la campaña electoral del gobierno y su partido tuvo un costo de 4400 millones de dólares, que corresponden a las "ayudas, regalitos en efectivo, equipos domésticos de variada naturaleza, movilizaciones, y todo tipo de bonificaciones monetarias". Pude verificar estas estimaciones tomando como muestra lo que sucedió en algunos municipios de Margarita, (donde yo nací), y que se inclinaron a favor del chavismo a pesar de la buena gestión de Morel Rodríguez en materia social y educativa, a favor de la gente pobre de tales localidades.

En definitiva fue una lucha muy desigual, en condiciones escasamente democráticas. Como me dijo un viejo gallero margariteño: " la pelea fue entre un gallo con grandes espuelas de plata pura y un pollito crestón de escasas espuelas, con un juez parcializado y en medio de un gentío acostumbrado a vender su alma al rico apostador" Habrá que seguir en la lucha, preparando mejor al pollito y a sus partidarios, y modificando a todo evento las reglas del combate. Y hay que hacerlo con rapidez, pues el gallo puede sucumbir por efecto de la "peste"!!
Saludos,
Pedro Rosas Bravo
Barcelona, España

miércoles, 10 de octubre de 2012

Falencias de un candidato


Ricardo Escalante, Texas
Cualquier evaluación de las elecciones del domingo 7 de octubre en Venezuela, tiene que pasar por el reconocimiento de la actuación incansable de Henrique Capriles Radonski y, por supuesto, de los factores políticos integrantes de la alianza opositora. Pero, por supuesto, es temprano para hablar sobre el liderazgo futuro de Capriles y de la unidad del heterogéneo movimiento que lo acompañó.

Por eso, la razón de ser de este artículo se relaciona con el amplio espectro de reacciones que ha habido en el sector derrotado, que van desde la desilusión y el llanto hasta celebraciones por el supuesto alumbramiento de un nuevo salvador de la nación. Y me parece que quienes se sitúan en esos extremos están perdiendo de vista un hecho elemental: La política se hace todos los días y la última palabra nunca está dicha.

La propuesta electoral de Capriles fue respaldada por 6.5 millones de ciudadanos, cantidad superior en dos millones de votos y en 7 por ciento a la obtenida por Manuel Rosales en 2006. Ese caudal es producto del enorme esfuerzo físico de Capriles y de su evidente deseo de desplazar la dañina autocracia Hugo Chávez, pero al mismo tiempo es fruto de la gran contribución de los partidos políticos y de otras organizaciones e individualidades que lo acompañaron. Los gobernadores y alcaldes opositores tuvieron una participación relevante.

Hay muchos elementos que influyeron para que el resultado fuera adverso. Agunos de ellos ya fueron examinados en mi anterior artículo, y existen otros que no voy a tocar en esta ocasión porque quiero concentrarme en el candidato presidencial, que es inteligente y con una corta y a la vez encomiable trayectoria política.  Tiiene muchas cosas por hacer.

Hoy algunos equivocadamente ven en Capriles un líder perfecto, sin debilidades, nacido casi como el mecías. Pero los hechos demostraron que tiene debilidades de peso que, con su inteligencia y su probado deseo de ser líder, deberá tratar de superar. Antes, insisto, hay que reconocer que supo rectificar el discurso vacilante, impreciso, frío, de la etapa de las elecciones primarias y del comienzo de la campaña, para luego desarrollar una estrategia de ataque frontal al gobierno desastroso de Hugo Chávez, que ha causado graves trastornos económicos, políticos, sociales y ,sobre todo, morales a la sociedad venezolana.

En su largo recorrido por el país, las carencias de Capriles en el manejo de los temas económicos fueron protuberantes. Usaba y manejaba las cifras y frases preparadas por asesores económicos, pero eso no era suficiente a la hora de abordar los temas y problemas específicos. Ahora tendrá que dedicar tiempo al estudio de las materias económicas, que son indispensables para todo hombre de Estado aunque, obviamente, un Presidente no tiene por qué ser un sabelotodo.

Después de las elecciones de gobernadores, en las cuales él jugará un papel de primer orden apoyando a sus candidatos, en la oposición se producirá el barajo natural de todo proceso político democrático, que se nutre de la controversia de ideas y de la competencia. Porque solo en circunstancias excepcionales, con imponderables, nacen y se consolidan los líderes políticos, de lo cual son ejemplos Hugo Chávez con sus rebuscadas frases del 4 de febrero de 1992 y César Gaviria Trujillo en Colombia (1989), cuando sin haber sido relevante, surgió en el entierro de Luis Carlos Galán, al ser señalado por el hijo de este como sucesor del proyecto político del asesinado candidato. Lo normal, usual, lógico y saludable, es que los estadistas sean fruto de largas luchas y del estudio.

Otro desafío de Henrique Capriles tendrá que ser el estudio y aprendizaje de la historia latinoamericana y, sobre todo, la contemporánea de Venezuela. Ningún político puede desconocer la historia si quiere entender a su país.

En la campaña electoral y en la rueda de prensa que dio dos días después de su derrota, fue obvio su desconocimiento de la historia contemporánea de Venezuela. Capriles habla de la vieja política y hace insinuaciones sin fundamento contra muchos que lo respaldaron y combaten a Chávez, pero no sabe que, por ejemplo, eso que el Presidente califica despectivamente de vieja política -a pesar de las múltiples desviaciones, fallas y hechos de corrupción- tiene abundantes pasajes hermosos de valentía y dedicación, con obras y personajes merecidamente imperecederos.

Eso que Capriles llama con asco la vieja política -al igual que Hugo Chávez-, representa el período más largo de la vida democrática venezolana, con personajes fundamentales como Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Andrés Elñoy Blanco, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Juan Pablo Pérez Alfonso, Carlos Andrés Pérez, y hasta miembros de la izquierda radical que luego comprendieron su equívoco e hicieron contribuciones relevantes a la vida del país y a sus instituciones.

Entre los hechos concretos de la vieja política que no podrán ser desconocidos, están la lucha contra la dictadura atroz de Marcos Pérez Jiménez y aun antes, contra el oprobio de Juan Vicente Gómez; el Pacto de Punto Fijo, que en su breve vigencia logró convertirse en un modelo a seguir sobre gobernabilidad; la conquista del voto universal, directo y secreto, la masificación de la educación, las obras de Gurí, el surgimiento de una clase media sólida, el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho y muchas cosas más, que Capriles no ha tenido tiempo de estudiar.

No se trata de repetir gobiernos porque, en primer lugar eso sería imposible, dado que sus protagonistas están muertos y sus partidos están extinguidos o en los estertores de la muerte, pero la historia está ahí y es imborrable. Además, los asesores de Capriles tuvieron el desatino de no enseñarle ciertos ejercicios útiles de memoria, para evitar que algún malintencionado saliera a recordar que ese candidato había iniciado su carrera política agarrado de la mano de COPEI, partido que lo hizo diputado por el Zulia y luego Presidente de la Cámara de Diputados en una alianza de la vieja política.

Y, finalmente, es obvio que existen muchos otros dirigentes políticos jóvenes con grandes méritos, sólida formación académica, con algo del necesario burdel y hasta con ideas distintas, que también luchan con igual derecho por una vida mejor para sus conciudadanos.  Por todo eso y más, solo podemos decir: Amanecerá y veremos.

lunes, 8 de octubre de 2012

Venezuela a fuego lento


Ricardo Escalante, Texas
La reelección del presidente Hugo Chávez Frías, con harto ventajismo en el uso de los medios de comunicación y con el aparato del Estado a su servicio, significa la continuación de las mismas políticas de los últimos 14 años. La disidencia, a pesar de la desventaja, sigue siendo casi la mitad del país y, por supuesto, es temprano para saber si Capriles habrá consolidado su líderazgo como alternativa y esperanza opositora.

Chávez se relegitimó y se dio el fortificante baño de masas que siempre le ha empalagado. Hoy aparece proyectado con la falsa imagen internacional del demócrata respetuoso de la voluntad popular, a quien muchos fuera del país le conceden el beneficio de la duda y respaldan su proyecto “revolucionario” a cambio de contribuciones y operaciones económicas.

Como las campañas electorales conducen de manera implacable a la búsqueda de errores y también de culpables de las derrotas, hay que decir que si la oposición hubiese hecho sus elecciones primarias en septiembre u octubre del año pasado –como lo proponía Pompeyo Márquez-, Capriles habría tenido más tiempo para superar las evidentes deficiencias de su discurso y afinado el mensaje, que en los meses iniciales estuvo plagado de deficiencias. Le faltó tiempo para llegar más a centros poblados en los cuales el nivel de conocimiento del Presidente es sólido, y habría reunido –tarea difícil- más dinero para llegar al electorado. Pero, en el desesperado intento por imponer un candidato de sus preferencias, los partidos Acción Democrática, COPEI y otros, se empeñaron en demorar la decisión hasta febrero.

Al modificar su discurso e introducir cambios de fondo en la campaña, el joven aspirante a la Presidencia tuvo un espectacular remate que hacía pensar a muchos que Chávez era cosa del pasado. Demostró, por un lado, gran fortaleza física y, por el otro, que quería ser Presidente. No perdió un solo minuto.

Transcurrida ya la consulta popular, es inevitable echar un vistazo a las condiciones éticas, económicas, políticas y sociales del país, y a sus perspectivas. Después de 14 años en el poder, la moral de un amplio sector de venezolanos está reblandecida por el manejo impropio del Estado; la economía no tiene el sector económico privado que antes producía empleo y garantizaba buena parte del abastecimiento, los partidos políticos son débiles y carecen de liderazgo, y las organizaciones sociales están agrietadas y desmoralizadas. Las cifras oficiales muestran una sociedad sometida al imperio del hampa, que se ha multiplicado con el estímulo oficial.

Hoy, después de las elecciones, en Venezuela sigue vigente el desafío de crear una nueva organización política, judicial y administrativa, que con independencia desempeñe las funciones del Estado para garantizar las funciones económicas y sociales. ¿Lo hará Chávez? Imposible por dos razones: Porque él sabe destruir, no dialoga, no rectifica y ha causado grave daño al país y porque, además, el aspecto físico delata que está seriamente enfermo y existe la posibilidad de su muerte en un tiempo no lejano. Si esto último ocurriera, la Constitución de la República establece (artículo 237) que deberá haber una nueva elección dentro de los 30 días siguientes.

Es, por otra parte, necesario entrar en consideraciones de tipo económico para advertir que ya se agotó la promesa chavista de continuar el despilfarro y que, por el contrario, seguirá la inflación de dos dígitos, los precios de la gasolina tendrán que aumentar de manera significativa y el bolívar será devaluado. Las condiciones del país empeorarán a pesar de los actuales altos precios del petróleo en los mercados internacionales. Para dar apenas una idea de las circunstancias en que se iniciará el nuevo período constitucional, son suficientes unas pocas cifras que constituyen el talón de Aquiles de los venezolanos:

De acuerdo con cifras oficiales, en trece años de gobierno, es decir, hasta 2011, la deuda externa del gobierno central había pasado de 28.455 millones de dólares, a 107.428 millones de dólares. A esa cifra había que agregar 10 mil millones de dólares por concepto de repatriación de intereses, que constituían deuda del gobierno con empresas, así como los pasivos financieros de PDVSA (algo más de 40 mil millones de dólares) y el monto correspondiente al Fondo Chino, que amerita una explicación adicional.

Hasta ese mismo momento (2011), el Fondo Chino -que no es otra cosa que venta de petróleo a futuro y, en consecuencia, es deuda externa- había llegado a 38.500 millones de dólares. Al comenzar el año 2012, la voracidad del gobierno de Chávez estableció nuevos contratos con Pekín, que han elevado esa deuda a cien mil millones de dólares. La administración “bolivariana” recibió y gastó ese inmenso caudal, que compromete las exportaciones de crudo a razón de 500 mil barriles por día a precios indexados durante un período que puede llegar a 25 años, dependiendo de las oscilaciones de los precios y los intereses a que hubiere lugar. Y, como si fuera poco, en el último año ha pactado la compra de equipos militares a Rusia, Bielorrusia y otros países, por más de 10 mil millones de dólares, que también son deuda externa. Existen, asimismo, deudas con contratistas y pasivos laborales de PDVSA y por otros conceptos, por un monto superior a 15 mil millones de dólares.

Todo lo anterior plantea el comienzo del nuevo período constitucional con deudas superiores a 300 mil millones de dólares, con el agravante de que la eficiencia de la industria petrolera se desmoronó por falta de personal capacitado y porque el mantenimiento y la renovación de equipos es insuficiente. Ese deterioro de PDVSA es causante de los accidentes del complejo refinador de Paraguaná, de El Palito y otros, a lo cual se debe añadir un elemento que siempre ha estado en la opinión pública: El suministro de cien mil barriles diarios de petróleo a Cuba en condiciones incobrables, así como las deudas acumuladas por exportaciones hechas en términos similares a través de Petrocaribe, sin que PDVSA hubiese elevado su capacidad de producción y exportación, lo que conduce a pensar que el ingreso petrolero real de los venezolanos ha sido puesto en la picota por Chávez.

Ahhh, y un pequeño pero significativo elemento es la posibilidad de que los precios del petróleo bajen en algún momento, sobre todo porque Estados Unidos, que ha sido tradicionalmente importador de hidrocarburos, está pasando a ser productor en gran escala y reduciendo de manera acelerada su dependencia energética del exterior. ¿Soportaremos 20 años así?

viernes, 5 de octubre de 2012

A pocas horas de las elecciones en Venezuela


Ricardo Escalante, Texas
Las elecciones presidenciales venezolanas de este domingo 7 de octubre, serán las más inciertas en muchos años porque, sea cual sea el resultado, el país tendrá que someterse a inevitables cambios políticos, económicos y sociales. En más de sesenta años Venezuela nunca se había debatido tanto entre el bien y un infierno prolongado.

Cuando faltan apenas unas horas para el comienzo de las votaciones, la oposición y el chavismo aseguran contar con el respaldo de la mayoría. Unos y otros dicen que cuando menos tendrán un millón de votos de ventaja, mientras los más recientes sondeos de opinión pública conducen a pensar que la brecha no será tan grande. Las encuestas y las empresas encuestadoras, además, fueron utilizadas como instrumento de propaganda en la campaña.

Son elecciones inciertas porque en el supuesto de la reelección de Chávez, él tendrá en sus manos un país inestable, que le ha perdido el respeto por su ineficiencia descomunal, por haber impuesto un régimen de terror y delincuencia, de atropellos generalizados y de una corrupción que toca las puertas del despacho de Miraflores. En esas circunstancias, con la deuda pública y el gasto militar en niveles insostenibles, Chávez no tendrá otro camino que radicalizar su proyecto político, que hasta ahora ha sido un estruendoso fracaso. El escenario de una apertura democrática con Chávez es improbable. En ese mismo caso, es también necesario considerar la posibilidad de la falta absoluta del Presidente, porque su rostro y abdomen abotagados denuncian su precaria salud, vale decir, la continuación de Chávez en Miraflores es garantía de un gran infierno.

Y, por el otro lado, después del sorprendente e inteligente remate de la campaña de Henrique Capriles Radonski, su victoria plantea, en primer lugar, un escenario de esperanza y de rectificaciones. De diálogo y respeto a la pluralidad de las ideas, de libertad, de regreso al fomento del sector económico privado y a la creación de nuevas fuentes de trabajo. No obstante, hay múltiples razones de preocupación, porque hay problemas que no podrán ser resueltos a corto o mediano plazo. El desafío de Capriles será la sensatez, la ponderación, a la formación de un verdadero gobierno de concentración nacional, para evitar saboteos y conspiraciones del chavismo, así como las ambiciones y luchas de grupos políticos que se sentirán con derecho a parcelas de poder.

Como consecuencia de la concentración de poder creada por Chávez, tal vez se planteará la posibilidad de una nueva Constituyente, que a Capriles no le gusta, pero seguramente habría que pensar en el regreso al Congreso de la República bicameral, en ponerle coto a la politización de la Fuerza Armada y en la independencia plena del Poder Judicial. ¿Cómo, cuándo, con qué mecanismos y cuál será su alcance? Las respuestas -que no están al alcance de la mano- deberán ser obra de verdaderos orfebres de la política. El nuevo gobierno no podrá escapar a la austeridad y hasta habrá promesas electorales que no se cumplirán porque la cobija no alcanzará para tanto.

Estos son, en pocas palabras, los escenarios que los venezolanos tienen planteados en este momento y solo cabe esperar unas horas. Así las cosas, es deseable que la brecha en términos de votos no sea tan pequeña como todo augura, para conjurar los temores de un estallido de violencia que puede abrir la caja de Pandora.
ricardoescalante@yahoo.com




miércoles, 3 de octubre de 2012

Lo que está en juego


Ricardo Escalante, Texas
Los días finales de la campaña electoral venezolana han sido tan dinámicos y han despertado tantas expectativas dentro y fuera del país, que no pueden dejar de ser analizados con cierto detenimiento. Y la razón es que no se trata de una elección cualquiera, y el resultado tendrá repercusiones en Venezuela y en varias naciones del Continente.

Un aspecto relevante es el remate espectacular del candidato Henrique Capriles, que ha superado en contenido y emoción popular al presidente Hugo Chávez. Capriles ha visitado más ciudades y tenido más contacto directo con los electores, mientras las intervenciones del jefe del Estado han sido breves y enfocadas a descalificar al rival en términos personales. La enfermedad impone límites.

Los más recientes discursos de Capriles han sido buenos, con ataques frontales y efectivos al gobierno, que ha sido incapaz de enfrentar la inseguridad individual y colectiva, las deficiencias de los servicios públicos, el despilfarro de los recursos naturales, el deterioro de la salud, el aumento del costo de vida y la corrupción. Sus ofertas se concentran en lo que toca a la gente, como una manera de hacer un contraste con Chávez.

El discurso presidencial luce cansado, repetitivo, tedioso, sin novedades. Después de 14 años en la Presidencia de la República, Chávez ha continuado presentándose como si esta fuera su primera vez: Habla de futuro y no de realizaciones concretas. Claro, carga a cuestas un historial difícil de vender: expropiaciones e invasiones a diestra y siniestra, desmantelamiento del aparato económico privado, apabullamiento a través de los medios de comunicación, intentos de imponer un partido único, atropellos a todos los derechos civiles y políticos, concentración de las instituciones del Estado en un solo hombre, dispendio y corrupción, malos servicios públicos y, sobre todas las cosas, el hampa se apoderado del país.

Aquella infeliz frase -“si mis hijos tuvieran hambre, yo también saldría a robar”- pronunciada cuando apenas se disponía a comenzar el gobierno, ha sido el eje de su política oficial de los últimos 14 años. Por lo menos un miembro de cada familia venezolana ha sido víctima de alguna forma de delito, porque desde el Ejecutivo se han promovido bandas hamponiles y la justicia dejó de existir. La gestión de Chávez es difícil de digerir, pero, por supuesto, no se puede negar que conserva apoyos de un considerable sector popular.

En medio de su mensaje anacrónico, el Presidente acaba de revelar que recibió una carta más de Fidel Castro, en la cual el apolillado dictador cubano le ratificaba su apoyo y le daba seguridades de triunfo. ¿Será bueno eso para un país cuya población es esencialmente joven? Y hace semana y media, Nicolás Maduro fue grabado en Catia mientras se quejaba de la organización de un acto de masas. Al ver una escuálida manifestación a favor del líder, solo pudo exclamar “¡Qué cagada!”, mientras el ministro de información ripostaba: “¡Eso es lo que hay!”

Ya casi en la víspera del 7 de octubre, nadie podría desconocer que Capriles logró el favorable efecto del contraste: Un hombre joven, lleno de vida, activo, nada mesiánico, que promete el diálogo y un gobierno con la participación de todos, frente al ególatra que se siente amo y señor de todo. En un arranque de sinceridad, Chávez hizo una confesión importante: Lo que importa es él y solo él. “¡Qué importa que se vaya la l,uz, qué importa que haya huecos, qué importa que haya delincuencia, si lo importante soy yo!..”

Por todo eso, los electores están en la disyuntiva entre el cambio, el resurgimiento de las instituciones y la democracia efectiva, por un lado, y el infierno que encarna y pretende profundizar Hugo Chávez Frías, por el otro. No obstante, en este instante el instante en que salta a la vista una riesgosa emoción desbordada, es necesario advertir: ¡Eso es lo que está en juego!.

lunes, 1 de octubre de 2012

Un lector: Más vidas que un gato, más mañas que un zorro…


Estimado  Ricardo
Leí su articulo recientemente, lo felicito, me pareció excelente.  Nadie había tenido la valentía de decir lo qué le espera a Venezuela después de las elecciones. Lo que le viene a Venezuela no es nada fácil.

 No quiero ser aguafiestas, pero creo que Chávez ya “ganó” las elecciones. Me explico mejor , no es que tenga los números, no es que tenga los votos, ni siquiera tiene credibilidad, su discurso está mas desgastado que su salud fisica, y su gobierno tiene más tumores que sus ya carcomidas y engangrenadas tripas. Pero es imposible ganar un juicio cuando el jurado y los jueces están comprados. No existen en Venezuela, las condiciones para unas elecciones imparciales y limpias y la opocision bien lo sabe; ya estamos  bastante grandecitos  para creer en cuentos de Caperucita , sobre todo cuando este lobo chavista tiene mas vidas que un gato y  más mañas que un zorro, y cuando todos los que hemos votado en su contra , tenemos todavía visibles y sangrantes  las heridas y cicatrices  de elecciones que fueron amañadas y trucadas.

He trabajado en el area de sistemas por más de 20 años, y me especializo en el área de inteligencia de negocios (manejando data e información para tomar mejores decisiones en la empresa)  y puedo decirles lo fácil que será para el régimen manejar, manipular, cambiar, modificar ,trucar y arreglar los datos para que puedan ganar las elecciones el 7 de octubre. No hay que ser un genio para imaginarlo. Por qué si sus aliados los rusos, chinos, cubanos, argentinos, nicaraguences, ecuatorianosbolivianos, iraníes, norcoreanos lo han hecho de manera exitosa por tantos años , ¿va a ser Chávez más tonto o "pendejo" para no hacerlo? Será muy difícil para Chávez poder recibir de estas joyas de la corona de la "democracia dictatorial o dictadura democrática” como quieran llamarla (perdonen el oxímoron)  el "know how" para consolidarse al menos  7 años más en el poder.

Sabemos que Chávez es un grandísimo incapaz para hacer cosas buenas, pero cuando se trata de marramucias, engaños, estafas, fraudes, artimañas es que este engendro del diablo es capaz de cualquier cosa.

Y entonces cómo carajos ganamos estas elecciones???? Simplemente es:  IMPOSIBLE, ILUSORIO, INALCANZABLE, QUIMERICO, NO SE PUEDE COÑO !!!!!!!!!! NO SEAMOS TONTOS ,  SIMPLEMENTE NO SE PUEDE!  ¿Pero es que acaso no lo hizo en las otras elecciones, o es que ya se nos  olvido la historia?

Pero ojo, hay que ir a votar, Chávez ganará la batalla pero no la guerra. Después vendrá la reacción del pueblo y otro gallo cantará. Una vez que el bravo pueblo se alce no habrá chavista que pueda con él, porque después de la tormenta, solamente veremos la calma, pero, ojo, solo después de la tormenta, no antes . Lo siento mucho, pero nos esperan sangre sudor y lágrimas antes de obtener la libertad. Lamentablemente así será.
 Saludos cordiales, 
Alejandro Rejon, Ing informático, 49 años
(inf. adicional en reserva)