Las grandes
inversiones foráneas no regresarán mientras la
industria petrolera venezolana carezca de recursos humanos calificados.
Ricardo
Escalante
|
Ali Moshiri |
Las opiniones del presidente de Chevron para América Latina
y Africa, Ali Moshiri, sobre Venezuela suelen ser pragmáticas y controversiales.
Y sigue siendo así, sin cambiar un ápice, tal vez porque esa es la política de
la transnacional norteamericana.
En un foro realizado el dos de octubre con un reducido
grupo de participantes en el Baker Institute, en Houston, él hizo una
intervención en la cual abordó el caso venezolano y sostuvo que en el gobierno
de Hugo Chávez no hubo expropiaciones en la industria petrolera. “Lo que hubo fue opciones conforme a las
cuales se podía aceptar la decisión del gobierno o dejar el país. Nuestra compañía decidió examinar las
condiciones, mirar a largo plazo y quedarse”…
Como parte de esa visión, recordó que la segunda empresa
en términos de volumen de producción de crudos en el país, después de PDVSA, destina
cerca de 700 millones de dólares por año para mantener sus operaciones
(alrededor de 2 por ciento de sus inversiones globales).
Al escuchar las palabras de Moshiri dos o tres veces uno
descubre que su forma de abordar los temas adorna la parte crítica del mensaje,
y que cuando habla para escenarios no venezolanos manifiesta cosas distintas.
“El riesgo de Venezuela en este momento no es la
inversión. El problema está en la
eficiencia y en la efectividad de hacer las cosas. ¿Qué quiere decir esto? Que si usted quiere
dedicar otros 20 mil millones de dólares al desarrollo de otro proyecto en la
Faja (del Orinoco), no hay problema en hacerlo.
¿Asumimos nosotros el riesgo desde el punto de vista financiero? Absolutamente sí. La cuestión es cómo se va a implementar el proyecto.
¿Tiene usted la capacidad y la idoneidad para hacerlo? Usted no puede llevar (del exterior) siete
mil trabajadores a Venezuela para construir y operar una planta porque se
pierden las ganancias. Eso no se verá
bien, no se sostendrá y nadie lo percibirá como algo correcto”...
El alto ejecutivo de Chevron ve el problema venezolano en
la carencia de recursos humanos calificados y en la productividad. Por eso piensa que hay un montón de desafíos
que el país deberá superar antes de pasar a una nueva etapa, para que las
inversiones grandes regresen. “Mientras tanto hay que ir paso a paso”…
En ese mismo sentido puso énfasis en la existencia de
oportunidades para que las compañías extraigan petróleo y produzcan ganancias,
pero hay que adaptarse al sistema predominante en el lugar. “Así es como
funcionan los negocios. Nosotros no tratamos de modificar el sistema sino de
trabajar con él, para estar seguros de que tendremos nuestras oportunidades”…
Para ilustrar más la situación advirtió que el problema
de la energía en América Latina no está en el subsuelo porque la tecnología
existe. “El problema está sobre la tierra y no todo está relacionado con la
política, como solía ser. Estamos
hablando de la cadena de suministros.
¿Si usted va a construir algo, dónde encuentra los que lo van a hacer? Se
depende de otras empresas, de empresas de servicios, de socios… Pero si eso no es así, (los costos) se van al
techo y el proyecto se convierte en marginal”…
Un poco más adelante Moshiri se refirió otra vez de
manera directa a Venezuela para decir que es un país rico, con recursos,
petróleos pesados, gas, etc., y recordó el hallazgo por parte de Repsol de un
gran yacimiento gasífero, que le permitiría al país superar su déficit y pasar
a ser un proveedor. “¿Cómo puede usted
convertir eso, no necesariamente en bienes transables, sino en productividad?
¿Cómo puede crear puestos de trabajo? ¿Cómo puede hacer productiva a la gente?
¿Cómo se puede generar capacidad en recursos humanos? Ahora, pienso yo como persona, no como
ejecutivo de Chevron, que la capacidad de recursos humanos (en Venezuela) ha
sido altamente subsidiada, creando derechos. La Venezuela anterior estaba
inclinada hacia el otro lado en forma pronunciada”…
“En la era del presidente Chávez se trató de crear un
balance para ayudar al 80 por ciento (de la población), pero el péndulo se fue
hacia el otro lado. Si la capacidad de
los recursos humanos existe, nosotros invertiremos mucho más”…
La ventaja comparativa que Ali Moshiri observa es que en
Venezuela no se necesitan grandes sumas de dinero para encontrar petróleo. En la Faja (del Orinoco) se puede comenzar
invirtiendo en el desarrollo de un proyecto, mientras en otros lugares, como en
el Golfo de México, hay que destinar miles de millones de dólares para
encontrarlo. Eso hace que los costos en
Venezuela sean bajos y haya la posibilidad de mayor producción.
“Hay quienes se preguntan por qué Venezuela no produce 6
ó 5 millones de barriles de petróleo por día, pero la responsabilidad de la
decisión es del gobierno. Corresponde al gobierno decidir el volumen de
producción de acuerdo con las necesidades del país, en vez de aumentarlo de
manera continua”.
El riesgo en el país suramericano, según el ejecutivo de
Chevron, es relativamente bajo para las inversiones desde el punto de vista de
las expropiaciones y nacionalizaciones, en comparación con otros lugares en los
cuales la empresa está presente. “No obstante, implementar esas inversiones es
un riesgo porque hay que proyectos requieren miles de millones de dólares y, si
las condiciones cambian, pienso que las inversiones cambiarán”.