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jueves, 8 de enero de 2015

Cuando 6 letras tocan a la puerta


Sara Suoto Strom, una científica sin estómago, busca el origen del cáncer. Los negros son más atacados por el de próstata en sus variedades más agresivas.
A pesar de la pobreza y las limitaciones culturales, los mexicano-americanos son más longevos que los blancos y tienen menor incidencia de la enfermedad.

Ricardo Escalante
Una señora menudita de sonrisa fácil y asombrosa velocidad mental, de origen argentino, combina sus experiencias en el campo de la biología molecular y de los factores de riesgo genético y ambiental como una forma de contribuir a la prevención del cáncer.  Es eso que en términos científicos se denomina epidemiología molecular.

Sara Suoto Strom, dos veces PHD, investigadora de larga experiencia profesional en el tal vez más importante hospital del mundo en materia oncológica, es al mismo tiempo un buen ejemplo de que las cosas pueden transcurrir de buena manera cuando esas seis letras que atemorizan a cualquiera, se diagnostican y tratan a tiempo. A ella le fue extraído el estómago y su vida transcurre de manera satisfactoria, aunque, por supuesto, no dispone de espacio suficiente para una abundante comida. ¡Tampoco le preocupa!

Eso, claro, tiene una explicación sencilla: La disciplina profesional le enseñó a ver el cáncer de una manera natural.  Por eso reaccionó sin temores al saber que tenía una pequeña úlcera con células malignas y lo recomendable era la gastrectomía total. No sintió temor. “Hay circunstancias en las cuales uno no tiene opciones. Debemos ser pragmáticos.  Si hay que hacerlo se hace y punto. Pero al mismo tiempo, el hecho de estar rodeada de cáncer todo el día me da una perspectiva distinta a la suya o a la de cualquier otra persona.  Para mí eso es parte de la vida”…

Al escuchar sus palabras le pregunto por qué, si la porción maligna era pequeña, le fue extraída toda la bolsa estomacal. ¿Fue una medida preventiva?”
-No.  No –me atajó-. La palabra preventiva no es adecuada cuando el cáncer ya está diagnosticado.  La pregunta debe ser “¿Qué es mejor, una cirugía pequeña o una extensa?”, y quienes tienen la respuesta son los cirujanos.  Ellos lo deciden, y lo hacen cuando hay la posibilidad de que pudiesen quedar células cancerígenas.  Eso mismo ocurre en los casos de mujeres a quienes se les practica la mastectomía total en vez de la parcial. Se extrae todo el tejido que pudiera poseer células enfermas.

-¿Usted se acostumbró a una dieta especial?
-No. No tengo dieta especial, como de todo.  Como muy poco pero lo hago varias veces al día, como las mujeres embarazadas. Pero lo ideal para todos es comer poco. No es saludable ingerir grandes cantidades de alimentos. Quienes no tenemos estómago no absorbemos suficientes cantidades de azúcares, pero yo no tengo problemas. Además, no me gustan mucho los dulces.  En realidad yo nunca fui de mucho comer, ni tuve problemas de obesidad. 

-¿Qué reemplaza la bolsa estomacal?
-Nada.  La primera parte del intestino asume las funciones del estómago. La comida llega directamente y ahí se digiere y metaboliza.

-¿Son muchos los pacientes a quienes se les extrae el estómago?
-No, porque la mayoría de los casos se diagnostica en estado avanzado, cuando la cirugía ya no ayuda mucho. Cuando el diagnóstico es temprano, las posibilidades de sobrevivencia en distintos tipos de cáncer son altas.  Existe una relación directa entre el diagnóstico temprano y la tasa de sobrevivencia.

Del plancton al cáncer
Sara Suoto Strom con su estilo sencillo y bonita sonrisa, es rápida en el diálogo. Va al grano. Me interesé en entrevistarla al leer su larga experiencia académica y profesional, y cuando llamé a su oficina imaginé que quien había respondido era una asistente. “Yo soy la doctora Strom, dígame en qué le puedo ayudar”. Así entablamos la conversación inicial, en la cual me advirtió que debido a un inminente viaje suyo a la India me recibiría semana y media más tarde.  Iba a Chennai, la antigua y legendaria tierra de los tamiles, Madrás, a reuniones exploratorias para el desarrollo de planes de colaboración sobre prevención de cáncer.

Ella estudió biología en la Universidad de Buenos Aires (su curiosidad se desata con todo lo que se mueve) y allá obtuvo su primer PHD en biología marina.  Fue a trabajar a la Antártida chilena en investigaciones sobre plancton, donde conoció a quien sería su marido, se casaron y se trasladaron a Houston. En ese momento las investigaciones sobre plancton no estaban muy desarrolladas y optó por regresar a la escuela de salud pública. Obtuvo hace 25 años el segundo PHD y de inmediato se vinculó al MD Anderson como especialista en medicina molecular, que estudia los potenciales factores de riesgo genéticos y ambientales. Habla más inglés que español.

Mexicano-americanos
Recorrimos varios temas hasta aterrizar en el de la numerosa población de origen mexicano en Houston, a propósito de lo cual Sara Strom me contó que desde hace 12 años ha participado en una investigación sobre cáncer en ese sector.  La idea era comenzar con gente de menor nivel educativo que ha vivido en Estados Unidos por pocas generaciones en un área cercana a una gran autopista, lo que hasta ahora ha permitido ciertos hallazgos interesantes.  Uno es que esa gente es menos propensa al cáncer que los blancos.

-¿Cómo se explica eso?
-Todavía lo estamos investigando.  En la población hispana –una etiqueta política colocada en Estados Unidos a quienes provienen de países de habla española- se registran casos de cáncer de hígado, por ejemplo, aunque en menores tasas. Al mismo tiempo, parece haber en ellos la posibilidad de mujeres jóvenes con cáncer de pecho. El estudio aún continúa y es temprano para tener conclusiones definitivas.  No obstante, podemos señalar que en los hispanos hay menor educación, muchos viven en zonas pobres, donde los supermercados no venden productos de buena calidad, frutas frescas y, sin embargo, no tienen tanto cáncer y su expectativa de vida es mayor que en los blancos. A pesar de tantos aspectos negativos viven más.  Eso es algo difícil de medir y todavía no tenemos una explicación.

Cáncer de próstata en negros
En razón de su experiencia en investigaciones sobre cáncer de próstata, le pregunté a Sara Strom si existen diferencias significativas de la incidencia de la enfermedad según las razas. La respuesta no se hizo esperar: Sí.
-Se Ha comprobado una mayor incidencia en los negros y, en adición a eso, se ha observado que son más afectados por los tipos más agresivos de cáncer de próstata.  Todavía se estudia si ésto guarda alguna relación directa con aspectos genéticos o con limitaciones en el acceso a la salud pública, pero es algo que llama la atención.

Los equipos de estudio en los cuales interviene la doctora Strom son multidisciplinarios.  “Las cosas son tan complicadas en una investigación, que uno no puede hacerlo todo. Tenemos un programa de estudio acerca de qué es lo que causa el cáncer, los factores de riesgo.  Yo hago una parte.  Trabajamos con los oncólogos, que nos entregan la información de la parte clínica.  Yo trabajo con cuestionarios”.

domingo, 4 de enero de 2015

Mentiras y verdades del desplome petrolero


Ricardo Escalante
Todos los días aflora un caudal de información y análisis sobre el panorama petrolero internacional, pero siempre quedan cabos sueltos. La incertidumbre persiste a pesar de los estudios de organizaciones e individuos de reconocida reputación y, por supuesto, queda abierta la puerta para especulaciones y predicciones que deben ser consideradas con el beneficio de la duda.

Con su excepcional prestigio, por ejemplo, este año la Agencia Internacional de Energía ha ajustado cuatro veces sus pronósticos sobre el comportamiento del mercado de los hidrocarburos. ¿Por qué? ¿Es acaso desprevenida? Claro, la economía no es una ciencia exacta y los imponderables juegan un papel determinante. Un acontecimiento político o un cataclismo económico pueden ocasionar alteraciones súbitas, pero no se puede ignorar la existencia de elementos firmes que pudieran servir de base a quienes manejan la “bola de cristal” petrolera.

Así, el aumento de la producción de crudos en Estados Unidos no ocurrió de la noche a la mañana. El fracking facilitó las cosas para la disminución de la dependencia energética foránea de EUA y para que otros países emprendieran igual camino y se convirtieran incluso en exportadores netos, vale decir, en competidores para la Opep.

Lo extraño es que ese hecho pasara desapercibido por muchos y por largo tiempo. La producción norteamericana inició hace 8 años su ritmo ascendente y casi ha llegado a duplicarse, pero ha sido en las últimas semanas cuando el mundo ha presenciado la abrupta caída de los precios.  ¿Por qué ésto no empezó antes y a manera de regla de tres inversa? Esa es una pregunta sin respuesta.

Entre julio de 2013 y octubre de 2014 se registró un cambio revelador de la nueva realidad del comercio internacional de los hidrocarburos. En ese lapso Estados Unidos redujo a cero sus importaciones de casi un millón de barriles de petróleo nigeriano por día. Fue un cambio tan acelerado que el país africano se vio forzado a luchar incluso con los integrantes de la Opep para mantener sus ingresos, mientras Libia, además, lograba aumentar su producción en medio millón de barriles por día. Otros miembros de la Opep violaban las cuotas establecidas.

Claro, hay otros elementos que aunque con menor significación han venido a ejercer influencia creciente. La gasolina que llega a casi todas las estaciones de servicio en EUA contiene un porcentaje de etanol.  La industria automotriz fabrica motores cada vez más eficientes, que contaminan menos y ruedan más millas por galón de combustible. La industria eléctrica también avanza hacia la mayor eficiencia y, de manera simultánea, existen laboratorios que estudian métodos para abaratar las energías eólica y térmica.

Ahora, por supuesto, la actual guerra de precios tiene componentes políticos porque los intereses de los actores son inmensos, múltiples y buscan predominios de mercado. Nadie podría decir hoy con certeza cuál será el punto más bajo o cuándo se revitalizarán los precios, aunque algunos hablan de julio o agosto de 2015, pero lo obvio es que en esta oportunidad hay aristas y realidades nuevas.

Un hecho que llama la atención es la resistencia demostrada por los productores independientes de Estados Unidos. Los pronósticos conforme a los cuales ellos saldrían de la competencia al rozar el crudo los 70 dólares por barril quedado cortos. Las estadísticas revelan que a finales de octubre la producción de petróleo proveniente de esquistos en Dakota del Norte se había reducido en apenas 4 mil barriles por día. Eso, por supuesto, no quiere decir que esos productores puedan sobrevivir una prolongada guerra de precios que afectará incluso a colosos como Exxon-Mobil y Conoco-Phillips, que ya estudian ajustes de gastos e inversiones.

Exxon tiene a su favor el hecho de haber mejorado la rentabilidad de sus refinerías, mientras Conoco anunció recortes de 20 por ciento en su programa de inversiones.  Otro gigante, Halliburton, eliminará mil puestos de trabajo en el Hemisferio Este, sin que esto se relacione con su operación de compra de Baker Hughes.  La británica BP, que hace algunos años se vio involucrada en un desastre ecológico en el Golfo de México que le costó más de 40 mil millones de dólares, se prepara para invertir mil millones de dólares en una reestructuración que implicará el despido de cientos de empleados.

Una consecuencia de la guerra por porciones de mercado será la fusión de empresas medianas y pequeñas del sector, mientras otras serán absorbidas por las más grandes.  Pero, al mismo tiempo, como toda regla suele tener sus excepciones, Noruega mantiene vigente un proyecto de enormes proporciones en su plataforma continental, a 140 kilómetros de Stavanger, que en su mejor momento (en 5 años) producirá entre 550 mil y 650 mil barriles de petróleo por día.  El país nórdico no descarta la posibilidad de aminorar la velocidad del proyecto, pero conserva sin alteración la inversión prevista, de unos 150 mil millones de dólares. En el Medio Oriente hay, igualmente, costosos proyectos que serán desarrollados a mediano y largo plazo.