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sábado, 24 de agosto de 2013

Santos y su tiro por la culata

Ricardo Escalante
Lluevo sobre mojado con el tema del referéndum apresurado propuesto por el presidente colombiano sobre el posible (¿?) acuerdo de su gobierno con las Farc, porque la cosa al parecer va dando tumbos.  El desbocamiento de Juan Manuel Santos se nota a leguas y, como decía mi abuelita, lo que salta a la vista no necesita anteojos.

Iván Márquez, Catatumbo, Rodrigo Granda
¿Cómo es eso de que ahora él quiere aparecer como machote de barrio, desafiando a un contrincante con quien todo el mundo sabe que no le va mal políticamente?  Para los colombianos no debe ser difícil imaginar a Iván Márquez, Pablo Catatumbo y su combo -vaso de whisky en mano y disfrutando los experimentados atrevimientos de una que otra escultural jinetera-, mientras ríen a mandíbula batiente sobre el efecto de su postura frente al “nuevo mejor amigo”.

¿Puede alguien creer que eso del referéndum no se había tratado?  Pues claro que no, porque uno de los prominentes narcoguerrilleros se había mostrado complacido de que se realizara una consulta popular.  Por eso ellos tuvieron la “travesura” de confesar sus aspiraciones, que, como debe ser lógico imaginar, deben destapar la ira de los cientos de miles de familias afectadas por décadas de tropelías.  Claro,  lo que Santos no sospechaba es que los desaciertos colocan en salmuera sus aspiraciones reeleccionistas.

En anterior oportunidad dije y ahora repito: La paz es fundamental, pero, por supuesto, eso no puede ser producto de un entendimiento político. No.  Tiene que ser por la vía del sometimiento de lo alzados a la ley, sin condiciones de ningún género.  Tienen que reconocer que han delinquido: Asesinado, secuestrado, puesto bombas, perseguido, chantajeado, extorsionado.  Cientos de miles de familias han sido sus víctimas de manera irreparable.  Eso no tiene discusión.
¿Podrá el Presidente sobreponerse a eso que suponía una coartada electoral fácil?  Bueno, a juzgar por el rumbo que van tomando los acontecimientos, los colombianos no son tan pendejos como se veían desde la cómoda silla presidencial.  Santos acaba de llamar a su delegación en La Habana: “¡Los quiero aquí y ya!  Tengo que repensar la estrategia electoral.  “Iván, Iván, Catatumbo, Rodrigo, ¿qué piensan ustedes?”…

viernes, 23 de agosto de 2013

Mal augurio para los colombianos

Ricardo Escalante
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se nota cada vez más apurado por imponer su reelección a toda costa.  Se nota inquieto, quiere cerrar rápido el paso a cualquier contrincante y se devana los sesos elaborando fórmulas mágicas para seguir gobernando.  Mal augurio para él y también para su país.
En sana lógica, debería estar preocupado por resolver problemas pequeños pero fundamentales que afectan la vida diaria de los ciudadanos, con lo cual se estaría asegurando su entrada en la historia con hechos tangibles.  Pero no, no es así. Le inquietan más los cuatro años siguientes y, por eso, ahora acaba de inventar algo que no tiene ni patas ni cabeza y que, con toda seguridad, sembrará desconcierto y tal vez rechazos.
El presidente Santos durante el lanzamiento de su propuesta 
Todavía, que se sepa, no ha llegado a acuerdos con la narcoguerrilla de las Farc para reivindicarlas y reinsertar a sus miembros a la sociedad, haciéndoles delicadas concesiones que a cuentagotas ya se han comenzado a dejar colar. ¿Por qué entonces propone un referéndum aprobatorio de algo que supuestamente no existe?  El mismo show montado al efecto despierta suspicacias.
Si estuviera pensando en hacer lo mejor para su país, tal vez esperaría el final de unas negociaciones que hasta ahora indican que habrá un solo ganador, que no será esa sociedad que por décadas ha sido víctima de bombas, asesinatos y heridos a mansalva, secuestros, extorsiones, desplazados, grandes operaciones de tráfico de drogas y negocios con gobiernos turbios como los de Hugo Chávez, los Castro, Lukashenko, y pare de contar.
¿Por qué el presidente Santos plantea hacer el referéndum el mismo día de las elecciones nacionales?  Mal síntoma. Si estuviera pensando de manera no perversa, en encallejonar a sus conciudadanos, la propuesta tendría que ser entonces el estudio concienzudo de las implicaciones de una jugada que tiene graves implicaciones y que, si fuera conveniente, pues se procediera entonces a reformar sin apuros la ley para hacer el referéndum.
Mal proceder.  Así actuaba Chávez, modificando leyes a media noche para beneficio propio, articulando triquiñuelas que han desembocado en ese caos total que es la insufrible Venezuela de hoy, gobernada por un primitivo.  

jueves, 22 de agosto de 2013

Tiempos de dictadura

Ricardo Escalante
Gracias a un gesto amable de mi amigo el doctor Joaquín Chaffardet, acabo de ver la película testimonial Tiempos de dictadura, dirigida y producida por Carlos Oteyza, que constituye un recordatorio del viejo dicho conforme al cual los extremos siempre se tocan y de que el aprendizaje de nuestra historia contemporánea es fundamental si queremos saber qué somos y hacia dónde vamos.

Ese es el acierto de la película, aunque también tiene deficiencias bulto que por momentos conducen al aburrimiento.  Se hace pesada porque repite testimonios que habrían sido buenos dichos una vez. En cambio, le faltan aspectos tan relevantes como la justificación del régimen dictatorial por los grandes protagonistas, como Marcos Pérez Jiménez, Pedro Estrada y Vallenilla-Lanz Planchart. 
Eso era esencial si se quería ocasionar el choque de opiniones.  Huelga decir que Pérez Jiménez concedió innumerables entrevistas que hoy dan vueltas en Youtube, y de Estrada también las hay, además de libros, entre ellos uno de conversaciones con Blanco Muñoz.  Las opiniones de Maldonado lucían insuficientes en la película.  Digo esto porque a nadie se le ocurriría hoy, por ejemplo, hacer una película sobre Chávez sin utilizar fragmentos de sus arengas, que en medio del atolondramiento alucinaban a las masas.
Otra falencia fue haber ignorado los contundentes criterios expuestos por los otros protagonistas:  Los defensores y luchadores de la libertad y por la libertad, como Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez y otros.  El gran tribuno que fue Villalba dejó intervenciones maravillosas, cargadas de lecciones.  De Betancourt, CAP, Caldera y otros, hay cerros de documentos y discursos.  Son encomiables los testimonios de José Agustín Catalá, Isabel Carmona, Simón Alberto Consalvi y otros, pero Carlos Oteyza se quedó corto o lo asesoraron mal.
Algo importante podía haber sido la reflexión de uno de esos jóvenes bien formados que no vivieron el oprobio de aquellos tiempos.  Sin salirse del tema, habría resultado interesante saber si ellos están de acuerdo o no con aquella represión y por qué, a los fines de orientar al espectador acerca de la incidencia de hechos brutales en la conciencia de los venezolanos.  ¿Por qué no hubo un juicio de valor sociológico? 
El cineasta Carlos Oteyza
Al lanzar al voleo estos razonamientos a propósito del trabajo cinematográfico en cuestión, no puedo dejar de confesar que me cuento entre quienes están a punto de creer que buena parte de los venezolanos estamos condenados una carga genética de adoración y sometimiento a las autocracias. No de otra manera se explica lo que cada día vemos y toleramos de manera absurda.
Es verdad que algunos hemos leído algo de historia contemporánea y todavía nos falta mucho por aprender, pero si la intención del cineasta era la controversia pues podía haber hecho algo un poco más atrevido y completo.  De manera clara se nota que el papel de Laureano Márquez, hombre con formación intelectual, fue de mero locutor, engolando y bajando la voz por momentos, sin injerencia en el fondo del asunto.
En una de las imágenes del film aparece el dictador luciendo el vistoso uniforme de gala con casaca color crema y pantalón oscuro, que era casi un emblema de aquella época militar y no volvió a ser usado después de 1958, hasta el día en que al presidente Hugo Chávez se le ocurrió revivirlo. Era como ver una reedición de Pérez Jiménez, en un acto en el cual parecía a punto de incendiar al país.  Y tal como allí también queda dicho, el malévolo MPJ impuso el orden pero lo hizo a sangre y fuego, con torturas y represión brutal.  Chávez sembró el caos total, cuya recuperación costará generaciones de lucha, y colocó en la línea de sucesión a un ignorante, primitivo, interesado en la defensa de sus congéneres corruptos y en terminar de hundir el país.  ¡Tiempos de dictadura!

miércoles, 21 de agosto de 2013

México, energía y reforma

El presidente Peña Nieto intenta superar los vicios enraizados en la industria petrolera mexicana y generar riqueza, algo distinto al modelo chavista que corrompió y destrozó a PDVSA.
Ricardo Escalante

México ha entrado en una discusión complicada y necesaria a la vez, que toca aspectos fundamentales de la administración de sus hidrocarburos y pondrá a prueba a sus partidos políticos y a sus gobernantes.  El punto fundamental es si el sector privado debe tener o no participación en ciertas áreas del negocio energético y, por supuesto, cualquier decisión repercutirá en el desarrollo económico mexicano.
Con razonamientos supuestamente nacionalistas, la izquierda trasnochada liderada por López Obrador y por Cuauhtémoc Cárdenas ya ha tratado de salirle al paso a la reforma propuesta por el presidente Peña Nieto, mientras la derecha encarnada por el PAN la considera tímida y reclama más audacia. Ninguno de los extremos tal vez sea lo más conveniente.
La izquierda vociferante sostiene que el propósito es entregar la riqueza nacional a las transnacionales y a los ambiciosos ricachones nacionales, pero no se detiene en consideraciones sobre la desbocada corrupción e ineficiencia que ha prevalecido en Pémex y otras empresas estatales. En Pémex ha habido gente honesta, pero la corrupción ha sido un cuero seco que ha mermado sus enormes posibilidades de rentabilidad. Entretanto, la derecha plantea una apertura total de la industria al capital privado.  
Esa es una materia sobre la cual muchos países han tenido experiencias.  Unos han obtenido grandes beneficios y creado modelos de desarrollo impresionantes, mientras otros han incurrido en costosos errores difíciles de remediar.  El modelo venezolano de la nacionalización de la industria de los hidrocarburos dejó abierta la posibilidad para la participación privada, aunque esa sola idea generó suspicacias y no faltaron quienes se rasgaran las vestiduras, como el adeco experto petrolero Arturo Hernández Grisanti, un vanidoso y fanático de uña en el rabo que sostenía la tesis del estatismo extremo.
Durante el segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-1999) se puso en marcha la política petrolera, cuando los precios internacionales de los crudos estaban por el piso y se puso en marcha la política de Apertura, que tuvo detractores como Hugo Chávez y sus asesores.  Lo de Chávez no pasaba de ser una falacia, para implantar una corrupción sin precedentes manejada desde la presidencia de PDVSA por un ministro todopoderoso, Rafael Ramírez, que se enriqueció en forma vertiginosa y estableció una dispendiosa administración incontrolable.
La propuesta de Peña Nieto contempla la participación de la iniciativa privada en inversiones, exploración, explotación y manejo de los hidrocarburos, vale decir, es amplia, de manera sana y sin que eso implique la privatización de Pémex. Es una reforma que bien adelantada pudiera servir para auditar y reclamar al sector estatal, cuyos sindicatos y otras mafias han hecho y deshecho durante décadas. Eso, por supuesto, debería incluir sólidos instrumentos legales para garantizar una sana política de vigilancia administrativa.
Desde su fundación en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez hasta el ascenso de Chávez al poder, PDVSA funcionó como un holding del Estado y generó una clase tecnocrática de elevada excelencia. Fue eficiente e hizo enormes contribuciones de todo tipo al país, pero con la desventaja de que actuaba como un Estado dentro del Estado, con sus propios mecanismos de contraloría, pero el secretismo despertaba suspicacias. Se ocultaban hasta los sueldos de sus altos ejecutivos.
Al llegar Hugo Chávez, lo primero que hizo fue abrir el camino para el otorgamiento de contratos a dedo y la industria petrolera pasó a ser un centro de corrupción inauditable, con injerencia en las más variadas e insólitas actividades: Compra de huevos a granel, carne, leche, huevos, armas, plantas eléctricas, papel higiénico, envío de maletas repletas de dólares para los Kirchner en Argentina, y otras muchas cosas.  En los puertos administrados por el Estado fueron descubiertos casi tres mil containers con alimentos podridos, que habían estado allí años y que fueron comprados con el solo propósito de esquilmar al Fisco.  Nadie olvida el despedido de 20 mil ejecutivos, profesionales, técnicos y obreros calificados -de golpe y porrazo-, que fueron a parar a muchas empresas en el exterior.
Ese tipo de irregularidades es, precisamente, lo que tiene que evitar desde temprano la administración de Peña Nieto en México. Ojalá tengan éxito.

viernes, 16 de agosto de 2013

Maduro y su síndrome Quaker

Ricardo Escalante
Escuchar y ver a Nicolás Maduro en sus atormentadas exposiciones produce sentimientos encontrados.  Es, por un lado, mirar a un hombre con cara de bueno y destino enigmático, que intenta personificar a un torpe comediante en el papel de mandamás en un país subdesarrollado.  Por el otro, es entrar en un inevitable estado de desazón.

Maduro sonríe como aquel hombre de peluca blanca de la etiqueta los potes de avena Quaker, que hace mucho tiempo aparecía de cuerpo entero, alto, con otro pote de avena Quaker en sus manos, que a su vez… Nadie sabía por qué ese individuo usaba peluca blanca, pantalones a media pierna y mostraba ese potecito de avena que se repetía ad infinitum.  Así es Maduro. Nadie sabe por qué intenta imitar o usar la misma chaqueta tricolor sudada de Hugo Chávez, ni para qué la usa, como tampoco se sabe qué piensa o si en realidad piensa.  Copia al mentor hasta en las amenazas y en la mirada.
Ese drama del presidente Maduro es nuestro drama porque no atinamos a imaginar adónde o para qué conduce ese país descarrilado que es hoy Venezuela.  Pero, señores, no se rían porque la cosa no es para eso.  Ese  “señor avena Quaker” -con el perdón de la empresa procesadora del beneficioso cereal- está empujando a los venezolanos hacia un catastrófico despeñadero, frente al cual  todavía estamos a tiempo para pensar en una solución que abra el camino a la rectificación.
Ahora acaba de anunciar que va a solicitar poderes especiales para combatir la corrupción, es decir, alguien le hizo ver que además de jefe del Ejecutivo, debe transformarse en policía, fiscal acusador y juez supremo.  Eso no está mal si se piensa que la pretensión última es quitarse la careta para actuar a lo Idí Amín, Gaddaffi o Fidel Castro, o sea, como aquellos atrabiliarios dueños del poder total, tarea en la cual Diosdado Cabello será verdugo.  Pero lo que el pobre Maduro no sabe es que el maligno Diosdado solo cree en sí mismo.
Con tono solemne dijo: “Nosotros no vamos a permitir el surgimiento supuesto de una boliburguesía que reproduzca el metabolismo diabólico del poder político del capital, y que más temprano que tarde, de esta revolución, desde adentro, surjan sus propios diablos para traicionar al pueblo. Eso puede suceder”…  ¿El "señor Quaker" querría decirnos algo al utilizar esa frase de hermenéutica autobusera?
Bueno, tal vez trataba de insinuar que prepara una investigación sobre esa enorme cantidad de empresas de maletín que ha defraudado al Fisco.  La propia Edmée Betancourt, ex presidenta del Banco central, denunció una enorme madeja de miembros del PSUV y de testaferros que han esquilmado la riqueza nacional y, como si fuera poco, todo el mundo sabe cómo se manejan los dineros de PDVSA y de dónde proviene la descomunal riqueza de Diosdado Cabello, contra quien han sido formuladas múltiples denuncias. 

¿Al hablar de boliburguesía, Nicolás  estará pensando en Rafael Ramírez y Diosdado Cabello?  Tal vez sí, porque Pudreval  y los casos de Diosdado en el ministerio de Infraestructura son inolvidables.  No obstante, debemos conceder el beneficio de la duda a unos cuantos escépticos que sostienen que Maduro no se percata de sus interminables ridiculeces, y ni siquiera de que su mujer también tiene rabo de paja.

martes, 13 de agosto de 2013

Colombia: ¿Renuncia el Estado a su autoridad?

Ricardo Escalante
La política colombiana de las últimas semanas ha dado señales inquietantes sobre lo que se avizora como una poco ortodoxa disputa electoral presidencial.   Hay aspectos graves sobre la forma en que pudiera pactarse la reinserción de las Farc en la sociedad y su consecuente participación en el escenario de la controversia natural de los partidos.

Lógico sería que lo hicieran como tendría que ser: Abandonando las armas y dando muestras firmes de arrepentimiento del grave daño que por décadas han causado  a cientos de miles de familias que han sufrido asesinatos, heridos, secuestros, desplazados, chantajes y extorsiones, además de los nocivos efectos de la poderosa industria del narcotráfico que han amparado. Pero la cosa al parecer no va por ese camino, sino por el de la renuncia del Estado a elementales principios de autoridad.
Durante sus muchos meses de comodidad en La Habana, los líderes subversivos han puesto condiciones y discutido como si se tratara de una negociación entre dos Estados, en la cual resulta obvia la beligerancia que le ha sido otorgada por instituciones legítimas, en medio de una bien diseñada campaña publicitaria orientada a ganar buena parte del terreno que habían perdido en el terreno de la confrontación armada.
Ha habido políticos y altos funcionarios que han viajado a la capital cubana para retratarse con Iván Márquez y compañía, como si allá, en la Meca de los autoritarismos, fueran a encontrar bendiciones para ambiciones cuya legitimidad es cuando menos dudosa.
En el epicentro de esos hechos inquietantes están las aspiraciones reeleccionistas de Juan Manuel Santos,  cuya sindéresis pareciera erosionada por sus potenciales rivales y, entonces, lanza en ristre, ha emprendido sus ataques contra quienes con legítimo derecho ofrecen sus nombres como alternativa.  En ese escenario, convencido de que se catapultará como el Presidente de la paz, ha hecho concesiones a la estrategia desestabilizadora de la subversión.  ¿Imponer la paz no es obligación indoblegable del Estado?
Los militares han liquidado unas cuantas fichas de las Farc en días recientes, pero la arremetida de estas se ha repotenciado. ¿Será eso justo? ¿Cuál es la sociedad que quieren las Farc? Ahora, por supuesto, está por verse si las víctimas directas e indirectas de la violencia podrían sufragar sin ponerse la mano en el corazón, porque la reparación del daño infligido de manera prolongada no se logra con discursos. La experiencia de otros países -como el vecino Venezuela en las décadas de los 60 y 70-, ocurrió sin menoscabo del inflexible poder de las instituciones para hacer valer la ley: Sin escenarios pomposos, la guerrilla entregó las armas y, sin ventajas, inició la participación política que demostró que nunca había tenido apoyo popular.
Discutir con las Farc reformas de instituciones fundamentales –como el régimen judicial, los medios de comunicación radioeléctricos e impresos y políticas sociales-, mientras continúan actuando con las botas puestas y ametralladora en mano, seguramente acarreará un elevado costo cívico y también de respetabilidad para el gobierno.
Durante el gobierno de Uribe Vélez –con la activa participación del entonces ministro de la Defensa Juan Manuel Santos-, la guerrilla estuvo técnicamente liquidada. Sus fuentes de financiamiento y la capacidad para reclutar nuevos miembros se redujo. Muchos de sus miembros escaparon y otros fueron ejecutados mientras trataban de hacerlo, porque la disidencia y la capacidad para revisar errores es inconcebible entre ellos.
Por todo eso, no sin estupefacción he leído las declaraciones en las cuales los bandoleros, disfrazados de caperucitas rojas, intentan hacer creer que ahora están en el camino de perdonar al “Estado perverso y atroz”, mientras continúan secuestrando y asesinando a mansalva a ciudadanos inocentes.
Los jefes guerrilleros saben que por vía electoral no tienen nada que buscar.  Ninguna víctima colombiana de la violencia de las Farc, en su sano juicio podría votar para que alguno de ellos se instale en una curul parlamentaria o para cualquier otro cargo.  Ahh, y tiene sentido preguntarse si sería encomiable la idea de conceder una cuota parlamentaria directa al movimiento insurgente y, como si fuera poco, hasta darles medios de comunicación. ¡Fin de mundo!

martes, 6 de agosto de 2013

“Millones y millonas”…

Ricardo Escalante
Si no fuera por las graves implicaciones de la ignorancia sin parangón que el Presidente venezolano exhibe a cada momento, las cosas no pasarían de ser episodios cómicos.  Lo más reciente es para llevarnos las manos a la cabeza y exclamar ¡Hasta cuándo!
Venezuela está en el caos total, liderada por un hombre que se jacta de ser revolucionario, adora a los Castro y es títere de la dictadura de La Habana, pero al mismo tiempo confunde la bandera cubana con la de Puerto Rico, y como si fuera poco, al tratar de emular a Hugo Chávez habla de “millones y millonas de Bolívar”.   No está capacitado para ejercer la Primera Magistratura Nacional y es un loco impetuoso de atar.
No hay comida, falta papel higiénico, la inflación anda por las nubes, los opositores son perseguidos y apaleados.  Un régimen así no puede continuar.  ¡Hasta cuándo señores!

¿Qué espera a los periódicos venezolanos?

Ricardo Escalante
La impactante noticia de la venta de ese portaviones legendario del periodismo mundial que es The Washington Post, de manera inevitable plantea preguntas importantes sobre el futuro de los pocos periódicos nacionales de Venezuela.  ¿Cuántos y cuándo se verán obligados a cerrar sus puertas? ¿Habrá grandes empresarios capaces de subvencionarlos y adaptarlos a los difíciles momentos actuales?
Las cosas no parecen fáciles por múltiples razones. La primera es que esas publicaciones no siempre han sido manejadas con criterios modernos y en algunas de ellas han privado los intereses personales y familiares, aunque, por supuesto, existen contadas y honrosas excepciones. El no haberlas conducido con fines exclusivamente periodísticos, siempre ha sido una espada de Damocles.
Los periódicos y revistas más importantes de los grandes países han explorado desde hace tiempo posibilidades para reinventarse ante el descenso del ingreso publicitario y la pérdida de lectores.  Todavía no han encontrado la fórmula mágica, pero han venido buscándola donde tiene que estar:  En el periodismo digital. Entretanto, los empresarios periodísticos venezolanos han comenzado a trabajar en ese sentido, pero sin la agresividad y la profundidad de aquellos.
La influencia de los medios impresos en Venezuela ha sido limitada desde hace muchos años y cada vez lo es más, porque sus cifras siempre han sido un misterio.  Así como no se sabe cuántos ejemplares se imprimen, también se desconoce cuántos son devueltos. Lo que sí está claro es que a la pérdida de capacidad para informar y formar opinión por causas propias, se agrega la autocensura derivada de las descomunales presiones y chantajes del peor gobierno de todos los tiempos: El más inepto, incapaz y corrupto.
Esas presiones, según la declaración que me hizo una de los herederos de Miguel Angel Capriles, Tanya Capriles de Brillembourg, fueron determinantes para la venta de la Cadena Capriles pocos meses después de haber inaugurado las instalaciones periodísticas más modernas de Venezuela, con nuevas rotativas y plataformas tecnológicas de punta, así como con cuerpos de redacción integrados.
Queda, por supuesto, flotando en el aire la pregunta de si los dueños no olfateaban la duración del autoritarismo de Hugo Chávez y el ascenso de Nicolás Maduro como sucesor.  Lo cierto es que Últimas Noticias y El Mundo tienen un futuro incierto porque hasta ahora sus nuevos propietarios son etéreos, ni siquiera han sido capaces de dar la cara y sólo se sabe que detrás del grupo comprador hay figuras relevantes del chavismo, es decir, nuevos millonarios.  ¿Cuáles fueron los detalles de la transacción?  Menos se sabe, por supuesto, de sus planes.
Algo revelador de la firmeza de la operación es el hecho de que el o los nuevos inversores han cumplido el cronograma de pagos de manera precisa, aunque el traspaso del control total de las empresas -que estaba previsto para 4 de agosto-, fue aplazado hasta octubre. Tal vez están ideando cómo y a través de quiénes aparecer en sus juntas directivas.
El panorama de El Nacional es mucho más inquietante porque las muestras del gobierno de querer apoderarse de él o de cerrarlo, son claras. No de otra manera se explican las actuaciones sin fundamento de la Fiscalía General de la República contra las cuentas bancarias y los bienes del accionista mayoritario de la compañía, Miguel Henrique Otero.
Víctor Suárez, periodista especializado en tecnología y buen conocedor de los medios venezolanos, sostiene que los dueños El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y El Mundo, han venido invirtiendo en el mejoramiento de sus plataformas tecnológicas, para adecuarlas a las tendencias internacionales en cuanto a la venta de contenidos, televisión interactiva, unificación de las redacciones y uso de las redes sociales.  Han mejorado sus páginas web, aunque les falta mucho todavía, pero han puesto en marcha la diversificación en el área digital.
En los últimos meses ha habido insistentes rumores sobre negociaciones (no desmentidas) para la venta de El Universal, cuyos ingresos se han desplomado en forma vertiginosa, en buena medida porque ya no cuenta con los jugosos avisos oficiales de otros tiempos.  Hay quienes piensan que Andrés Mata no ha vendido solo porque las ofertas no han llegado al nivel deseado.
 Suárez se pregunta por qué si los empresarios de la prensa venezolana soportaron los casi quince años de Hugo Chávez, ahora no serían capaces de hacerlo frente a un régimen que está boqueando.  Ahh, y un detalle muy importante es que no es difícil imaginar un reportaje descarnado en el nuevo The Washington Post sobre la marcha de Amazon.com, o sobre algún aspecto hasta ahora desconocido de la vida del mismísimo Jeff Bezzos.   ¿Sería acaso posible algún asomo de críticas en los periódicos venezolanos a las posturas políticas o comerciales de sus dueños?
En nuestra larga conversación sobre el tema, coincidimos en que el avance de la tecnología digital, las tabletas, los teléfonos super avanzados y las redes sociales, ya se han consolidado en el mundo de las comunicaciones, mientras los periódicos están condenados a seguir perdiendo terreno.  Por todo eso, no se puede perder de vista lo ocurrido con el legendario The Washington Post, a pesar de sus formidables exclusivas, reportajes y la excepcional capacidad de análisis de sus equipos profesionales.  Y The New York Times, que ha tenido que desprenderse de buena parte de sus magníficos periodistas, de The Boston Globe y muchas cosas más.
A Suárez le llama la atención el hecho de que The Washington Post hubiese sido vendido por 250 millones de dólares, a pesar de su importancia mundial, de su circulación, de los portales que posee y de los mecanismos venta de contenidos,  mientras se dice que por la Cadena Capriles pagaron unos 140 millones de dólares, es decir, apenas unos 100 millones más. La Cadena tiene modernas instalaciones, pero nunca se podría comparar con el periódico norteamericano.
Si las portentosas compañías norteamericanas se han tambaleado en manos de propietarios que por años estuvieron a la vanguardia del mundo periodístico, ¿qué podemos esperar en ese país de caos que es Venezuela?

sábado, 3 de agosto de 2013

Nico y su Instituto de Altos Estudios

Ricardo Escalante
Aunque un accidente no grave ha limitado la capacidad de movimiento de mi mano derecha durante varios días, ahora procuro responder las inquietudes lanzadas al voleo por un amigo a propósito de la brillante idea del presidente Nicolás Maduro de crear el Instituto de Altos Estudios “Hugo Chávez”. Él quiere saber para qué servirá el Instituto, en qué consistirán los programas de estudio y cuáles serán las posibilidades de trabajo de los egresados.

Pues bien, según los profundos conocimientos filosóficos existenciales de Maduro, el propósito del instituto será “profundizar el pensamiento y valores del Comandante, el proyecto bolivariano… Ejercer la rectoría para profundizar el estudio del pensamiento, el legado y los valores que inculcó Chávez”.
Para los epígonos de la escuela agónica existencial de Kierkegaard que consulté, cualquier disquisición sobre el elaborado concepto presidencial no solo es una invitación al estudio, sino también a descubrir una catajarra de dudas en los valores del líder. Nicolás está clarito en que el Maestro (con M) se esmeró en dejar muchas cosas claras pero fue incomprendido. 
También llamé a mi buen amigo Nicolás (¡tenía que hacerlo!) para preguntarle si en sus desvelos le asaltaba algún enredo sobre los planteos existenciales del Maestro. La respuesta fue inmediata, como solo podía hacerlo alguien de maceradas condiciones intelectuales, pero yo -¡mortal ignorante!-, todavía no logro despejar el alcance de sus palabras:
-“Ser rico es malo”, nos decía el Comandante Supremo. Él puso a Diosdado y a Rafael Ramírez “donde haiga” para que fueran pobres de solemnidad… Madres de Calcuta, pues. Los ricos son otros, los testaferros. Y como el Maestro odiaba a los millonarios, despachaba a Antonini Wilson para Buenos Aires con aquellas maletas de envenenado dinero para los Kirchner.  Por eso la familia Chávez vive en La Casona casi en la indigencia… ¿Me entiendes? Por eso en mi gobierno todo es pulcro, aunque la administración de los dólares del Estado huele mal, como dice la honorable presidenta del Banco Central.  Mi cruzada contra la corrupción, como he dicho, es firme: Ser rico es malo, por lo cual tenemos que acabar los dólares que el imperio nos manda, tarea en la cual me ayudan unos cuantos compatriotas con empresas de maletín, contratos abultados y otras cosillas…

-Pero Nico, perdón, Presidente, yo me refería a algo más elevado, a la inspiración filosófica del querido y amado líder como guía para la Venezuela post pajarito…
-No te sofoques, voy pa´lla.  El líder inefable recomendaba la lectura de El Capital, obra fundamental para comprender la dialéctica de la sociedad de cómplices en el Socialismo del Siglo XXI aunque, por supuesto, él nunca llegó a leer más de tres páginas de la misma. Y es verdad que modificó la Constitución para quedarse 50 años en poder, pero ese cáncer inoculado se le atravesó.  Claro, entre tú y yo, si no hubiera sido por eso yo no estaría ahora pensando en mi primera reelección para cerrarle el paso al ”Dadito”.
-¿Y eso qué tiene que ver con el Instituto Chávez?
-Mucho, porque mi padre supremo nunca se contradecía. En la mañana decía una cosa y en la tarde otra distinta, pero esas no eran contradicciones sino formas de ver el porvenir. Así, además, en sus clases magistrales escribía en el pizarrón “felisidad” y nos recomendaba “adquerir” conocimientos…
-¿Y realmente era su  padre?
-Claro que sí, ¿no notas el parecido?  Diosdado y muchos otros también.  Y eso no lo digo yo, sino las pruebas de ADN.
-¿Quiénes serán profesores del Instituto y en qué materias?
-Yo, en hermenéutica autobusera, Dadito en palizas a parlamentarios y Rafa Ramírez en enriquecimiento incalculable.  En eso somos buenos. No lo dudes.
Ahora, después de esta enjundiosa entrevista, no tengo recato en confesar que me he sumido en una profunda depresión, al descubrir que no reúno las calificaciones mínimas para ser uno de los primeros discípulos de Nico en el IAECh.  ¡Nunca me han puesto “donde haiga”!