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viernes, 31 de mayo de 2013

Un viejo artículo sobre Maduro

El alucinado presidente venezolano, Nicolás Maduro, en los últimos días ha tratado de sacar del debate la crisis provocada por la escasez de productos básicos y la inseguridad personal y colectiva que hoy agobia a la población.  Y lo único que se le ha ocurrido es revivir la época de las agresiones de Hugo Chávez contra Colombia, con frases sin sentido y bravuconadas.

El flamante jefe de Estado venezolano lo que hace es tapar el Sol con un dedo.  Para comprender su pensamiento (¿?), sus falencias y las capacidades de su equipo de gobierno, basta con dar un vistazo a sus orígenes y formación.  Lo conocí en mi época de reportero de El Nacional, en Caracas, y sin resultados procuré de explorar lo que su cerebro guardaba.  No era que él tratara de esconder sus ideas. No. La explicación era otra, que describí en un artículo que hace varios meses publiqué en www.ricardoescalante.com y en otros sitios, con el título de El Nicolás que conocí
¿Podrá un hombre como él mantenerse en el poder y seguir hundiendo a Venezuela?

miércoles, 29 de mayo de 2013

Globovisión, periodistas y renuncia

Ricardo Escalante
Desde el momento mismo del traspaso de las acciones de Globovisión, ha venido ocurriendo una larga y preocupante ola de renuncias de sus periodistas, molestos por la actitud de los nuevos propietarios en favor del gobierno. Es un hecho que debería ser motivo de reflexión más allá de las fronteras nacionales.
Una de las cosas de fondo que ahora tendríamos que preguntarnos es si de esa manera los comunicadores contribuyen a la liquidación de la administración del presidente Nicolás Maduro y su élite o si, por el contrario, proceden en desmedro del derecho del público a información no parcializada hacia el oficialismo.
Tal vez las renuncias solo faciliten el camino a los nuevos dueños del canal, cuyos objetivos ya eran claros: Tener un medio de comunicación para respaldar y aumentar riquezas personales y familiares, sirviendo al mismo tiempo al gobierno.
¿Quiénes llenarán los cargos vacantes? No es difícil imaginarlo, como tampoco lo es imaginar la línea política de los nuevos programas y noticieros. La ola de renuncias pone en evidencia lo que ya se sabía, pero desde el punto de vista del interés nacional, los periodistas podían haber mantenido sus posiciones y correr el riesgo de ser despedidos.
Ya se probó una vez que dejar el camino libre al autoritarismo no produce nada bueno. ¿Qué ganó la oposición aquella vez que se negó a participar en las elecciones parlamentarias? ¿Cuáles fueron las consecuencias? Todavía hoy nos estremecen las nefastas consecuencias de ese acto irreflexivo.
Es verdad que Globovisión encarnaba por momentos posturas tan vehementes como las de Hugo Chávez y sus seguidores, pero también es cierto que ese canal servía de contrapeso indispensable al autoritarismo. Cumplió una función admirable de denuncia y sus periodistas, perseguidos y acosados, hicieron un trabajo esencial a pesar de su exigua remuneración.
¿Qué va a pasar ahora? Quedan El Nacional, El Universal y otros medios impresos, pero su influencia no tiene el mismo alcance inmediato. La circulación de los periódicos venezolanos es muy pequeña y algunos de ellos están en crisis económicas que, de igual manera, colocan en la picota su independencia y subsistencia.
Lo claro es que el régimen se está hundiendo. Es insalvable porque la población no aguanta más la inflación, la inseguridad, la falta de alimentos y hasta de papel para el baño. Hugo Chávez, Nicolás Maduro y sus seguidores, han hecho mucho daño. Ahora solo les resta aumentar la represión y el desmadre.

 

lunes, 27 de mayo de 2013

De las FARC nada se puede esperar

El presidente Santos se juega la reelección en las negociaciones con la guerrilla
Ricardo Escalante, Texas
El acuerdo logrado por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC fue recibido con beneplácito en Colombia y en el exterior, pero hay aspectos de fondo que generan dudas. ¿Se habrá sobredimensionado el poder político de un movimiento que ha asesinado a más de cien mil colombianos?

A través de cinco décadas se ha demostrado que se trata de una organización inspirada en fines de lucro, valiéndose de extorsiones, chantajes, secuestros, torturas, bombas, y otros métodos terroristas. Generaciones de colombianos han sido víctimas inocentes.
El daño infligido, al cual no escapan los países vecinos, es de proporciones incalculables.  La condición narcotraficante de las FARC nunca ha estado en discusión, y también es claro que el sentimiento popular no se identifica con sus propósitos.
Hugo Chávez e Iván Márquez en el Palacio de Miraflores
Se presume que el fin ulterior de las negociaciones  es el abandono de las armas y la reinserción de los guerrilleros a la sociedad.  ¿Será eso posible? Ojalá así fuera, aunque todo conduce a pensar que las reuniones de La Habana sólo persiguen ganar tiempo y propaganda internacional. Tal vez nuevos contactos para la obtención de nuevas armas y municiones, puesto que las FARC no están en su mejor momento militar y sus líderes fundamentales  ya están muertos.
Si el gobierno de Santos lograra el abandono de las armas por parte de la narcoguerrilla, su nombre pasaría a la historia como el gran pacificador  y reconciliador  y, por supuesto, su reelección presidencial estaría asegurada. Tarea nada fácil.
¿A cambio de qué ocurriría la renuncia a las armas y a procedimientos crueles? Los alzados deberán lograr algo a cambio y, de entrada, ya han alcanzado el reconocimiento de beligerancia por parte de Santos, al sentarse a negociar casi de Estado a Estado.  Algo riesgoso.
Está visto que los colombianos odian lo que las FARC representan y, por lo mismo, su incorporación a la vida política como partido no significará nada para ellas. Su criminal historia no será atractiva en ningún proceso electoral, por más que se vistan de corderitos. No tendrán nada que ofrecer y a nadie convencerán.  Eso lo saben bien sus jefes, que no son ingenuos.
El caso venezolano con la guerrilla de los años 60 y 70 fue distinto porque no hubo un proceso de negociaciones políticas, sino una rendición.  Los subversivos se acogieron a la política de pacificación y algunos de ellos después tuvieron participación en partidos, en el Congreso y algunos hasta se postularon a la jefatura del Estado. Reconocieron su fracaso y reflexionaron de manera sensata.
Otra pregunta relevante es cómo un acuerdo con las FARC va a resolver el problema del campo colombiano, cuando ellos están al margen de la ley y son culpables del deterioro de las actividades agrícolas. ¿Cuántas familias campesinas han sido desplazadas? ¿Cuántas asesinadas?
Faltan aun otros puntos por resolver y las cosas no lucen fáciles.  ¿Tendrá razón Alvaro Uribe al oponerse como lo hace?  El problema consiste en que las palabras del expresidente vienen con una explosiva carga de rencores que lo descalifican.
Solo el tiempo dirá quién tiene la razón.

sábado, 25 de mayo de 2013

Entre Detroit y Caracas

Ruinas y nostalgias

Ricardo Escalante
Acostumbrados a décadas de bienestar superior al de otros países y a protestar cada vez que los gobiernos estaban atados de manos por las caídas del ingreso petrolero, los venezolanos no tenían idea de lo que era un día sin papel sanitario, sin harina para las deliciosas arepas y hasta sin medicinas. Tampoco imaginaban los asaltos con fusiles en cualquier lugar y a cualquier hora.  

La anarquía de los motorizados en Caracas
Los conspiradores de oficio habían hecho su trabajo desde posiciones en las cuales era fácil desestabilizar el sistema, propiciar golpes de Estado como la panacea para males seculares. Figuras prominentes y medios de comunicación lo hacían con desenfado.  
Los cambios se abrían paso por esa vía, a medida que la herrumbre aflojaba los hierros institucionales de la Republica, que luego fueron cayendo uno a uno y, así, poco a poco comenzó a notarse algo más parecido al infierno que a ese paraíso terrenal tan anunciado por el teniente coronel Hugo Chávez.
En las ciudades venezolanas surgían de manera progresiva semejanzas con aquellas depauperadas de países africanos. En el holding PDVSA, gran motor de la economía venezolana, eran inocultables los signos de agrietamiento, de falta de mantenimiento adecuado, de pésima administración y de corrupción desbocada. Huecos en las calles, pésimas escuelas, secuestros express, falta de comida y autoritarismo gubernamental exacerbado.
En el mundo desarrollado lo más parecido a esa catástrofe es Detroit, aquel portentoso aparato industrial que en la primera parte del siglo pasado concentraba al sector automovilístico de los Estados Unidos, pero que después fue transformándose en una urbe fantasma, insegura, triste y melancólica, abandonada. Nadie niega que entre las imágenes de Detroit y Venezuela hay enormes diferencias, pero en ambos casos el derrumbe es dramático y tiene que ser entendido como una advertencia.
¿Qué es hoy Detroit? Cincuenta por ciento de desempleo; barrios completos desiertos, sin agua, sin electricidad, sin un policía que los recorra. El centro de la ciudad es inseguro incluso en las horas de mayor movimiento. Las otrora deslumbrantes fábricas de vehículos convertidas en espacios fríos, llenos de polvo, vidrios rotos por maleantes. En lo que eran lujosos edificios de oficinas y hoteles no hay un alma.  La gente se fue y, después de haber tenido más de 2 millones de habitantes en los años 50,  ahora es un nostálgico lugar con menos de 700 mil y continúa decreciendo. ¡Algo dramático!
El legendario estadium de los Tigres de Detroit, en la gloria y después  Foto copiada del blog Jot Down
Claro, ni Caracas ni otras ciudades venezolanas están vacías. Por el contrario, crecen pero lo hacen en forma desordenada. En ellas se respira la descomposición que prevalece en la industria petrolera nacional, aunque por fortuna todavía sigue produciendo petrodólares pero de manera insuficiente y el país continúa endeudándose. Reina el caos y la desesperanza.
Hay cerros a los cuales no entran siquiera pelotones armados de la policía. Cuando se atreven son repelidos por el hampa, que manda a su antojo y lo hace en nombre de una pretendida revolución. Los trabajadores y amas de casa que allí habitan, tienen que pagar “cuotas de protección” a bandas denominadas “colectivos”, formadas por traficantes de drogas y policías inmorales.
El precio del petróleo en los mercados internacionales se ha mantenido por encima de los cien dólares por barril en los últimos tres años, pero aún así el dinero es insuficiente por razones que comprometen la responsabilidad y capacidad de los funcionarios gubernamentales. ¡Hasta para el papel sanitario escasea! 
La gente se va de Detroit y quedan apenas reminiscencias de la época esplendorosa. De igual manera, de Venezuela se van oleadas de jóvenes profesionales y técnicos especializados que posiblemente nunca volverán. Emigran porque no hay ni empleo, ni seguridad, ni comida. El mismo gobierno dio el gran empujón inicial, cuando de golpe y porrazo despidió veinte mil profesionales, técnicos y obreros especializados, que antes eran símbolo de la eficiencia de PDVSA. Después hizo expropiaciones, apoyó invasiones, persiguió…
Uno de aquellos despedidos y humillados, es ahora un privilegiado porque trabaja para la NASA en un cargo importante y muchos otros han logrado empleos en empresas sólidas, mientras el gobierno de Nicolás Maduro está entrampado en su ineptitud y corrupción descomunales.
En Detroit, entretanto, se notan algunos movimientos y grupos musicales que pudieran llegar lejos. Son de calidad. La célebre discográfica Motown de los años 50 y 60 ya no está, también se marchó, pero allí quedaron cuando menos las semillas de esa música sublime descrita por algunos como “de negros para blancos”. Desde algunos bares, el blues sublime todavía sacude a Detroit.   

martes, 21 de mayo de 2013

Mario Silva con su dinamita

Ricardo Escalante
Más allá de los desmentidos y explicaciones inverosímiles del diálogo de Mario Silva con un agente del G-2 cubano, la importancia del hecho está en la confirmación de graves hechos bien conocidos por los venezolanos.
La grabación hecha por el espía cubano vino a ratificar el enorme enriquecimiento de Diosdado
Cabello y sus intenciones golpistas, que minó los resortes del aparato de inteligencia venezolano y los mecanismos fundamentales de la Fuerza Armada. Sus aspiraciones presidenciales no tienen límite.
Silva es un extremista de izquierda identificado con el régimen de La Habana y al servicio del mismo, un procaz e inmoral. Su programa La Hojilla, en Venezolana de Televisión, es emblema del lenguaje de cloacas utilizado para descalificar y atacar a quienes adversaban a Hugo Chávez y su gobierno.  En la grabación con el agente aparece como deslenguado y resentido, molesto con Maduro y Cilia Flores, a quienes desprecia; con José Vicente Rangel y muchos más.
Está enterado de cuanto ocurre en el Ejecutivo y en el PSUV, lo que da gravedad a sus palabras y, en consecuencia, a pesar de los desmentidos, sus afirmaciones traerán consecuencias en eso que todavía llaman chavismo. La primera víctima fue él mismo, pero es posible que esas palabras actúen como acelerador del conflicto, aunque hasta ahora Diosdado ha demostrado que sabe mover sus fichas con paciencia y apuesta al fracaso de su compañero.
Es una guerra sorda entre Nicolás Maduro y Cabello, que en algún momento estallará para liquidarlos a los dos. Sobre ese tema he escrito varios artículos y, razón por la cual esta vez no me extenderé, pero sí deseo resaltar el valor de la confesión de Silva sobre su ligazón con el G-2 cubano y sobre el control policial a que los venezolanos están sometidos.
El cercenamiento de libertades, las expropiaciones, invasiones de haciendas, edificios y fábricas y el amedrentamiento, han creado una atmósfera irrespirable que, coaligada con la escasez de productos de primera necesidad, pronostica un mal final para el gobierno.
¡Caerá porque Venezuela no es Cuba!

domingo, 19 de mayo de 2013

Un gobierno atroz

Ricardo Escalante, Texas
La vida de los venezolanos es ahora un fenómeno trágico y hasta inverosímil, en el cual el poder es usufructuado por unos pocos que han llevado el país a la ruina económica y moral, enriqueciéndose ellos de manera grosera y aniquilando la fuente principal de la riqueza nacional.  Así,  aquel mar de la felicidad de que tanto solía hablar Hugo Chávez nunca dejó de ser el fruto de la prestidigitación, de la manipulación retórica.
Es un mundo fascinante para quienes lo ven a distancia, porque conduce a reflexiones acerca de cómo una república situada en el centro de todo, con recursos naturales incomparables, dotada de ingresos que permitieron la formación de una clase media sólida y una infraestructura que hasta hace 15 años era buena, en un instante se descubrió inmersa en un cataclismo que la élite oficialista no ve ni siente. Lo que el Presidente y sus acompañantes ven y sienten son pajaritos. Es como si se tratara de una película de destrucción salvaje.
Entretanto, los ciudadanos sufren cada día porque no encuentran medicinas, papel sanitario, harinas, pollo, carne de res, aceites, azúcar y muchas otras cosas. Y han terminado por acostumbrarse a recorrer  supermercados para encontrar un kilo de harina de mala calidad por aquí y un rollo de papel pésimo por allá, mientras los precios están por las nubes. Caracas es una de las ciudades más caras e inmisericordes del mundo.
Esa es la consecuencia de un proyecto político basado en la manipulación de los sentimientos por parte de Hugo Chávez para perpetuarse en el poder, sin considerar las necesidades reales de las masas. Por eso él leía a Gramsci y sabía de hegemonía y, por eso, había leído también Mi lucha, de Hitler, y sabía de fascismo. No era culto pero algo había estudiado y tenía olfato para jugar con las masas. A diferencia de Maduro, él tenía claro lo que quería.

Lo que hoy se vive en Venezuela es consecuencia directa de las políticas de Chávez, sin que se pueda exculpar a Nicolás Maduro.  Según las poco fiables estadísticas del Banco Central de Venezuela, la inflación en el primer cuatrimestre de 2013 fue de 12.5 por ciento, y todo hace pensar que la tasa real para el año será superior a 50 por ciento, mientras el déficit fiscal está por encima de 15 por ciento y la economía privada es paralítica.  El peso de la deuda total interna y externa es estimado por algunos en casi 300 mil millones de dólares.
Quienes llegan a Venezuela procedentes del exterior pronto aprenden que en cualquier esquina los asedia un hampón, fusil en mano y franela roja con la imagen del Che Guevara. Y no solo asaltan: Matan sin que se les agüe el ojo. Cifras del Observatorio Venezolano de Violencia ilustran el problema de manera contundente: Durante el gobierno de Chávez ocurrieron 155 mil homicidios, de los cuales 140 mil quedaron impunes.  Es un panorama cuyas proporciones son aún más escalofriantes cuando se le incorporan otras formas de violencia.

No es exagerado decir que dos o más miembros de cada familia han sido víctimas de la delincuencia y que la gente sale a la calle con miedo. Nadie sabe si regresará. Además, el desempleo ha vuelto a repuntar, aunque el Instituto Nacional de Estadística lo calcula en 7.6 por ciento. La Confederación de Trabajadores de Venezuela sostiene que se acerca a 15 por ciento de la población activa para el trabajo, y que 45 por ciento está en la economía informal, que disimula la dramática situación.
La salud pública ha desmejorado. Los módulos de las misiones Barrio Adentro están cuasi paralizados, a pesar de lo cual hay quienes dentro y fuera del país creen que los gobiernos de Chávez y Maduro han sido abnegados. Luiz Inacio Lula, por ejemplo, está entre quienes así lo pregonan. Males que se consideraban erradicados  -malaria, tuberculosis, dengue hemorrágico, viruela, parotiditis, poliomielitis y difteria, entre otras- han reaparecido, en algunos casos con características epidémicas.

Si a lo anterior se le suma la ruptura de los valores familiares y morales y la corrupción imperante, promovida desde Petróleos de Venezuela por el superministro Rafael Ramírez, pues estamos en presencia de uno los peores países del mundo. Duele decirlo pero es la verdad y, por eso, tenemos que buscar la manera de salir del gobierno ilegítimo de Maduro.
¡Esa es la Venezuela de hoy!

viernes, 17 de mayo de 2013

La muerte de “Poteʹ leche” (2)

Ricardo Escalante
Para escribir esta segunda parte del artículo en memoria del periodista Jorge Molina, mi amigo y compañero de trabajo  en los periódicos caraqueños  El Universal y  El Nacional, esperé varios días de manera intencional, para tratar de precisar la fecha en que ocurrió su deceso.  No lo logré, pero sí recuerdo que eso ocurrió varios años después del bochornoso desplante que Hugo Chávez le hizo en un acto público.
“Poteʹ leche”, como le conocíamos,  quedó aturdido con el atropello presidencial descrito en la primera parte de este saludo a quien era un venezolano discreto, soñador, amable.  “Sudé, cambié colores. En aquel instante solo deseaba que la tierra se abriera y me tragara. Todos me miraban sin comprender nada”…
Después de haber recibido llamadas nocturnas en las cuales el golpista preso  le pedía la publicación de informaciones a su favor y de haber conversado con él interminables veces, de haberlo ayudado en forma desinteresada, Molina se preguntaba qué había ocurrido, por qué el otrora amigo reaccionaba de manera absurda. Después comprendió que no se había tratado de una explosión de mal humor, sino de una actitud arrogante y de desprecio frente a todo y frente a todos.
Chávez impuso ese estilo que no se agotó con él mismo, sino que se ha prolongado y empeorado con su sucesor, Nicolás Maduro, de quien nada bueno se puede esperar.
“Poteʹ leche” recordaba también que una vez él cometió un descuido que le costó el trabajo.  Fue despedido y, por supuesto, comenzó a tocar puertas.  En una de esas se encontró con alguien que había trabajado para El Nacional y ahora ocupaba un cargo como funcionaria chavista, que corrió a llevarle a Chávez la noticia de que Molina estaba desempleado y luego vino con una propuesta: “Tenemos trabajo para ti, pero antes debes hacer una declaración diciendo que el despido fue consecuencia de tu actitud revolucionaria”…
Después de haber escuchado aquello con asombro, Molina ripostó: “No.  No haré eso porque va contra mis principios…  No vendo mi conciencia de esa manera”…
Pues bien, “Poteʹ leche” comenzó a tener serias dificultades renales. Sobrevinieron las interminables diálisis y fue sometido a un trasplante en Medellín, después de lo cual tuvo un magnífico período de recuperación.  Aumentó peso y se veía rozagante, pero un mal día el organismo reaccionó contra el cuerpo extraño y su muerte ocurrió en medio de enormes sufrimientos. Por todo eso, rindo este tardío homenaje a la memoria de un venezolano honesto, soñador y grato amigo.

jueves, 16 de mayo de 2013

¿Peor? ¡Ni siquiera en el cine!

Ricardo Escalante
En los últimos días ha habido hechos relevantes para interpretar las causas y consecuencias de la catástrofe alimentaria que viven los venezolanos.
En primer lugar, debemos preguntarnos por qué el ilegítimo mandamás le imploró a la presidenta Dilma Roussesf, en Brasilia, el envío urgente de enormes cargamentos de alimentos. Igual planteamiento le ha hecho a otros países latinoamericanos y europeos.

La situación es tan crítica, que Maduro y su equipo se han visto en la necesidad de sentarse frente a frente con el presidente del Grupo de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza. Lo califican de oligarca, explotador y vendepatrias, pero al mismo tiempo tratan de encontrar paliativos con su consorcio, que ha sido el primer productor tradicional de alimentos en Venezuela.
Mendoza no se amilanó ante Maduro y su atolondrado vicepresidente. Con firmeza y  a la vez con tranquilidad, en una rueda de prensa demostró cómo y por qué Venezuela dejó de cultivar maíz, arroz y muchas cosas más.
No obstante, el discurso oficial es infantil: Nadie lo cree, pero es la forma de explicar y justificar el crecimiento de los problemas y la impotencia para salir de ellos. Es una incontrolable vorágine, que hace que todos sospechen que algo inevitable va a ocurrir en cualquier momento. La atmósfera es pesada, irrespirable, y los caraqueños duermen con un ojo cerrado y el otro abierto.
Nicolás Maduro y su gobierno sostienen que la oposición ha  venido ocultando alimentos durante
años, pero, por supuesto, no presentan las pruebas a pesar de tener en sus manos el control del aparato represivo del régimen. Fusil en mano, controlan toda la red de distribución de productos de primera necesidad.
Es obvio que el explosivo coctel hará añicos el peor gobierno venezolano de todos los tiempos, porque las expropiaciones e invasiones de haciendas, de plantas de leche en polvo, de procesadoras de tomate, de harina de maíz, etc., derrumbaron el aparato económico privado.  Su ineptitud ha sido brutal. Ni siquiera hay papel higiénico.
¿Podrá alguien imaginar lo que sería esconder alimentos durante años? ¿Sería posible? Por lo demás, el escándalo de Pudreval demostró que quien hacía importaciones masivas de carne, azúcar, leche, vegetales, y otros rubros, eran Pdvsa y sus filiales. Y los dejaban descomponer en los puertos, mientras la élite del poder se llenaba los bolsillos con el robo.
Hugo Chávez desmanteló el sector empresarial venezolano y transformó a Venezuela en república bananera sin bananas, importadora. Claro, el problema está en que Pdvsa es mal administrada y los recursos para continuar dependiendo del exterior se agotaron. Venezuela es ahora un país hipotecado y desabastecido.
Según las maquilladas cifras oficiales, la inflación llegó 12.5 por ciento en el primer cuatrimestre del año -la más alta del Continente-, y se estima que al finalizar 2013 habrá sobrepasado el 50 por ciento. Los venezolanos viven un alarmante proceso de estanflación.
La inseguridad es, al mismo tiempo, como para llevarse las manos a la cabeza. Ese es el único país del mundo en que los asaltos a transeúntes ocurren con fusiles.  Los asaltantes dejaron de usar pistolas. Hace pocos días, en una congestionada autopista de Caracas, cuando menos treinta maleantes despojaron de sus pertenencias a quienes se encontraban en unos cien vehículos.  Ni en el cine podría ser peor.
Como si fuera poco, el insensato Presidente acaba de decir que los militares deben tener su propio canal de televisión.  ¡Qué temeridad! Y los ha echado a las calles con armas de guerra para “mantener el orden”. ¿Pueden los ciudadanos vivir así?

martes, 14 de mayo de 2013

La NASA examina ideas de Maduro

Ricardo Escalante
Galveston, Texas
Después de un exitoso recorrido por diez repúblicas –Turkmenistán, Kazajistán y Nauru, entre ellas-, Pedro Mogna acaba de recalar en Galveston, donde es asediado por especialistas en filosofía existencial agónica. ¿Asediado? Sí claro,  porque el tema de sus desvelos es el pensamiento kirkegaardiano de Nicolás Maduro.
Lo abordo en un alto de sus actividades académicas porque, como ignorante que he sido toda la vida, apenas había oído hablar de esas cosas maduronianas tan eclécticas. Confieso, además, que no comprendo las razones de Mogna para asociar a Kierkegaard con el flamante Presidente venezolano.
Al llegar a la NASA en una patrulla dotada con moderna tecnología espacial, Mogna (der) fue recibido por el científico Juan F. Misle  
Eso de maduroniano  tal vez tenga que ver con un plátano que ha dejado de ser pintón para caer sin que nadie mueva un dedo.  ¡Está a punto! Pero lo que ahora intento descifrar es eso de pensamiento agónico, que lo imagino pero no lo digo para no incurrir en falacias imperdonables.
-Supe que usted visitó la NASA.  ¿Qué hacía ahí?
-Los detalles son secretos, pero le adelanto que estamos discutiendo un acuerdo para utilizar el Opportunity en exploraciones de alto riesgo de contaminación de las ideas de Maduro en Marte. Tendremos que hacer perforaciones a gran profundidad en el suelo de aquel planeta.
-¿Y lo de agónico?
-Ahh, bueno, ese es el  reto. Procuramos revivirlo, aunque hay científicos que sostienen que Nicolás y su pensamiento nunca tuvieron vida… Hacemos esfuerzos para…
-No sé. No entiendo eso. ¿Insinúa que las ideas de Maduro son intangibles?
-Al estudiar a Kierkegaard, usted comprenderá por qué hablo tanto de existencialismo agónico como del abrevadero filosófico de esa revolución que tanta felicidad produce en Venezuela. Fíjese que la gente en ese país ya dejó de preocuparse por la comida, viven en un estadio superior del ser humano y, en consecuencia, el papel toilette no les hace falta. Pero si a usted le quedaran dudas, entreviste entonces a Nicolás Maduro.

Como noto que comienzan a aflorar los primeros síntomas del mal humor que acompaña al doctor Mogna, pues me embolsillo las restantes 57 preguntas y salgo corriendo sin siquiera despedirme.
A mis lectores: Como reportero especializado en verdades cósmicas, prometo aclarar el asunto en una entrevista exclusiva con el presidente Maduro. ¡Espérenla!

jueves, 9 de mayo de 2013

Desplante a “Poteʹ leche” (1)

Ricardo Escalante
Después de algunos años en Londres, en 1988 regresé a Caracas y volví a mis actividades como reportero en El Universal. En ese momento conocí y entablé amistad con uno de esos personajes silenciosos que hacen posible la vida de los periódicos, Jorge Molina, a quien en el gremio llamaban “Poteʹ leche”.
 

Era un profesional dedicado a ese pesado trabajo de la secretaría de redacción. Pasó muchos años en los dos principales diarios caraqueños, donde por las noches batía el cobre en medio de la presión del cierre de la edición de la mañana siguiente.   Molina era bajo de estatura, calvo, de ojos azules, y con la piel cuasi transparente que había dado lugar al apodo. Reía y siempre tenía una broma a flor de labios, pero también tomaba las cosas en serio y asumía compromisos sin mirar las consecuencias, tal como lo hizo al respaldar a Hugo Chávez cuando nadie apostaba un centavo por su éxito.
 Cultivaba amistades en ese mundo insondable de los militares venezolanos, en el que casi nunca se sabe qué piensan y por qué. Conocía a Chávez desde la época de sus conspiraciones contra gobiernos legítimos y hasta participaba en ciertas reuniones, lo que una madrugada desembocó en un allanamiento a su residencia. Fue detenido y pasó un mal momento.
Mientras Chávez estaba preso en la cárcel de Yare por golpista, algunas noches usaba un teléfono celular para pedirle a Molina la publicación de comentarios y declaraciones. Esos nexos le permitían a Molina llamar al teniente coronel por su nombre de pila. Este lo aceptaba.
A medida que los candidatos de los partidos tradicionales se venían abajo, la popularidad de Chávez aumentaba y Molina iba dejando de ser necesario.  Era apartado y olvidado porque otros más importantes entraban en escena.
“Poteʹ leche”, que era inteligente, se había venido dando cuenta de los desplantes y andaba decepcionado, a pesar de lo cual un día asistió a un acto que contó con la presencia del entonces Presidente Electo, que se movía la arrogancia propia de quienes se sienten predestinados. Trató de saludar al amigo de otros tiempos llamándolo Hugo a secas, frente a lo cual éste se devolvió, levantó el índice derecho y le gritó: “!Mucho cuidado! ¡Presidente, para la próxima vez!”  Dio media vuelta y continuó su camino.
Transcurrido ya un tiempo desde la vejación, un día Molina me dijo: “Me consta que Chávez es un desleal e insincero. Un h…” Al narrar esta anécdota, bien conocida en el mundo periodístico, rindo homenaje a la memoria de mi amigo Jorge Molina.
Nota: Prometo escribir un artículo con el título La muerte de “Poteʹ leche”.

martes, 7 de mayo de 2013

Maduro y su “holocausto”

Ricardo Escalante
Hay personas sin sentido del ridículo. No tienen idea de sus limitaciones y, así, andan por la vida involucrándose en hechos absurdos y risibles, como Mr. Bean y Nicolás Maduro. No es exagerado decir que la única diferencia entre ellos es que uno no habla y el otro se despepita con palabras y frases alocadas.
 
Ya todo el mundo está acostumbrado a los discursos del Presidente venezolano. Y lo que dice y hace sería motivo de carcajadas si no fuera por el daño que causa. El pasado domingo (5-5-13), al intervenir en lo que se suponía homenaje al “Comandante Supremo”, en presencia de otros jefes de Estado y en cadena nacional recordó a José Antonio Sucre como nacido en Caracas, exactamente como cuando habló de los “estados” Cumaná y Margarita.
Ahora bien, esa no es su única metedura de pata en ese mismo evento. Allí hizo también referencia a un hecho supuestamente histórico que no aparece registrado en ningún libro sencillamente porque no existió. Sólo Nicolás Maduro y su escasa imaginación dan para hablar del “holocausto indígena”. Citó a Guaicaipuro y a otros caciques, mencionó imaginarios recorridos por el Waraira Repano e hizo la “revelación” del Siglo:  Cien millones de indios fueron asesinados allí… ¡Cien millones!
Es cierto que la población indígena del Continente fue diezmada. Se cree que los muertos fueron varios millones, pero de ahí a que en El Avila hubiesen muerto cien millones hay una “pequeñísima” diferencia.  
Nuestro “Mr Bean” con sus alocadas actuaciones sin sentido hasta ha provocado reacciones en Colombia y en Perú, aunque él no sabe porque…  ¡Es un hazme reír!

domingo, 5 de mayo de 2013

El poder y su enfermedad

Ricardo Escalante
Hay males contagiosos, unos más que otros, y hay también algunos no solo contagiosos sino incurables. Existen, de la misma manera, terribles epidemias cíclicas que afectan a quienes ejercen en poder, hasta hacerles perder la cabeza y todo asomo de sindéresis.

En América Latina, por ejemplo, ha habido prolongadas  pandemias de dictaduras militares, unas más devastadoras que otras. La cura ha sido difícil, ha tomado mucho tiempo y, en ciertos casos, el virus apenas ha entrado en estado de latencia.

Cristina Kirchner, exabruptos...
Cuando en Venezuela todos creíamos que el mal de las dictaduras había sido erradicado, apareció Hugo Chávez con su golpe de Estado y después con su gobierno autoritario de 14 años. Él contagió a la región con sus formas autocráticas, frente a las cuales hay países que no han encontrado la vacuna efectiva.
Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Argentina, están afectados de manera severa por mandatarios que se sienten providenciales y han desmembrado instituciones que son esenciales en cualquier democracia. El caso de Argentina es alarmante porque los Kirchner no solo implantaron un régimen familiar corrupto sin precedentes, sino que avanza con rapidez hacia un totalitarismo que trata de imitar al chavismo.

Cristina Kirchner ni siquiera se percata que sus exabruptos pueden conducir una dictadura de derecha, y que  en la calle se escuchan voces que claman por el regreso de los militares para “poner orden”. Algunos hasta recuerdan el tiempo del macabro Jorge Videla y piensan que era mejor. Algo terrible.  

Santos, la reelección...

Como si fuera poco, hay otros presidentes elegidos democráticamente que han perdido la brújula, como ahora le ocurre a Juan Manuel Santos en Colombia. En su desespero por la reelección, incurre en el error de buscar un impacto publicitario con la negociación con las FARC, a conciencia de que eso no irá a ninguna parte.

En una manifestación de soberbia, Santos ataca y descalifica a quienes han objetado su inconveniente reconocimiento a la presidencia del ilegítimo Nicolás Maduro en Venezuela. También ignora que está cultivando peligrosos enfrentamientos entre los partidos y otros sectores colombianos, incluyendo a los militares.
Por todo ello, es obvio que el militarismo y las reelecciones presidenciales acarrean males frente a los cuales hay que luchar.  

viernes, 3 de mayo de 2013

A Globovisión le torcieron el brazo


Ricardo Escalante
El nombramiento de Vladimir Villegas como director general de Globovisión tiene que ser examinado en términos políticos, porque él será el ejecutor de cambios en la línea editorial e informativa del canal provocados por el gobierno.

Hugo Chávez dijo y repitió: “Dejaré de llamarme Chávez si eso (Globovisión) no se acaba”, pero su objetivo no se cumplió como consecuencia de las reacciones nacionales e internacionales.  Lo que ocurrió cuando cerró Radio Caracas Televisión, le sirvió de escarmiento para no eliminar ese incómodo resquicio de críticas.
 
Eso, por supuesto, no quería decir que las presiones cedieran.  Multas elevadas, incautación de equipos, “visitas” de los entes recaudador de impuestos y regulador de medios radioeléctricos, chantajes a los anunciantes y agresiones a periodistas y accionistas, fueron debilitando a la empresa.
De esa manera llegó el día en que, desde el exilio, el principal accionista no resistió más y tuvo que vender su participación. Ahora surge lo que tratan de definir como un canal con moderadas políticas editorial e informativa, pero, por supuesto, todo el mundo entiende que a Globovisión le torcieron el brazo y que Vladimir Villegas ejecutará draconianos propósitos.
 
Durante las negociaciones que hoy viernes 3 de mayo concluyen con la firma del contrato de compra-venta, en el gobierno había dos tendencias: Una era partidaria de no autorizar la modificación accionaria, sino dejar que la concesión llegara a su final, para cerrar el canal o readjudicarlo; y, la otra, que se impuso, de hacerlo mediante condiciones.  Como parte del entendimiento, ocurrirá el cambio de sede, aumentos de sueldos y otros detalles relevantes, pero, por supuesto, habrá que ver los cambios que impondrá Villegas.  
Después de haber leído el comentario de Villegas de que había aceptado el encargo “por la paz y la inclusión de todos", cualquiera podría preguntarse si esa será la misma inclusión que tenía Venezolana de Televisión (VTV) mientras él era su presidente. Entonces se transmitían grabaciones de conversaciones telefónicas privadas, violando principios de respeto a la intimidad de las personas. Era el mismo canal sectario y excluyente de hoy, el mismo de programas tan repudiables como La Hojilla.

Al salir del gobierno de Chávez , Vladimir asumió una posición de medias tintas en sus artículos de El Nacional. Insinuaba algunas críticas que bien examinadas no decían nada y nunca le dio la razón a los opositores. Es conocida la estrecha relación amistosa que desde la adolescencia ha tenido con Maduro y, por supuesto, a pesar de la negativa del gobierno a aceptar la auditoría electoral en los términos solicitados, él no ha hecho un claro pronunciamiento condenatorio.  ¿Por qué? El radicalismo de Maduro es suficiente para entender que el 14 de abril sí hubo fraude, y  que la "neutralidad" de Villegas es a favor de su amigo  Presidente y similar a la de Tibisay Lucena en el Consejo Electoral.
¿Vendrá Villegas ahora a promover aquella “inclusión” que antes practicaba en el canal estatal?

jueves, 2 de mayo de 2013

Anda Diosdado, !Disuelve la Asamblea!

Ricardo Escalante
Los hechos de violencia que ocurren en la Asamblea Nacional de Venezuela no son fortuitos, sino realizados con premeditación, ventaja y alevosía, para intimidar a quienes denuncian el fraude electoral del 14 de abril.

El atropello ha llegado a límites insospechados que ponen en evidencia que la democracia venezolana es apenas una farsa, que desvirtúa la naturaleza de la institución parlamentaria y la validez legal de sus actos.

El diputado Diosdado Cabello no atina a comprender que los miembros de la AN son primus inter
pares escogidos por voluntad popular, y que en el ejercicio de su función gozan de inmunidad. No pueden ser coartados. Sin embargo, al impedir el derecho de palabra a los opositores, él procede como lo que es: Un militar de baja graduación, golpista, soez, intemperante.

Cabello piensa que la condición de presidente de la casa de las leyes y del debate político por excelencia, es un cuartel y que los diputados son reclutas sin derecho a la crítica. Por eso hace patear mujeres, tal como le ocurrió a María Corina Machado, y propinar salvajes palizas a todo aquel que levante la voz en su contra o contra el gobierno. Por eso William Dávila y Julio Borges fueron agredidos.

¿Cómo entender el comportamiento de Diosdado Cabello? Es un teniente que estuvo implicado en uno de los golpes de 1992 contra el Presidente Carlos Andrés Pérez, que en el gobierno de Chávez iba pasando por distintos cargos, acusado más de treinta veces por esquilmar el Erario. Hubo ocasiones en las cuales dejó ver su ambición, tratando de insinuar que calzaba los mismos zapatos de su jefe.

Ante esas circunstancias totalitarias no cabe otra posibilidad que gritar: Anda Diosdado, hazlo. ¡Disuelve la Asamblea Nacional! ¡Saca la ametralladora!