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jueves, 27 de febrero de 2014

Ofrenda a Satanás

Los empresarios no resuelven el problema existencial del gobierno.

Ricardo Escalante
Nadie en sus cabales podría decir que en los últimos 16 años ha habido diálogo efectivo entre el gobierno venezolano y otros sectores.  ¡Nunca!, porque el gobierno habría tenido que renunciar a su estrategia truculenta y dejar resquicios al sistema democrático, en el cual jamás ha creído y menos se ha interesado.

Hasta ahora esa estrategia de “diálogo” ha servido sólo a los intereses chavistas. Y en esta ocasión, cuando la mayoría de la población está harta de promesas incumplidas, engaños, corrupción, inseguridad, inflación galopante, pisoteos a las leyes y flagrantes atropellos a los derechos humanos, la dirigencia opositora rechazó la invitación a otro “diálogo”.  Y, hay que repetirlo, las masas desbordaron el liderazgo y se lanzaron a las calles.

Pero, aunque la Mesa de Unidad Democrática cambió su línea, es obvio que entre los venezolanos no chavistas persisten enormes diferencias que los hacen frágiles.  No de otra manera se explica la presencia de representantes del empresariado en el palacio presidencial y, de manera especial, del dueño del conglomerado Polar, Lorenzo Mendoza.  ¿Qué pensar?  ¿El Ejecutivo les devolverá lo expropiado, los respetará, escuchará y tomará como buenas sus críticas? Pues no, pero queda en evidencia que el capital es débil y hasta enamoradizo ante el poder.

Los empresarios, y sobre todo Lorenzo Mendoza, enviaron la clara señal de que la oposición les importa un bledo. Además, es obvio que la mayoría de la población está hastiada, pero no por eso estamos ante el inminente derrumbe del binomio Nicolás Maduro-Diosdado Cabello.
El ambiente que ayer se vio en televisión daba la sensación de que son hombres de negocios ingenuos frente a la sonrisa de muchacho bueno que a veces exhibe el mandamás, sin que se desvaneciera esa pregunta pegajosa, desagradable, que para los avezados en política comienza a tener los asomos de una respuesta digerible: ¿Maduro saldrá indemne con la ayuda empresarial?

¡No! Nicolás Maduro no se sostendrá porque apenas está pegado con alfileres y saliva de loro. Él baila y se sacude mientras el país gotea sangre. Los encapuchados pagados por nóminas secretas de los ministerios de Interior y Justicia, Defensa y la Secretaría, todas las mañanas salen en sus motos a sembrar el pánico a toda costa.  Maduro y su equipo han esquilmado los recursos nacionales. A pesar del billón de dólares que ha entrado desde el comienzo de la administración de Chávez, todo ha sido insuficiente para atender planes y programas serios y, por lo mismo, las importaciones están paralizadas. No hay dólares para cubrir las necesidades de alimentos (porque ya nada se produce en el país), medicinas, insumos industriales, repuestos y, como si fuera poco, las posibles fuentes de financiamiento externas ven a Venezuela con recelo. La industria petrolera es maula y deficiente.

El país arde por los cuatro costados. La carga burocrática es irresistible porque la insensatez de Hugo Chávez la elevó a niveles nunca antes vistos.  Cientos de empresas grandes, medianas y pequeñas fueron expropiadas sin razón alguna, con el sólo propósito de establecer un régimen de control férreo de la sociedad y, en esa misma medida, los trabajadores eran absorbidos por el aparato del Estado.  El resultado, por supuesto, no podía ser distinto al previsible: La mayoría de esas empresas han cerrado sus puertas pero sus nóminas se mantienen.

Las haciendas que abastecían de carnes y vegetales el mercado nacional, ahora son monte y culebras, o fueron vendidas por partes, con lo cual ciertos funcionarios se ganaron la lotería sin haber comprado un solo ticket.  Se hicieron millonarios, mientras el ingreso petrolero no ha podido disfrazar la ineficiencia y la deshonestidad.  Eso ocurrió con tomateras, empresas lecheras, cementeras, plantas químicas, fábricas de cartón y papel, líneas aéreas nacionales, periódicos, emisoras de radio y más.

En Venezuela hay hambre.  Es verdad que la violación de una joven fue la chispa que incendió la pradera en el Táchira -uno de los estados más golpeados por el gobierno-, pero echar gasolina en esa zona significa hacer colas de tres y cuatro horas y, como si fuera poco, a veces no hay combustibles durante dos o tres días.  Los mercados y automercados están vacíos porque todo va a parar a Colombia.

Por eso, y aunque haya venezolanos flojos de cascos frente al poder, la mayoría quedó curada con la dolorosa experiencia de abril de 2002 y sabe lo que espera al chivo que se devuelve.
@opinionricardo

domingo, 23 de febrero de 2014

¿Diálogo? ¿Cómo creer en el dictador?


Ricardo Escalante
 
En su apremio por aplacar a las masas, Nicolás Maduro volvió a plantear el diálogo con la dirigencia opositora y otros sectores nacionales, pero volvemos a lo mismo: ¿Quién puede creer a un mentiroso y engatusador congénito?  ¿Dónde está el entendimiento muchas veces proclamado?

Allá quienes acudan a Miraflores para dar un nuevo airecito al dictador.  La respuesta a ese llamado del estólido debe ser:  ¿Por qué no cesa la represión brutal?  ¿Por qué no decreta la eliminación de esos hampones disfrazados que armados hasta los dientes arremeten contra la población? ¿Por qué no saca del país esos 80 mil policías, militares y asesores de inteligencia cubanos? ¿Por qué no cesa el aumento de la deuda externa? ¿Por qué los parlamentarios de oposición son arrinconados y golpeados?

Todos sabemos que la salud del comisario Iván Simonovis es crítica.  ¿Por qué mantiene Nicolás Maduro su ensañamiento? ¿Por qué Rafael Ramírez y su camarilla esquilman de manera impune al pueblo venezolano?  Esas son cosas que el dictador debería responder en términos claros. !Las masas tienen que seguir en las calles!  !No a claudicadores!
@opinionricardo

Destinos atados de dos dictadores

Nicolás Maduro y Víctor Yanukóvich, castigados por la rebelión de las masas.
Ricardo Escalante

Las recias y admirables luchas populares que acaban de imponerse en Ucrania son para los venezolanos un magnífico ejemplo de cómo los regímenes arbitrarios, violadores de derechos humanos, ineficientes y corruptos, terminan por volar hechos añicos.

No hay que ser un estudioso a fondo de la vida y costumbres ucranianas, para comprender que son muchas las cosas en común entre los dictadores Víctor Yanukóvich y Nicolás Maduro, y que éste ha tensado tanto la cuerda, que sus conciudadanos ya están hartos de tantos y tan seguidos atropellos. Hasta en el socorrido lenguaje hay parecido, aunque, por supuesto, Yanukóvich no es tan primitivo.


Ambos, Yanukóvich y Maduro, lanzan al voleo denuncias sobre “maniobras foráneas” y “golpes de Estado” que solo sus entumecidos cerebros dan por buenos.  Nadie más que sus cortes corruptas se han regodeado en alharacas sobre la supuesta felicidad provista a sus pueblos, que asfixiados por el hambre y la represión brutal se han rebelado en las calles, sin miedo a prisiones, tanques y grupos de mercenarios. “!No hay mal que dure cien años!”

Hay versiones conforme a las cuales en Donetsk impidieron el despegue del avión en que el autócrata de aquel gélido país limítrofe con Rusia, pretendía huir, algo parecido a lo que ocurrió con Hugo Chávez en abril de 2002, cuando un grupo de generales se opuso a que viajara a Cuba y las cosas terminaron mal.

Ahora bien, no se puede desconocer que también existen diferencias significativas entre Nicolás Maduro y  el depuesto ucraniano. En primer lugar, Yanukóvich no es tan elemental como su colega venezolano, porque acudió a una universidad y estudió economía. Y aunque durante su régimen el aparato productivo se vio afectado de manera significativa, sus políticas nunca llegaron a ser de destrucción total. El sector industrial conservó un respetable grado de desarrollo. El venezolano, en cambio, solo heredó a su maestro -el irresponsable Hugo Chávez-, con la idea de acabar todo para dominar a los venezolanos en la ruina. Ruina como política de Estado.

Otra diferencia importante es que en Ucrania siguió funcionando el Parlamento, que fue el encargado de proceder a la destitución que las masas reclamaban en las calles. Maduro, en cambio (también “elegido” en votaciones fraudulentas), no saldrá por una acción del legislativo porque él controla todos los poderes y maneja a Venezuela como si fuera su hacienda particular, con directrices habaneras.

Hay otras diferencias y similitudes entre Nicolás Maduro y el depuesto dictador Yanukóvich. Sus resquebrajados destinos comunes ponen de relieve la fragilidad de ambos frente a pueblos hastiados, que han desafiado el control militar y a grupos de matones.  ¡Mal futuro para Nicolás!
@opinionricardo

sábado, 22 de febrero de 2014

Pueblo en lucha sin retorno

Maduro extravió el antifaz. Cautela a la hora de acudir a las redes sociales.
Ricardo Escalante

Nicolás Maduro y Diosdado Cabello superan la ferocidad demostrada por Hugo Chávez en los acuciantes días 11 y 12 de abril de 2002, porque además de extender los atropellos a todo el territorio nacional, ellos tienen paramilitares y parapolicías organizados que alardean de su poder de fuego y capacidad para sembrar pánico. Y como si fuera poco, está comprobada la presencia de militares cubanos con uniformes de la Guardia Nacional.

Esa fuerza, no obstante, ha resultado insuficiente para aplacar las protestas porque el régimen  subestimó a las masas, cuya admirable lucha desbordó incluso al liderazgo opositor, que ahora hace esfuerzos para capitalizar el descontento.  La situación del Táchira es alarmante porque las acciones del aparato represivo pasaron a ser desproporcionadas, con uso de aviones militares rusos, helicópteros artillados y paracaidistas, frente a protestas imaginativas y contundentes de la población civil desarmada.

Las manifestaciones callejeras ya se registraban en San Cristóbal desde hacía una semana, sin que hubiera muertes o destrozos a instalaciones públicas o privadas.  Hay múltiples testimonios de que fueron los colectivos, en sus actuaciones coordinadas con piquetes de la Guardia Nacional, quienes empezaron los destrozos durante la noche del pasado miércoles, mientras la población dormía. La ciudad estaba en calma.

¿Cómo se explica eso? Ahh, muy sencillo: En la cabeza de Maduro habitan dos personas que nunca se ponen de acuerdo: Una es lenta, pesada en su andar, inculta, incapaz de hilar un discurso coherente con las cuatro frases que aprendió en Cuba, cuya ineficiencia acabó hasta el papel higiénico y la harina para las deliciosas arepas; la otra es pandillera, destructiva, intemperante, que sólo sabe aumentar el número de presos políticos y todo lo arregla con fuerza bruta.  La primera a veces habla de armonía y diálogo, la segunda es pugnaz a rabiar.  Por eso, en medio de la estolidez, Maduro es su propio enemigo.

En San Cristóbal y otras ciudades del Táchira, donde la ausencia de alimentos y otros productos se siente con mayor intensidad, el gobierno ha llegado a interrumpir los servicios de internet y teléfonos. En Mérida ha cortado la electricidad en momentos álgidos de las manifestaciones estudiantiles, para generar confusión y desconcierto, pero los venezolanos están decididos a continuar la reclamación de sus derechos individuales y colectivos.  Los embates de paramilitares y de la Guardia Nacional son permanentes.

La censura y autocensura de los medios de comunicación nacionales y regionales, sobre todo en la radio y la televisión, son críticas. Los corresponsales extranjeros continúan en el desempeño de sus funciones, a pesar de que algunos han sido amenazados.  En ese ambiente sin libertades, las redes sociales pasaron a ser el medio de comunicación esencial. El porcentaje y la frecuencia de usuarios de esos instrumentos en Venezuela, están entre los más elevados de América Latina y del mundo.

En las redes, sin embargo,  ha salido a relucir el lado riesgoso que causa confusión, porque hay quienes las utilizan para lanzar rumores, verdades a medias y falsedades descaradas.  Un ejemplo de irresponsabilidad delirante es el de una actriz que colocó en Facebook la foto trucada de un “joven” que practicaba sexo oral con un supuesto Guardia Nacional, acompañada de la leyenda “a estos vejámenes son sometidos nuestros estudiantes”…. El montaje -que da lugar a preguntarse si esos ardides son válidos como herramienta de confrontación-, circuló de manera profusa porque muchos incautos lo repitieron.

De la misma manera, en el gobierno hay equipos dedicados a bloquear y a congestionar páginas web y, a través de Facebook, Instagram y Twitter, tratan de distorsionar la realidad. Con Youtube -fuente de divulgación de videos en los cuales se demuestra la violencia oficial- el gobierno venezolano no ha podido hacer nada hasta ahora. A pesar del control de los ciudadanos y del régimen de terror, los ciudadanos están en las calles y todo indica que van a continuar, porque están hartos de mentiras y manipulaciones de los resortes del Estado y, sobre todo, porque el hambre ya es irresistible.

¿Qué puede y qué va a pasar ahora?  Es difícil predecirlo, pero hay signos de que el gobierno en su desesperación incurre en costosos errores.  En el mundo actual, cuando imágenes pavorosas vuelan por todos los rincones y nada las puede impedir, las violaciones de los derechos humanos son un tema sensible y Nicolás Maduro y Diosdado Cabello no lograrán quitarse la etiqueta de dictadores, pero, al mismo tiempo, las falencias de la dirigencia opositora son grandes y actúan como un freno en la búsqueda de una pronta y eficiente solución. Algo que también parece obvio es que si las masas ponen fin a sus protestas, se repetirán los episodios de engaños y el hambre se agudizará todavía más, con lo cual la dictadura se atornillará por tiempo indefinido.  ¿Qué nos deparará el futuro?  Nadie tiene la bola de cristal.
@opinionricardo

miércoles, 19 de febrero de 2014

De cómo un régimen envilece

Leopoldo López y su entrega. Preguntas inciertas.
 

Ricardo Escalante
La perfidia de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello es proverbial y por momentos se convierte en paranoica, nada alejada de esas escenas de locos de atar en manicomio de pueblo, pero, al mismo tiempo, es bueno advertir que cualquier desliz de dirigentes opositores sin brújula profundizará el desconcierto de la población venezolana.

Las masas siguen en la calle con su admirable voluntad, pero saltan a la vista los signos de ausencia de un liderazgo opositor sólido. Así, por ejemplo, mientras las masas reclamaban una desesperada solución al caos, la desidia y abusos oficiales, en la entrega de Leopoldo López a los cuerpos represivos del Estado hubo detalles confusos que no han sido explicados de manera convincente por él y sus familiares más cercanos.

Maduro afirmó que López, a través de sus padres y su esposa, había negociado y convenido todo con el gobierno a las tres de la madrugada, es decir, que el dirigente de Voluntad Popular habría montado un circo con la venia de Miraflores y la participación directa de Diosdado Cabello. ¿No es eso una manifestación de debilidad de quien se supone parte del liderazgo emergente? La capacidad presidencial para la farsa es monumental y de ahí se puede esperar  cualquier cosa, pero, por supuesto, logró sembrar dudas y desencanto no fáciles de disipar.

Después de las palabras de Maduro, los suspicaces esperaban un inmediato y categórico desmentido por parte de los padres y la esposa de L.L., pero a través de CNN en español ocurrió todo lo contrario.  Con la ingenuidad propia de alguien no curtido en las refriegas políticas de la vida diaria, la señora Lilian Tintori admitió que las negociaciones tuvieron lugar y, algo peor, que las fuerzas represivas actuaron para proteger a su marido, porque tenían noticias o rumores de que iba a ser asesinado.  ¿Quién o quiénes tenían planes para liquidarlo?  Con su intención aviesa, Maduro no vaciló en apuntar con su índice a presuntos mercenarios de la oposición.  ¡Mala señal esa!

Se hace necesario entonces acudir al pasado aleccionador de aquellos que lucharon contra las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en Venezuela.  El cerebro gris de los servicios represivos de Pérez Jiménez, el inteligente y peligroso Pedro Estrada, dejó algunas anécdotas célebres que nunca fueron desmentidas por ciertos aludidos.  Y como recurrir a orientadores pasajes nunca está demás, quienes quieran encontrar algunos relatos de envilecimiento de la condición humana, pueden desempolvar el viejo libro Pedro Estrada habló, de Agustín Blanco Muñoz. 

Lo que nunca pudo ser desmentido o puesto en duda por los representantes de aquel sangriento régimen militar, es que en esa esa década amarga hubo dirigentes comunistas y adecos que lucharon desde la clandestinidad y el exilio sin dar ni pedir tregua. Valiosos hombres (cómo olvidar a Ruiz Pineda, Luis Hurtado y muchos otros) perdieron la vida, pero al final Pérez Jiménez, Estrada y sus colaboradores, salieron en estampida el 23 de enero de 1958 y hasta olvidaron en el camino sus maletas repletas de dólares.

Nadie podrá negar que en Venezuela ha habido hombres con cojones que han arriesgado y perdido el pellejo en defensa de las libertades y de la pluralidad de las ideas, pero ahora hay quiénes se preguntan si eso pertenece a un distante y olvidado pasado. ¡Me niego a creerlo!   

@opinionricardo