Conocí a Teodoro Petkoff cuando las divergencias internas
en el Partido Comunista eran irreconciliables y una facción, la revisionista,
contemplaba la formación de una nueva organización política marxista-leninista pero
no estalinista, acorde con los nuevos aires de lo que entonces ya se denominaba
eurocomunismo.
Petkoff y Pompeyo Márquez comandaban a los revisionistas,
sector que contaba con figuras frescas, inteligentes, con una formación
doctrinaria cuestionadora de procedimientos arcaicos, brutales, para la
imposición de las ideas y métodos totalitarios. La discusión era entonces acalorada,
vehemente, sin posibilidades de reconciliación.
Así nació el Movimiento Al Socialismo (MAS) a finales
de1970, comienzos de 1971, como símbolo
adoptaron el puño cerrado color naranja.
Poco después viajaron a Caracas Mikis Teodorakis, el famoso compositor e
intelectual griego, autor de Zorba el griego; y el radiante Gabriel García, que
donó el metálico del premio Rómulo Gallegos (lo acababa de ganar) al MAS.
En la recién inaugurada casa nacional del nuevo partido,
vi juntos a Tedorakis, el Gabo, Teodoro
y Pompeyo. Lucían felices en aquel momento de aura para la izquierda
latinoamericana y mundial, que se anunciaba como la verdadera promesa de un
gran cambio. La desilusión vendría no mucho después.
Yo estaba ahí como periodista. Mi partido político era y siempre fue el
periodismo, esa plataforma ideal para estar en la primera fila de los
acontecimientos y para ser crítico frente a ellos.
Vi y traté a Teodoro Petkoff, a Pompeyo, a Freddy Muñoz,
a Victor Hugo D´Paola y a muchos más. En
el Congreso de la República y en la plaza pública Teodoro era un magnifico
orador, con formación económica y humanística sólida, que había pasado por la
equivocación terrible de las guerrillas.
Fue partidario de la violencia como método de lucha y participó de ella,
con asaltos a bancos y otras minucias.
Era un personaje contradictorio, a diferencia del siempre
vertical Pompeyo. Estuvo entre quienes
se rasgaban las vestiduras contra Carlos Andrés Pérez y lo querían volver
picadillo; fue ministro de planificación de Rafael Caldera. Después del 4F
estuvo entre los deslumbrados por el fulgurante oficial, lo visitaba en la
cárcel de Yare y clamaba a gritos por su libertad. Lo apoyó pero pronto se desilusionó y creó el
periódico TalCual para enfrentar a Chávez, a quien, a pesar de todo, definía
como un demócrata. Después, cuando se
planteó el problema de la inconstitucionalidad de la presidencia de Maduro por
haber nacido en Colombia, Teodoro decía que eso era irrelevante.
Teodoro, con su enorme carisma y sus enormes atractivos
intelectuales, fue un venezolano contradictorio, de interminables contradicciones. Así lo conocí