¿Qué es,
cómo, dónde y por qué surge la adoración al mandamás? Hay una frase que desde hace cerca de 60 años
se ha utilizado para definir de manera contundente la perjudicial veneración a los
dictadores, sin importar el signo ideológico y el rebuscamiento o la crueldad de
los procedimientos opresivos. Se trata de una actitud colectiva irracional
fomentada por quienes buscan perpetuarse en el poder.
Hitler,
Stalin, Mao Tse Tung, Mussolini, Tito, Franco, Perón, Gaddaffi, Kim Il Sung,
Perón, Sadam Hussein y muchos otros, promovían esa paranoia cada uno a su
manera. En los tiempos que corren en
América Latina, Fidel Castro y Hugo Chávez son los casos más prominentes. En
África está Robert Mugabe y en Europa Lukashenko.
Fue
precisamente en una de las más brutales de ignominias donde nació y se hizo
imborrable la expresión “culto a la personalidad”. Nikita Khruschev en su famoso informe secreto ante el XX
Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, acuñó para siempre la
frase al describir y condenar las torturas, asesinatos a mansalva, violaciones
de todo género, cometidas por Stalin contra sus conciudadanos. Khruschev
lo denunciaba con propiedad, puesto que venía de las entrañas del régimen y,
asqueado, se rebeló contra la memoria del despiadado bigotudo de Georgia. El propio Nikita terminó por ser un formidable dictador que a la postre fue defenestrado por sus "amigos", que le censuraban los excesos alcohólicos.
Ese gélido 25 de febrero de 1956, arropado e irreconocible en un pesado abrigo, mi apreciado y viejo amigo
Pompeyo Márquez se encontraba en Moscú entre los invitados extranjeros al XX Congreso,
pero no les permitieron el acceso a la estruendosa sesión. En uno de nuestros
frecuentes almuerzos en restaurantes de La Castellana, en Caracas, él me narró
como el PCUS había montado la patraña para distraerlos con un recorrido por lugares turísticos de la
ciudad y, por supuesto, no pudieron presenciar
el hecho histórico y ni siquiera les llegaron rumores.
Luego
fueron trascendiendo los detalles de aquel evento pero, por supuesto, los
atropellos de los gobiernos comunistas nunca se agotaron. Y aunque Márquez seguía
militando en el PCV, empezó a ver las cosas desde el punto de vista crítico y
autocrítico y se fue desilusionando de la farsa del sistema que pregonaba la
“igualdad entre los hombres”. En una
oportunidad hizo un viaje para visitar a su esposa e hijos en la capital rusa,
adonde habían sido llevados durante la persecución política en que se
encontraba, para descubrir con indignación que los tenían como en un campo de
concentración, aislados y maltratados. “Yo juré después que por el resto de mi
vida combatiría todo lo que oliera a culto a la personalidad”.
Los líderes
carismáticos que se consideran irremplazables, con facultades cuasi
maravillosas, han producido severas distorsiones en la vida y costumbres de los
pueblos que los han adorado de manera enfermiza. ¿Es eso aceptable hoy? ¿Podemos
tolerar dirigentes opositores que se ponen de rodillas ante las imágenes del
autócrata y hasta le piden milagros?
¿Puede acaso olvidarse el daño infligido a las instituciones civiles y
políticas del país afectado?
Además, resulta
irracional la sola idea de sufragar por un ignorante audaz escogido por el
líder autoritario en la inminencia de su hora final. Un panglosiano incapaz de
pensar y hablar simultáneamente, que ya en su época de chofer de autobuses
estaba afectado por el Principio de Peter, en cuyo discurso abundan los peores retazos
de las incongruencias del jefe. Ahh,
pero él piensa que manejar la República no es más complicado que recorrer las
calles y avenidas con un autobús del Metro, pisando el freno y el acelerador
cada tres minutos. ¡Un loco de atar!
¿Cometeremos el suicidio colectivo poniéndonos en sus manos?
Así es. Utilizan un discurso religioso afectivo. Tal como el slogan de la campaña: "Corazón de Venezuela". Luego los gobernadores, sin creatividad ninguna: "Corazón para el estado X". La gente sigue ciega y sorda ante la situación. Es más que lastimoso.
ResponderEliminar". En esto nos puede ilustrar el italiano Humberto Eco con un reciente artículo denominado “El enemigo de la prensa” publicado en el New York Times, del 24 de Julio del 2009, donde, en clara referencia a la situación política actual de su país, expresó:“La historia (me gustaría decir desde Catalina en adelante) está llena de hombres atrevidos y carismáticos, con escaso sentido del Estado y altísimo sentido de sus propios intereses, que han deseado instaurar un poder personal, desbancando parlamentos, magistraturas y constituciones, distribuyendo favores a los propios cortesanos, identificando el placer personal con el interés de la comunidad. No siempre estos hombres han conquistado el poder al que aspiraban porque la sociedad no se lo ha permitido. Cuando la sociedad se lo ha permitido, ¿Por qué tomársela con estos hombres y no con la sociedad que le ha dado carta blanca?”.Tomado de :http://blogdelcnelbellorin.blogspot.com/2011/02/el-mito-de-las-mayorias.html
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