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miércoles, 29 de agosto de 2012

¡No entiendo nada!


Ricardo Escalante, Texas
En pellejo propio he ido descubriendo las formas de ser conservadoras que lo arropan a uno con el avance del tiempo, una de cuyas evidencias es, por ejemplo, preferir libros leídos hace ya mucho. En eso estaba yo anoche, con una recopilación de artículos de prensa de García Márquez –unos conservan la actualidad, otros son rebuscados, con estilo rococó-, cuando el celular repica varias veces.  Lo agarro, contesto y escucho la inconfundible voz de mi viejo amigo inglés, gran conocedor de buenos pubs de Londres y también de nuestra idiosincrasia.

“Hey, what´s up, dónde andas?”…
Le respondo con frases normales de cortesía.  Como siempre anda bien enterado y sé que, como a todos sus compatriotas, no le gusta guardar secretos, le pregunto qué noticias tiene y, con su usual mezcla del inglés y el español, me dice: “Hablemos generalidades y, si quieres, después te cuento algo sobre el triángulo Bogotá-La Habana-Caracas, con los increíbles aditamentos secretos de los acuerdos que se están cocinando con las FARC”.

Casi no alcanzo a articular palabra cuando su discurso se desata:  “El petróleo es bien y mal de muchos.  Buena parte de los efectos de la contaminación ambiental está en el petróleo. Las economías que dependen de la exportación de los hidrocarburos sufren, además, los males de una contaminación aun peor: la corrupción y las adulteraciones de las cifras estadísticas oficiales”…  “¡Párate ahí!”, exclamo yo, con el ánimo de referirme a la explosión causada por la desidia de la PDVSA chavista.

“No. Déjame seguir:  Él aspira estar 50 años en el poder, la familia presidencial tiene una larga lista de mansiones en Europa y Asia y exorbitantes cuentas bancarias esparcidas en paraísos fiscales, pero es inocultable su indolencia ante los problemas que ahondan el interminable dolor de ese pueblo embobado por la retórica revolucionaria…  El clan presidencial se desplaza en aviones privados, a París, Río de Janeiro, Costa de Marfil, donde pasan alocadas noches con champagne, coca, caviar y putas de gustos refinados”…

Como en otras ocasiones, le advierto a mi amigo que esas afirmaciones  tienen visos de ofensa o falsedad, pero él continúa imperturbable: “Noo, chico.  Te puedo hablar con propiedad sobre Rolls Royce, Patek Philippe´s Platinum World Time y, por cierto, ¿sabes cuánto cuesta uno de estos?  Y todos los detalles de esa vida de farra se conocen en París porque es ahí dónde Teodorín tiene problemas”…

Las cosas de mi amigo británico -conocido hasta en círculos reales del Reino Unido por sus magníficas informaciones-, sobrepasan mi capacidad de raciocinio:  ¡Cooño, chico. No entiendo nada.  ¿Puedes decirme quiénes son esos chavistas?:   “Noo.  En ningún momento he hablado de chavistas.  Hablo de Guinea Ecuatorial, de Teodoro Obiang y de su hijo Teodorín, con su corrupción y abuso sin límites, pero las cosas  non sanctas de Hugo I también son espectaculares”…

Le pregunto entonces por lo de las FARC y me dice a secas:  “Debo leer y responder un mensaje urgente que me envían desde Malabo, la próxima semana te informaré”…




viernes, 24 de agosto de 2012

Alguien se hace el sueco…


Ricardo Escalante, Texas
Después de haber trabajado durante un lustro con británicos en Caracas y de haber vivido en Londres, me aventuro a decir que un rasgo fundamental de ellos como pueblo es la arrogancia y su deseo de perpetuar los todavía importantes restos de su tradición colonialista. Y aunque en todas partes existe de todo, tal vez podría pensarse que en general no son ni locos ni incultos, aunque sí disfrutan el espectáculo de la arbitrariedad en otras latitudes.

Tienen sus muchas cosas buenas. Una es la BBC, que se ha erigido en el mundo como ejemplo a seguir en materia de equilibrio, ponderación y profundidad informativa, lo que le ha valido interminables conflictos con primeros ministros y otros altos funcionarios que no han podido quebrantar esa admirable y respetable institución. Otra son sus tantas y tan buenas universidades, entre las cuales cito solo dos a manera de ejemplo; Cambridge y Oxford.  Una tercera, es el enorme desarrollo científico y tecnológico, que ha hecho enormes contribuciones al desarrollo de la humanidad.

Entre las malas están, como ya dije, la arrogancia y los deseos imperialistas, cuyo mejor signo es la vetusta y económicamente costosa monarquía que pareciera mostrar inequívocos signos de agrietamiento moral, uno solo de los cuales es el reciente escándalo protagonizado por el príncipe Harry con sus bacanales.  Me pregunto por qué los británicos no renuncian a un enclave situado a 8.187 millas náuticas de Londres, para concederle independencia a las islas Falkland o Malvinas, que los argentinos reclaman como suyas pero los lugareños no lo quieren así.

¿Y por qué digo lo anterior?  Ahh, porque ese loco que ha conseguido poner en aprietos al Departamento de Estado de Estados Unidos con sus grandes revelaciones en Wikileaks, también ha conseguido que la arrogancia británica se exhibiera de manera inconveniente, con el infausto anuncio de que la policía inglesa podía entrar a la embajada de Ecuador para capturar a Julian Assange. Claro, el Foreing Office actúa basándose en una ley que así lo permite.

Pero el asunto de fondo está también en que lo definido por Ecuador como contradicciones y debilidades del Reino Unido, es una contradicción mayor aun, porque el presidente Rafael Correa tiene una política de intolerancia y atropello sistemático a la libertad de expresión y a otros derechos civiles y políticos.

Ahh, y no se puede pasar por alto la activa solidaridad de Venezuela con Correa, porque aun están frescos los atropellos a que fue sometida la Nunciatura Apostólica por el asilo concedido al entonces dirigente estudiantil Nixon Moreno. Es de presumir que, entonces, el caso Assange servirá para que todo cambie para que todo siga igual y para que él -que es australiano pero quiere hacerse el sueco frente a las acusaciones de violación sexual-, termine como huésped de Miraflores…
ricardoescalante@yahoo.com

viernes, 17 de agosto de 2012

Tarde o temprano Venezuela acudirá al Fondo Monetario

El ex ministro de Hacienda Pedro Rosas Bravo examina la economía venezolana a la luz de la crisis europea
Ricardo Escalante, Texas

Los nubarrones económicos que recorren a Europa parecieran amenazar  a Asia y, según funcionarios de la CEPAL, algunas señales negativas apuntan a ciertos países latinoamericanos aunque, por supuesto, unos están en mejores condiciones que otros para enfrentar los coletazos de una potencial recesión global.

Desde el punto de vista latinoamericano, cualquier análisis debe necesariamente abordar los precios de las materias primas y los volúmenes de exportación, puesto que de ellas dependen en gran medida las economías de la región y, obviamente, otro elemento esencial es el manejo de sus macroeconomías. Las administraciones sanas pueden salir incólumes de las crisis y hasta obtener ventajas, mientras las irresponsables conducen sus pueblos a la miseria.

En ese sentido, hay que preguntarse qué podría pasar en Venezuela si los precios internacionales del petróleo se derrumbaran estrepitosamente, o en Chile, en el supuesto de que los precios del cobre fueran afectados. También habría que echar un vistazo a las importaciones de cada país y a la solidez del sector privado en cada uno de ellos aunque, por supuesto, la relación de interdependencia hace que nadie escape a los efectos de una recesión global.

Mientras Venezuela se ha endeudado de manera vertiginosa  y ha comprometido ventas a futuro de petróleo con descuentos, Chile ha manejado con cautela los ingresos provenientes del cobre, que no escapan a los vaivenes internacionales. El contraste está en que el modelo económico chileno se basa, por ejemplo, en el respeto a la propiedad privada y a la independencia del Banco Central; mientras el venezolano es estatista, autoritario, ha debilitado la economía privada y convirtió al Banco Central en un apéndice del Ejecutivo.

Ahora bien, los orígenes de la crisis europea están relacionados con la actitud de los  gobiernos. Muchos creían  que las decisiones ligeras y las irregularidades administrativas eran exclusivas del Tercer Mundo, pero no es así. El Banco Central Europeo, que durante años asumió posturas laxas frente a los casos de España, Grecia e Italia, permitió que poco a poco el problema se hiciera inmanejable y terminara por poner a todo el mundo con las manos en la cabeza.

El ex ministro de Hacienda venezolano Pedro Rosas Bravo, residenciado precisamente en Barcelona, España, ha estado observando de cerca el fenómeno y tratando de llegar a conclusiones con su óptica latinoamericana y, por eso, lo consulté a la hora de escribir este trabajo. Además, él había cursado su posgrado en la London School of Económicos y permanecido allí por diez años como investigador visitante.

Rosas habla de Brasil, México y Colombia como países con sistemas bancarios relativamente sólidos y bien capitalizados, y sin problemas importantes de deuda porque han obtenido importantes inversiones extranjeras. Además están en una  situación fiscal favorable gracias a que sus economías internas han estado en  expansión por varios años. “En Grecia hasta el Banco Central presentaba  reportes  con datos bancarios falsos. La regulación bancaria era por tanto una ficción. En España, la supervisión bancaria, que depende del Banco Central de España, era  negligente. Era fácil de detectar que los balances bancarios estaban hechos con activos inflados de valor, con préstamos de dudosa recuperación, con perdidas no contabilizadas, y con muchas manipulaciones contables”, comentó.

Cuando le pregunté un poco más sobre el caso español, Rosas explicó que el Gobernador del Banco entre 2006 y 2012 era  Miguel Fernández Ordoñez, un hombre débil vinculado al PSOE. “Cuando supe de su nombramiento, me sorprendí, pues lo había conocido durante el periodo 1982-1985, cuando él trabajaba como alto funcionario técnico en el FMI y yo era  Gerente de Estudios del Banco Central de Venezuela, y fui, por tanto, testigo de su pobre y dubitativa actuación ante la posición equivocada de Leopoldo Díaz Bruzual en los días previos al viernes negro de 1983, durante el gobierno de Luis Herrera, y, luego, durante los primeros años del gobierno de Lusinchi y el famoso RECADI. El nuevo Gobernador del Banco de España, designado por Rajoy, ha reconocido sin ambages, con pena y vergüenza, el pésimo desempeño de la institución supervisora”.

Ni siquiera Gran Bretaña logró escapar a las falencias del control bancario y, por eso, Tony Blair acaba de reconocer que ahí, precisamente, estuvo el principal error de su larga experiencia como Primer Ministro de aquella potencia con fama de ortodoxa en sus políticas económicas. El ex ministro de Hacienda venezolano recuerda que Blair se vio forzado a reconocer que los jóvenes banqueros  habían engañado a la autoridad fiscalizadora bancaria que actuó de manera complaciente.

“En Gran Bretaña quebraron todos los bancos excepto el Barclays y HSBK, que salieron con muchos rasguños en sus balances. En Irlanda, se fueron  al foso todas las instituciones bancarias. En Portugal y Grecia casi la mitad de los entes bancarios están intervenidos. En España, quizás con la excepción del Banco Bilbao, todos tendrán que recurrir al financiamiento del BC Europeo para reponer las cuantiosas pérdidas de capital”. Esos eran los tiempos de la sobre expansión monetaria europea, cuando a cualquiera le daban una tarjeta de crédito con tope de cinco mil dólares y se concedían préstamos hipotecarios irresponsablemente.

Ahora bien, como quiera que el vistazo a los orígenes de la crisis europea reviste utilidad para hurgar un poco en la que, según el presidente Hugo Chávez, es una de las economías más sólidas del planeta y el “mar de la felicidad de sus conciudadanos”, no puedo dejar de empujar a Pedro Rosas Bravo a abordar el asunto:

Venezuela tiene un serio problema en materia de deuda externa e interna. Según las cifras preliminares, la deuda total asciende a 160-170000 millones de dólares, sin incluir las compensaciones por las expropiaciones y desconocimientos de contratos petroleros. Esto es 8 veces más que la deuda renegociada en el año 1990. Por eso,un nuevo gobierno tendrá que plantear y acordar con los acreedores una moratoria para examinar la legalidad de la deuda contraída, las condiciones financieras en que se contrató, las garantías concedidas, etc. Para eso, se necesitará el respaldo del FMI para apuntalar nuestra posición negociadora. Y tendremos que denunciar el acuerdo petrolero-financiero con China en razón de sus leoninas condiciones para el país. Algo muy importante será brindar la mayor seguridad legal y cambiaria al capital privado venezolano para que retornen al país sus cuantiosos recursos depositados en el exterior. Es una cifra impresionante de acuerdo a los primeros cálculos que he podido realizar utilizando las estadísticas del Banco de Basilea”.
ricardoescalante@yahoo.com




miércoles, 8 de agosto de 2012

El síndrome del perro

Ricardo Escalante, Texas
Escribir una columna semanal con temas de interés para los lectores no es fácil, sobre todo porque no vale la pena llover sobre mojado con ideas aburridas que muchos examinan cada semana con escasas variaciones. Algunos columnistas ahora lucen pesados, repetitivos, sin nada nuevo que comunicar, lo que les da un aire de afectados por el síndrome del perro que incansablemente persigue su cola, y eso es lo que ahora trato de evitar.

Por eso esta vez me limito a contar qué y cómo hago para escribir mis artículos, razón suficiente para confesar que no elijo los temas y ni siquiera pienso en ellos. Salen solos, casi en el mismo momento en que me siento frente a la computadora y digo “llegó la hora, tengo que salir de esto porque asumí un compromiso con mis pocos lectores y no puedo ni debo defraudarlos”. No niego que debería investigar, analizar y pensar la mejor manera de transmitir enjundiosas ideas, pero, claro, la cosa es que tampoco nadie paga un solo dólar por publicarlas y lo hacen a manera de favor.

A veces, mientras estoy en algún sitio o converso con alguien surge algo que me hace pensar en un artículo, pero cuando llega el momento entonces ni siquiera lo considero importante o he olvidado el ángulo que antes me atraía. Así funciona la memoria y así es el ser humano y yo, por supuesto, ni soy ni puedo ser la excepción. Tampoco, aunque en verdad quisiera, puedo ser completamente original porque no a todos los temas se les puede dar la fuerza necesaria para capturar al lector. Además, tal como hace poco le comentaba a un buen amigo, el trabajo me exprime de tal manera las habilidades intelectuales, que cuando voy de regreso a casa no pienso en nada. Bueno, hay otros que jamás han pensado nada serio, como aquel poderoso teniente coronel que habla... No, no, mejor no sigo por ese camino porque hace apenas unas líneas había rechazado el síndrome del perro.

Una vez listo el borrador lo leo y hago los ajustes a que hubiere lugar, hasta el día siguiente por la mañana cuando le doy la segunda y definitiva lectura y, en este caso, procedo a colocarlo en  mi blog, para luego despacharlo a varios medios.

He explicado esto porque creo que así como en Venezuela unos sólo elogian las bondades de Chávez mientras otros atacan su poder destructivo, sin pensar en un mensaje eficiente y capaz que contribuya a salir del atolladero, igualmente digo con experiencia que los medios de Estados Unidos dirigidos al público de habla española son desesperantes porque un alto porcentaje de sus columnistas, analistas, reporteros, etc., exhiben un pésimo y hasta ofensivo manejo del idioma, además de que el asunto de su interés es casi exclusivamente el migratorio. Existen, claro está, las honrosas excepciones y existen publicaciones especializadas, además de ese importantísimo recurso que es internet, y que por fortuna me permite leer El País, de Madrid, The New York Times, The Sunday Times y otros periódicos que van más allá.



jueves, 2 de agosto de 2012

Conciencia de escritor

Ricardo Escalante, Texas
El compromiso social del escritor es un tema por siempre debatido y no por eso agotado. Escritores de todos los tiempos han asumido posiciones unas veces militantes, de condena a la injusticia y a la falta de libertad, mientras otros han preferido la comodidad del silencio o la identificación con figuras y regímenes arbitrarios. Como parte inseparable de la sociedad, los intelectuales y artistas deberían tener siempre claros compromisos políticos o ideológicos.

Mario Vargas Llosa, en ese sentido, ha sido admirablemente beligerante. En la época en que creía en la izquierda no lo ocultaba y actuaba en consecuencia. Un buen día descubrió su equivocación y tampoco lo negó.  Durante muchos años ha sido un pensador liberal y un sólido defensor de la pluralidad de pensamiento y de la libertad de los pueblos.  Ni por un segundo cierra la boca (o guarda la pluma) para repudiar lo que pasa, por ejemplo, en Cuba, Venezuela, Argentina, Ecuador o Nicaragua.

El también admirable escritor (chileno) Jorge Edwards hace poco firmó precisamente con Vargas Llosa, un documento respaldado por otros intelectuales, llamando a la concordia en Chile y Perú ante al proceso que inexorablemente conducirá a un fallo internacional en La Haya, por una larga y amarga disputa sobre fronteras marítimas. Y lo hicieron para tratar de evitar explosiones de nacionalismos a ultranza.

El autor de La región más transparente y de La muerte de Artemio Cruz, Carlos Fuentes, era otro buen ejemplo del escritor consciente de su función social. Se dedicaba no solo a la literatura, sino también a los problemas mexicanos y latinoamericanos y su voz era orientadora. Una vez dijo que Hugo Chávez tenía un basurero en su cabeza y a Venezuela le esperaban tiempos sombríos, otra describió a Peña Nieto como un ignorante que no merecía ser presidente de México porque carecía de capacidad para dialogar con líderes mundiales.

También ha habido, por supuesto, casos lamentables de intelectuales que han acariciado o abrazado totalitarismos.  En forma incomprensible, el gran maestro de la literatura latinoamericana Jorge Luis Borges Borges, cuando nadie lo esperaba visitó en 1976 al brutal dictador Augusto Pinochet y le hizo indelebles elogios. Entre otras cosas dijo: “Es un honor inmerecido ser recibido por usted, señor Presidente… En Argentina, Chile y Uruguay se están salvando la libertad y el orden”…

Y, por supuesto, está el caso especial del genial Gabriel García Márquez, que en una época recorrió los países de la cortina de hierro y escribió un extenso reportaje sobre la petrificación del sistema comunista y sus procedimientos para conculcar las libertades individuales, pero con el paso de los años él tuvo una evolución difícil de entender frente al también gobierno comunista cubano y los más de seis mil fusilamientos y desapariciones forzadas. Entabló una sólida amistad con el dictador Fidel Castro, a quien visitaba con regularidad, y nunca lo condenó ni le exigió una apertura democrática. Luego de una reunión con Castro, Hugo Chávez y Andrés Pastrana en La Habana, acompañó al mandatario venezolano en su regreso a Caracas y escribió un  artículo concediéndole el beneficio de la duda que apenas se disponía a gobernar. Y una vez que lo publicó, olvidó el tema para siempre.
Ricardoescalante@yahoo.com