Obedeciendo a los designios del presidente Daniel Ortega,
la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó el oscuro proyecto de ley para el
otorgamiento de la concesión a un consorcio chino para construir y administrar
un canal interoceánico.
No hubo licitación, ni estudios de factibilidad económica,
ni de impacto ambiental, ni la opinión pública tuvo la oportunidad de conocer
las razones de la preferencia presidencial por el empresario chino Wang Jing, para
que mediante una enredada ingeniería de empresas se desarrolle el proyecto.
Tal como dijimos en nuestro anterior artículo titulado El interoceánico Daniel Ortega, esta es
otra más de las jugadas a que el dirigente sandinista ha acostumbrado a sus
compatriotas, en abierta contravención con los intereses nacionales. ¿Hasta dónde llegará Daniel Ortega? ¿Responderá
un día ante la justicia o, al igual que Hugo Chávez, irá incólume a la tumba?
Se supone que en cualquier caso, a todo gobierno le interesa la mayor transparencia posible en cada acto administrativo. No dejar sombras de dudas que entorpezcan la buena marcha de las instituciones. Eso es un principio fundamental, pero en el caso del sandinista Ortega no es así y, por supuesto, las irregularidades pudieran abrir paso a futuros actos judiciales reparatorios y a un aumento del desconcierto.
Se supone que en cualquier caso, a todo gobierno le interesa la mayor transparencia posible en cada acto administrativo. No dejar sombras de dudas que entorpezcan la buena marcha de las instituciones. Eso es un principio fundamental, pero en el caso del sandinista Ortega no es así y, por supuesto, las irregularidades pudieran abrir paso a futuros actos judiciales reparatorios y a un aumento del desconcierto.
Los vínculos de Wang Jing con altas figuras del gobierno
de Managua, son un secreto a voces. Ya una vez el propio presidente habló en
términos elogiosos sobre los milagros que el millonario asiático y sus empresas
harían en el mundo de las telecomunicaciones de la nación centroamericana, sin
que hasta ahora se le haya visto el queso a la tostada. ¿Por qué?
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