La actitud del gobierno venezolano es la mejor evidencia
que sí hubo fraude en las elecciones presidenciales del 14 de abril, porque si
estas hubieran sido pulcras ellos habrían sido los primeros interesados en
demostrarlo para despejar cualquier duda.
La mujer de César no solo debe ser honesta... |
Nicolás Maduro y sus acompañantes desconocen que en
política es esencial proceder con honestidad. Ahh, pero ignoran aquella lapidaria
frase atribuida a Julio César en el momento de su divorcio de Pompeya Sila por
haber asistido a una orgía, cuando algunos le dijeron que ella solo había
estado como observadora, a lo cual el gran dictador replicó: “Además de ser
honesta, la mujer de César debe parecerlo”…
A Maduro se le hizo tarde para proclamar su honestidad. Nadie le creería. No obstante, las cosas para
el ex candidato Henrique Capriles Radonsky no son tan fáciles como algunos
pudieran creer, porque deberá enfrentar una estrategia de desgaste diseñada en
La Habana. Los cubanos saben que en política como en el boxeo, se logran
victorias por la vía del cansancio.
¿Hasta cuándo podrá Capriles sostener que el gobierno
venezolano es ilegítimo e ilegal? ¿Podrá convencer a la comunidad internacional
para que se adopten sanciones contundentes? ¿Dispone la oposición venezolana
del dinero suficiente para hacer el lobby que eso requiere? ¿Podrá mantener una
lucha pacífica indefinida? Esas son preguntas para las cuales no existen
respuestas por ahora.
Por muchas razones, no puede haber comparaciones entre
Andrés López Obrador y Henrique Capriles y, además, México y Venezuela son
países distintos. Sin embargo, vale la pena recordar que López Obrador quedó
mal parado después de haber desconocido los resultados de dos elecciones
presidenciales, en las cuales él se declaró ganador. Otro caso que es bueno
recordar es la huelga general de 2002 en Venezuela, cuando el régimen de Hugo
Chávez derrotó a la oposición por agotamiento.
El discurso de Capriles Radonsky es firme y directo. Acusa
al gobierno de haberle robado la victoria y está a punto de impugnar el
resultado cantado por el Consejo Nacional Electoral, pero, por supuesto, hay
que preguntarse qué pasará un vez que los órganos del Estado sigan reiterando
su compromiso con Maduro y las reacciones internacionales no sean categóricas.
A favor del ex candidato está el discurso presidencial lleno
de lugares comunes y frases sin sentido, carente de sentido del ridículo. Contra
Maduro conspiran la grave situación económica, la inflación, el desempleo, la
carencia de productos de primera necesidad, el aumento de la inseguridad
personal y colectiva y, como si fuera poco, las pugnas reinantes en el
chavismo. Por eso, lo mejor que pudiera
ocurrirle a los venezolanos es el desmoronamiento del gobierno arbitrario de
Maduro.
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