He seguido con
atención y sin apasionamiento la campaña de Henrique Capriles Radonsky para las
elecciones que se celebrarán dentro de apenas cinco días. Encuentro cambios admirables con relación a
la que contienda que culminó en octubre pasado, cuando él se midió y perdió ante
ese presidente enfermo de poder que era Hugo Chávez.
La estrategia es
correcta y es la que debió haber sido antes, generando un efecto de emoción contagiosa
mayor que en octubre. La forma y el
fondo del discurso han sido los adecuados, la propaganda ha sido manejada de
manera profesional y el uso de las redes sociales ha sido eficiente. Como el
año pasado, la fortaleza física de Capriles no ha escaseado.
Esta vez su
mensaje ha sido claro y directo en el ataque a Nicolás Maduro y al gobierno. Ha
puesto al desnudo las deficiencias de formación del candidato oficialista, su falta
de carisma y de olfato político. Maduro, por el contrario, ha sido pesado,
lento, lleno de frases obsoletas. Ha
tratado de imitar a Chávez y de usar su voz y e imagen como carnada electoral, causando el efecto contraproducente de
mostrarse sin personalidad propia. Un
candidato de los años 50 en un país rural, asesorado y manejado desde La Habana.
Al abandonar
aquel discurso blando y con dobleces que pretendían de manera ilógica captar
parte del electorado chavista, Capriles
pasó a la ofensiva y se ha forjado una aureola de ganador. Tuvo el acierto de
aceptar las condiciones que ponía su asesor, el mejor que hoy existe en esos
asuntos en América Latina y que, por razones obvias, no se ha dejado ver la
cara en Caracas para no ser blanco de las intolerancias del gobierno.
Capriles ahora
dice lo que los venezolanos conocen bien y sufren cada día: No hay papel para el baño, ni harina pan, ni
aceite, ni leche, ni caraotas, ni medicinas. No hay familia incólume ante el
hampa desaforada. Él habla de inflación
y de la corrupción que carcome las entrañas del gobierno y de PDVSA. Menciona la riqueza de ese ministro Rafael
Ramírez, que ha esquilmado a su antojo el Erario. Denuncia a Diosdado Cabello y
sus bolsillos llenos, a los Chávez y otros.
El gobernador de Miranda abandonó aquel discurso bobalicón y pasó a la
ofensiva. Por eso va creciendo a paso
rápido, aunque eso no quiere decir que hubiese ganado.
Sin que nadie le hubiera
preguntado nada, en octubre fue el primero en salir a felicitar a Chávez y a
decir que el proceso electoral había sido limpio. Entonces causó desencanto. Ahora ha denunciado los abusos del Consejo
Nacional Electoral y ha puesto en la picota a su presidenta, Tibisay Lucena,
quien con descaro siempre ha sido un agente del gobierno y de su candidato.
Capriles ha
tenido la inteligencia de rectificar y aceptar la sabia guía de su asesor. Por eso ahora todos cantan Mentira Fresca a ritmo del popular Willie
Colón, mientras el candidato
opositor no vacila en llamar mentira
fresca a Maduro. No he dicho, por
supuesto, que Capriles ha ganado. Pero
si así fuera, todos tendríamos un desafío descomunal para sacar a Venezuela del
foso. ¡No podemos seguir en el caos!
Los invitamos a traer con nosotros en las elecciones del próximo 14 de Abril, la gloria y el heroísmo de La Victoria, San Mateo, Las Queseras del Medio, Boyacá y Carabobo.
ResponderEliminar¡Los invitamos a respaldar en estas venideras elecciones a la M.U.D. y a Capriles Radonski!
¡Viva la Venezuela Heroica!
¡Que vivan los verdaderos valores Bolivarianos: la Libertad, la Justicia, la Independencia, la Unidad y la Integración!
¡Viva la Gran Venezuela Carajo!
Ing. Alejandro Rejon.