Ricardo Escalante
Con su maliciosa inteligencia, el gobierno acaba de
incurrir en la enorme pendejada de criticar las tesis expuestas por el autor
norteamericano Gene Sharp sobre formas eficientes de resistencia civil ante regímenes
totalitarios. En pocas palabras, creyendo cerrar el paso a Sharp, terminó por
recomendar el libro De la dictadura a la
Democracia.
El ministro de Relaciones Interiores, Miguel Rodríguez
Torres, con su pasado criminal al hombro, acaba de anunciar la incautación de
ejemplares del texto de marras que habrían sido introducidos al país con fines
insurreccionales. ¡Vaya estupidez! Por ese camino, Nicolás Maduro y su adorador
Rodríguez Torres lanzarán La Ilíada a la hoguera y nos quedaremos sin episodios
hermosos de la Guerra de Troya, es decir, Homero será declarado conspirador.
Rodríguez Torres desconoce que De la dictadura a la democracia puede ser obtenido de manera
gratuita a través de internet y que ahora, por supuesto, muchos venezolanos
acudirán a él y encontrarán análisis valiosos de formas de lucha que en
distintos países han dado al traste con gobiernos autoritarios cuyo legado de
muertes, torturas, persecuciones y opresión, ha sido desolador.
Sharp expone de manera magistral detalles para la reflexión
sin pasiones. El suyo es un texto que nos viene como anillo al dedo, porque en
su retroceso abismal, Venezuela asoma la nariz a las infaustas quemas de libros
de Savonarola en tiempos de inquisición. Al leerlo tenemos la sensación de que
Sharp se dirige a nosotros y nos toca la llaga para que despertemos y reaccionemos.
Ese libro, publicado por primera vez en 1993 en Bangkok
para estimular el proceso democratizador en Birmania, pareciera incluso haber
sido hecho para sacudir la conciencia de la Mesa de Unidad Democrática (MUD)
venezolana, cuyos síntomas de embobamiento saltan a la vista. Está escrito para
los jóvenes inquietos que sueñan y buscan algo mejor, porque ahí encontrarán
consejos para desarrollar métodos efectivos de combate a la dictadura que ha
llevado el país al desmadre. Claro, cada país y cada sociedad son únicos y
aplican fórmulas según sus realidades.
Sharp observa que hay quienes “se echan para atrás cuando
tienen que enfrentarse a los severos problemas de combatir una dictadura, y
caen en sumisión pasiva”… Otros “pueden llegar a la conclusión de que deben
buscar algún arreglo con la dictadura, con la esperanza de que mediante la
“conciliación”, el “compromiso” y las “negociaciones”, podrán atraer algunos
elementos positivos y acabar con las brutalidades”…
Y aunque admite aspectos específicos en los cuales puede
haber resultados positivos en una negociación (como un problema sindical, por
ejemplo), subraya que “la oferta de paz de un dictador a la oposición democrática
no es del todo sincera”. Los diálogos pueden ser utilizados para esconder
graves peligros.
Las investigaciones de Sharp contienen un diagnóstico de
los puntos débiles de los regímenes totalitarios, como una manera de señalar posibilidades
de lucha para los sectores democráticos y, por supuesto, nada mejor que acudir
al texto en referencia, que, como dije antes, está disponible en español y
gratis en internet.
Una de las flaquezas de las dictaduras está en la
jerarquía del poder, porque es susceptible de frecuentes conflictos porque los
individuos no son inmutables. Las policías y los militares pueden actuar para
lograr sus objetivos al margen de la voluntad de los autócratas y, en
consecuencia, llegan a surgir los golpes de Estado.
Al buscar en Google el nombre del autor y el título de la
obra proscrita en Venezuela, se encuentra la versión PDF.
@opinionricardo
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