La piedra filosofal de todo aspirante a puestos de conducción
en cualquier país debería ser la credibilidad, pero en Venezuela eso pareciera
no revestir importancia. Lo usual es manipular los sentimientos de los
ciudadanos, engañarlos con desenfado.
La mentira impuesta por Hugo Chávez como política de Estado,
se ha profundizado de tal manera en la administración de Nicolás Maduro, que
casi todos los resortes morales están reblandecidos. No es exagerado, entonces,
hablar de una catástrofe económica,
política, social y moral.
A eso se agrega otro elemento descorazonador: Buena parte
de quienes luchan por la superación de ese estado de cosas, han perdido la fe
en el liderazgo opositor y, por lo mismo, actúan en las calles por cuenta propia
a pesar de los riesgos que corren. Por
una parte, el régimen arremete contra ellos de manera brutal y, por la otra, la
Mesa de Unidad Democrática los descalifica y torpedea.
En esas circunstancias ha ocurrido el diálogo
MUD-gobierno, que ni ha arrojado ni va a arrojar resultados relevantes pero le
permite al gobierno continuar pedaleando su bicicleta en un mismo lugar. Y lo único que faltaba era el grave elemento
de que la MUD niega haber pedido la aplicación de sanciones contra figuras
descollantes de la corrupción y la brutalidad del gobierno, cuando la
subsecretaria de Estado norteamericana, Roberta Jacobson, lo dijo bajo
juramento ante el poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
¿A quién creerle, a la MUD o a Jacobson? Todo el mundo
sabe que ningún alto funcionario de Estados Unidos se expone de manera impune a
las consecuencias que acarrea el perjurio en Estados Unidos. ¿No habría sido
mejor que la MUD hubiese admitido y razonado su posición ante el espinoso
asunto? Eso de tirar la piedra y esconder la mano tiene su precio en materia de
credibilidad, que no se restaura con facilidad.
¿A dónde vamos los venezolanos? ¿Podremos así salir del
infierno que consume a Venezuela? Por eso el país es un polvorín a punto de
estallar.
Nota adicional: Después de haber dicho lo que dijo y como lo dijo, la señora Jacobson descubrió que había dejado al desnudo a la MUD y, entonces, reapareció como Cantinflas: "Dónde digo digo, lo que digo no es digo sino Diego"... ?Quién dice mentiras?
Nota adicional: Después de haber dicho lo que dijo y como lo dijo, la señora Jacobson descubrió que había dejado al desnudo a la MUD y, entonces, reapareció como Cantinflas: "Dónde digo digo, lo que digo no es digo sino Diego"... ?Quién dice mentiras?
@opinionricardo
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