Nicolás Maduro se deja ver las costuras. A cada paso miente sin necesidad y de manera compulsiva. Eso se acaba de corroborar con el acto de su matrimonio con la radical chavista Cilia Flores, con quien ha vivido durante un largo tiempo.
Como una manera
de hacer insinuaciones contra Henrique Capriles Radonsky, Maduro decía y
repetía que amaba a su adorable esposa y que a él sí le gustaban las
mujeres. Ahora, al casarse demuestra que
ella no era su esposa y que sencillamente todo era una mentira más.
Durante la ceremonia celebrada por el alcalde de Caracas |
Ahora bien, esto
es importante porque se trata nada más y nada menos que del Presidente de la
República y es un signo más de que él está acostumbrado a la falsedad, como lo
hizo interminablemente durante la agonía y muerte de Chávez y también
después. Exactamente como hizo para
torcer los preceptos constitucionales para cerrarle el paso a Diosdado Cabello,
a quien le correspondía haber asumido interinamente la jefatura del Estado. En
su gobierno todo es torcido. ¡Ese es Maduro!
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