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domingo, 15 de junio de 2014

¿Cambiará algo en Colombia?

Con la reelección presidencial de Juan Manuel Santos se plantea la incógnita del populismo.

Ricardo Escalante

El resultado de las elecciones presidenciales colombianas tiene varias lecturas, una de las cuales es el voto castigo al caudillismo encarnado por Alvaro Uribe Vélez y a sus pretensiones de gobernar detrás de Oscar Iván Zuluaga. La victoria de éste habría acarreado serios peligros en términos de democracia.

Ahora es obvio que las políticas económicas de los últimos cuatro años se prolongarán en el período que está por comenzar. Eso es positivo si se toma en cuenta el ambiente de prosperidad y solidez que el país ha venido alcanzando, pero, por supuesto, en el aspecto político se plantean inquietudes derivadas del tono demagógico que el presidente Santos le imprimió a las negociaciones que se desarrollan en La Habana con las Farc.

¿La derrota infligida por Santos a Uribe querrá decir que éste abandonará sus posturas vehementes y por momentos irracionales? A juzgar por las primeras reacciones post electorales del uribismo, el ex presidente mantendrá su línea opositora radical, es decir, de enfrentamiento a toda iniciativa que provenga del gobierno, y todo hace pensar que en el Centro Democrático surgirán divergencias.  Las fracturas no son descartables porque hubo una campaña equivocada, con un candidato sin luz propia y con el cacicazgo de Uribe en el centro del debate.

La existencia de una economía nacional estable permitirá a Santos generar una plataforma política de respaldo al gobierno, pero, por supuesto, el tiempo dirá si lo hace con espíritu de conciliación nacional. La izquierda votó por él con la esperanza de la prometida paz. No obstante, en Cuba se han observado signos que van más allá de lo deseable, porque a la narcoguerrilla se le ha concedido beligerancia sin que ella abandone los secuestros, asesinatos, extorsiones y desplazamientos de colombianos honestos.

Otro aspecto relevante es si con el actual Presidente está en vías de fraguarse otro caudillo.  La reelección indefinida puesta de moda por Hugo Chávez en América ha causado enormes daños. Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, son claros ejemplos de los vicios y corruptelas del indeseable populismo.  ¿Intentará el mandatario colombiano modificar la Constitución para buscar un tercer período? Ojalá no sea así.

Por lo demás, nada indica que en política exterior se produzcan cambios. La convivencia con el régimen primitivo venezolano se mantendrá, al igual que con los demás regímenes del mismo tipo, corruptos y violadores de los derechos humanos.
  @opinionricardo

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