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viernes, 17 de agosto de 2012

Tarde o temprano Venezuela acudirá al Fondo Monetario

El ex ministro de Hacienda Pedro Rosas Bravo examina la economía venezolana a la luz de la crisis europea
Ricardo Escalante, Texas

Los nubarrones económicos que recorren a Europa parecieran amenazar  a Asia y, según funcionarios de la CEPAL, algunas señales negativas apuntan a ciertos países latinoamericanos aunque, por supuesto, unos están en mejores condiciones que otros para enfrentar los coletazos de una potencial recesión global.

Desde el punto de vista latinoamericano, cualquier análisis debe necesariamente abordar los precios de las materias primas y los volúmenes de exportación, puesto que de ellas dependen en gran medida las economías de la región y, obviamente, otro elemento esencial es el manejo de sus macroeconomías. Las administraciones sanas pueden salir incólumes de las crisis y hasta obtener ventajas, mientras las irresponsables conducen sus pueblos a la miseria.

En ese sentido, hay que preguntarse qué podría pasar en Venezuela si los precios internacionales del petróleo se derrumbaran estrepitosamente, o en Chile, en el supuesto de que los precios del cobre fueran afectados. También habría que echar un vistazo a las importaciones de cada país y a la solidez del sector privado en cada uno de ellos aunque, por supuesto, la relación de interdependencia hace que nadie escape a los efectos de una recesión global.

Mientras Venezuela se ha endeudado de manera vertiginosa  y ha comprometido ventas a futuro de petróleo con descuentos, Chile ha manejado con cautela los ingresos provenientes del cobre, que no escapan a los vaivenes internacionales. El contraste está en que el modelo económico chileno se basa, por ejemplo, en el respeto a la propiedad privada y a la independencia del Banco Central; mientras el venezolano es estatista, autoritario, ha debilitado la economía privada y convirtió al Banco Central en un apéndice del Ejecutivo.

Ahora bien, los orígenes de la crisis europea están relacionados con la actitud de los  gobiernos. Muchos creían  que las decisiones ligeras y las irregularidades administrativas eran exclusivas del Tercer Mundo, pero no es así. El Banco Central Europeo, que durante años asumió posturas laxas frente a los casos de España, Grecia e Italia, permitió que poco a poco el problema se hiciera inmanejable y terminara por poner a todo el mundo con las manos en la cabeza.

El ex ministro de Hacienda venezolano Pedro Rosas Bravo, residenciado precisamente en Barcelona, España, ha estado observando de cerca el fenómeno y tratando de llegar a conclusiones con su óptica latinoamericana y, por eso, lo consulté a la hora de escribir este trabajo. Además, él había cursado su posgrado en la London School of Económicos y permanecido allí por diez años como investigador visitante.

Rosas habla de Brasil, México y Colombia como países con sistemas bancarios relativamente sólidos y bien capitalizados, y sin problemas importantes de deuda porque han obtenido importantes inversiones extranjeras. Además están en una  situación fiscal favorable gracias a que sus economías internas han estado en  expansión por varios años. “En Grecia hasta el Banco Central presentaba  reportes  con datos bancarios falsos. La regulación bancaria era por tanto una ficción. En España, la supervisión bancaria, que depende del Banco Central de España, era  negligente. Era fácil de detectar que los balances bancarios estaban hechos con activos inflados de valor, con préstamos de dudosa recuperación, con perdidas no contabilizadas, y con muchas manipulaciones contables”, comentó.

Cuando le pregunté un poco más sobre el caso español, Rosas explicó que el Gobernador del Banco entre 2006 y 2012 era  Miguel Fernández Ordoñez, un hombre débil vinculado al PSOE. “Cuando supe de su nombramiento, me sorprendí, pues lo había conocido durante el periodo 1982-1985, cuando él trabajaba como alto funcionario técnico en el FMI y yo era  Gerente de Estudios del Banco Central de Venezuela, y fui, por tanto, testigo de su pobre y dubitativa actuación ante la posición equivocada de Leopoldo Díaz Bruzual en los días previos al viernes negro de 1983, durante el gobierno de Luis Herrera, y, luego, durante los primeros años del gobierno de Lusinchi y el famoso RECADI. El nuevo Gobernador del Banco de España, designado por Rajoy, ha reconocido sin ambages, con pena y vergüenza, el pésimo desempeño de la institución supervisora”.

Ni siquiera Gran Bretaña logró escapar a las falencias del control bancario y, por eso, Tony Blair acaba de reconocer que ahí, precisamente, estuvo el principal error de su larga experiencia como Primer Ministro de aquella potencia con fama de ortodoxa en sus políticas económicas. El ex ministro de Hacienda venezolano recuerda que Blair se vio forzado a reconocer que los jóvenes banqueros  habían engañado a la autoridad fiscalizadora bancaria que actuó de manera complaciente.

“En Gran Bretaña quebraron todos los bancos excepto el Barclays y HSBK, que salieron con muchos rasguños en sus balances. En Irlanda, se fueron  al foso todas las instituciones bancarias. En Portugal y Grecia casi la mitad de los entes bancarios están intervenidos. En España, quizás con la excepción del Banco Bilbao, todos tendrán que recurrir al financiamiento del BC Europeo para reponer las cuantiosas pérdidas de capital”. Esos eran los tiempos de la sobre expansión monetaria europea, cuando a cualquiera le daban una tarjeta de crédito con tope de cinco mil dólares y se concedían préstamos hipotecarios irresponsablemente.

Ahora bien, como quiera que el vistazo a los orígenes de la crisis europea reviste utilidad para hurgar un poco en la que, según el presidente Hugo Chávez, es una de las economías más sólidas del planeta y el “mar de la felicidad de sus conciudadanos”, no puedo dejar de empujar a Pedro Rosas Bravo a abordar el asunto:

Venezuela tiene un serio problema en materia de deuda externa e interna. Según las cifras preliminares, la deuda total asciende a 160-170000 millones de dólares, sin incluir las compensaciones por las expropiaciones y desconocimientos de contratos petroleros. Esto es 8 veces más que la deuda renegociada en el año 1990. Por eso,un nuevo gobierno tendrá que plantear y acordar con los acreedores una moratoria para examinar la legalidad de la deuda contraída, las condiciones financieras en que se contrató, las garantías concedidas, etc. Para eso, se necesitará el respaldo del FMI para apuntalar nuestra posición negociadora. Y tendremos que denunciar el acuerdo petrolero-financiero con China en razón de sus leoninas condiciones para el país. Algo muy importante será brindar la mayor seguridad legal y cambiaria al capital privado venezolano para que retornen al país sus cuantiosos recursos depositados en el exterior. Es una cifra impresionante de acuerdo a los primeros cálculos que he podido realizar utilizando las estadísticas del Banco de Basilea”.
ricardoescalante@yahoo.com




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