Ricardo Escalante, Texas
En pellejo propio he ido descubriendo las formas
de ser conservadoras que lo arropan a uno con el avance del tiempo, una de
cuyas evidencias es, por ejemplo, preferir libros leídos hace ya mucho. En eso
estaba yo anoche, con una recopilación de artículos de prensa de García Márquez
–unos conservan la actualidad, otros son rebuscados, con estilo rococó-, cuando
el celular repica varias veces. Lo
agarro, contesto y escucho la inconfundible voz de mi viejo amigo inglés, gran
conocedor de buenos pubs de Londres y también de nuestra idiosincrasia.
“Hey, what´s up, dónde andas?”…
Le respondo con frases normales
de cortesía. Como siempre anda bien
enterado y sé que, como a todos sus compatriotas, no le gusta guardar secretos,
le pregunto qué noticias tiene y, con su usual mezcla del inglés y el español,
me dice: “Hablemos generalidades y, si quieres, después te cuento algo sobre el
triángulo Bogotá-La Habana-Caracas, con los increíbles aditamentos secretos de
los acuerdos que se están cocinando con las FARC”.
Casi no alcanzo a articular
palabra cuando su discurso se desata:
“El petróleo es bien y mal de muchos.
Buena parte de los efectos de la contaminación ambiental está en el petróleo.
Las economías que dependen de la exportación de los hidrocarburos sufren,
además, los males de una contaminación aun peor: la corrupción y las adulteraciones
de las cifras estadísticas oficiales”…
“¡Párate ahí!”, exclamo yo, con el ánimo de referirme a la explosión
causada por la desidia de la PDVSA chavista.
“No. Déjame seguir: Él aspira estar 50 años en el poder, la
familia presidencial tiene una larga lista de mansiones en Europa y Asia y
exorbitantes cuentas bancarias esparcidas en paraísos fiscales, pero es
inocultable su indolencia ante los problemas que ahondan el interminable dolor
de ese pueblo embobado por la retórica revolucionaria… El clan presidencial se desplaza en aviones
privados, a París, Río de Janeiro, Costa de Marfil, donde pasan alocadas noches
con champagne, coca, caviar y putas de gustos refinados”…
Como en otras ocasiones, le advierto
a mi amigo que esas afirmaciones tienen
visos de ofensa o falsedad, pero él continúa imperturbable: “Noo, chico. Te puedo hablar con propiedad sobre Rolls
Royce, Patek Philippe´s Platinum World Time y, por cierto, ¿sabes cuánto cuesta
uno de estos? Y todos los detalles de
esa vida de farra se conocen en París porque es ahí dónde Teodorín tiene
problemas”…
Las cosas de mi amigo británico
-conocido hasta en círculos reales del Reino Unido por sus magníficas informaciones-,
sobrepasan mi capacidad de raciocinio:
¡Cooño, chico. No entiendo nada.
¿Puedes decirme quiénes son esos chavistas?: “Noo.
En ningún momento he hablado de chavistas. Hablo de Guinea Ecuatorial, de Teodoro Obiang
y de su hijo Teodorín, con su corrupción y abuso sin límites, pero las
cosas non sanctas de Hugo I también son
espectaculares”…
Le pregunto entonces por lo de
las FARC y me dice a secas: “Debo leer y
responder un mensaje urgente que me envían desde Malabo, la próxima semana te
informaré”…
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