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lunes, 26 de noviembre de 2012

España acude a Rico McPato (y II)


Ricardo Escalante, Texas 
Aunque las consecuencias de la debacle económica española son imprevisibles, cuando menos se pueden elaborar hipótesis a partir de algunas interrogantes elementales sobre el futuro del Reino y hasta de la monarquía. Y, dado que nuestros orígenes latinoamericanos están atados a España, pues pareciera lógico que algunas conclusiones deberíamos derivar.

¿Mariano Rajoy y su gobierno saldrán ilesos?, ¿El enorme malestar actual desembocará en revueltas que pudieran pavimentar el camino para un régimen autoritario?, ¿Los socialistas y el Partido Popular y sus irresponsables políticas habrán cavado su fosa?, ¿Los españoles aprenderán la lección?

Entre los estudiosos de los fenómenos económicos –que no escapan a sonoras metidas de pata a pesar de deslumbrantes adornos académicos- hay quienes defienden la tesis de dosificar los ajustes para no matar el enfermo con el experimento, es decir, plantean dejar abierto el camino para la inversión y el crecimiento, para que se genere empleo y, en consecuencia, no se sacrifique el beneficio social. Y hay otros, como los genios del Fondo Monetario Internacional, que recomiendan medicinas amargas o mortales para ciertos pueblos: recortes drásticos de gastos, echar a la calle trabajadores, aumentos de impuestos, subir precios del combustible y otros detallitos.

El presidente del gobierno español ha utilizado hasta ahora estricnina en altas dosis y con su indolencia ha llevado unos cuantos al cementerio, con el argumento de que luego florecerá el estado de bienestar. Y la pregunta es: ¿Sobrevivirá Rajoy a su propia medicina o terminará defenestrado? Hay quejas generalizadas y protestas crecientes, pero está por verse si se trata de augurios de calma o, por el contrario, de estallidos sociales que sólo serán dominados a sangre y fuego.

Mi amigo el doctor Carlos Pérez Ariza, a quien conocí en sus tiempos de reportero en Caracas y ahora es profesor en la universidad de Málaga, no ve ninguna luz al final del túnel y, advierte que la izquierda radical se siente a gusto haciendo ruido en las calles, aunque carece de organización y de dirigentes claros. Las elecciones regionales de Cataluña celebradas el domingo pasado fueron un revés para los insensatos separatistas que tratan de pescar el río revuelto, mostraron otra vez el rechazo a los socialistas, y para el partido de Rajoy significaron un leve aumento que no se puede interpretar como respaldo a sus decisiones.

Ese panorama no es otra cosa que caldo de cultivo para el gobierno de un líder mesiánico, totalitario, que no se podría descartar si recordamos aquel golpista chambón de 1981, Antonio Tejero, con la diferencia de que mientras él y sus cómplices fueron sometidos a juicio y encarcelados, Caldera sobreseyó a Chávez en Venezuela y le pavimentó el camino al poder. Los españoles, al igual que los venezolanos y los latinoamericanos en general, están demostrando que también son de memoria corta y que hasta desafían la proximidad del abismo.

Un elemento importante es el de los partidos más importantes -PSOE y PP-, que han cometido errores serios como permitir que la banca hiciera y deshiciera a su antojo -con sueldos astronómicos para sus ejecutivos y créditos inmobiliarios a clientes sin solvencia-, mientras los gobernantes han preferido voltear la cara. La corrupción en España es alarmante y ni siquiera la familia real escapa a ella, como lo demuestra la actitud nonchalant de Juan Carlos, que dista mucho de haber sido todo lo moralizadora que podía haber sido frente a su yerno Urdangarin, sindicado de enriquecimiento ilícito. Son situaciones preocupantes.

Por otro lado, está por verse qué hará Chávez frente a la crisis española, puesto que su especialidad ha sido relacionarse con movimientos terroristas como las FARC y ETA. ¿Con su actitud de Rico McPato tratará de sacar provecho de la crisis española?
ricardoescalante@yahoo,com

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