Ricardo Escalante
Con asombro he leído las más recientes declaraciones del
presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, porque en ellas se
esconde el absurdo de todos los absurdos: “Estamos en el país del caos, pero
pudiera ser peor y trabajamos para eso”… Como decía Cantinflas: “Que si sí, que
si no… Que si yo, que si tú”…
En las palabras “matemáticas” del profesor Merentes hay,
sin embargo, un lado que no deja de ser interesante, porque admite la
existencia de una crisis nacional sin precedentes aunque, por supuesto, para
ver esa verdad de Perogrullo no se necesitaban ni anteojos ni andar con esas complicadas
ecuaciones que a él lo dejaron calvo con precisión matemática. Como dijeran Fidel y Raúl Castro: “!Óyeme tú,
cosa ma´ grande!”…
Claro, lo que Merentes todavía no ha logrado aprender y
aprehender es que en el lado pantanoso de sus palabras hay también un lado de
escasa precisión: “”!Falta de cálculo e integrales!”, como diría alguien con
postgrado en posibilidades macro y micro económicas.
En el programa (des)calificado de José Vicente Rangel, el
hombre que analiza los ruidos de los estómagos venezolanos dijo que “la
economía tiene las realidades que no puedes ocultar: Tienes inflación, tienes
escasez y el crecimiento (económico) no es robusto. Hay una variable que no ha
sido tan perturbada que es el empleo, tienes una masa monetaria, tienes un
problema cambiario”… Ahh, pero la cosa
no es grave. No es como para llevarse las manos a la cabeza. ¡No!
Merentes habla así con el conocimiento académico de causa
y efecto, aunque con la modestia que le caracteriza se niega a revelar el
secreto de sus enormes méritos universitarios: Fue aventajado condiscípulo de
Cantinflas en la cátedra de “que si tú, que si yo”. Investido con esa respetable autoridad, él,
regla de cálculo en mano, asegura que no hay ni harina Pan, ni aceite, ni papel
higiénico, ni desodorantes, ni toallas sanitarias para las mujeres, ni
repuestos para carros y, además, la inflación causa vértigo, pero no hay
razones para alarmarse. ¡No!
El presidente del BCV agregó: “Venezuela tiene cómo
superar rápido este momento que no es tan bueno, un momento que no es el mejor,
(pero Venezuela) tiene cómo hacerlo; de hecho, el gobierno está tomando medidas
que apuntalan a salir rápido de esto”... Y yo, que ni siquiera estornudo ante
las petrificantes catilinarias de Rangel, en ese instante observaba la mosca
verde que no se apartaba de la nariz del “conductor” del programa, pero luego
repetí 17 veces la grabación para entender bien aquellas frases magistrales.
¿Qué quería decir el profesor Merentes? Muy sencillo: 1)
Que este es un buen momento pero no el mejor del madurismo, porque ha habido
algunos excepcionales. 2) Que Venezuela tiene cómo resolver los problemas de
Cuba, para lo cual nos endeudamos con las ventas de petróleo a China. 3) Que
saldremos rápido de esto al liquidar esa oposición devoradora de papel
higiénico. 4) El sueño del empleo no se perturba, es decir, se equivocan
quienes creen que encontrarán trabajo digno.
A esas alturas de la entrevista, yo, que no tuve la
suerte de ser compañero de estudios del matemático gástrico y, por supuesto,
tampoco de Cantinflas, saludaba con alborozo la excelencia de todo cuanto
escuchaba, porque desde este mar de la felicidad venezolana ya divisamos el
malecón de Varadero.
Ahora yo, ¡debo admitirlo!, como soy de aprendizaje lento,
tengo que rematar con la confesión de que en las maravillosas palabras del luminoso
matemático había un punto que no logré descifrar a plenitud: Eso de que con el Sicad se frena el precio
del dólar negro, que ya está en cien mil bolívares (¡No cien!). Imagino que eso tiene que ver con sicarios
que no perdonarán a quien necesite dólares, es decir, que a partir de ahora no
habrá sicarios sino sicadios. ¡Que vivan
los sicadios!
@opinionricardo
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